miércoles, 27 de febrero de 2013

¿El arresto de Elba Esther fue un “quinazo”?


A quienes conservamos recuerdos –ya sea vivenciales o documentales– del sexenio de Carlos Salinas de Gortari, la detención de Elba Esther Gordillo a menos de tres meses de entrar en funciones el actual gobierno federal, nos trajo de inmediato a la mente el episodio conocido como “quinazo”, ocurrido hace ya casi un cuarto de siglo.


El 10 de enero de 1989 fue detenido Joaquín Hernández Galicia, “La Quina”, quien fuera líder del Sindicato de Trabajadores Petroleros de la República Mexicana durante casi treinta años. No había transcurrido ni mes y medio desde que Salinas asumió el poder el 1 de diciembre de 1988. Ayer, 26 de febrero de 2013, fue detenida en el aeropuerto de Toluca Elba Esther Gordillo, líder del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE) durante 24 años, es decir, desde 1989.

Al momento de su detención, se les consideraba la figura sindical más importante del país y personas con un peso y unas influencias políticas enormes. Pesaban también sobre ambos fuertes sospechas de enriquecimiento ilícito. Esas semejanzas y las relativas a su detención a inicios de sexenio, han desatado en las redes sociales una ola de especulaciones que señalan la búsqueda de legitimidad del actual gobierno como verdadero motivo de la caída de Elba Esther Gordillo, máxime dados los lazos entre el equipo de Enrique Peña Nieto y el que encabezara Carlos Salinas de Gortari.

Pero las diferencias entre ambos casos son quizá más significativas que las semejanzas. Enumero algunas que quizá nos puedan guiar durante los próximos días para seguir el curso de los acontecimientos.

Joaquín Hernández Galicia sostuvo desde años antes de las elecciones de 1988 un fuerte conflicto personal y político tanto con el presidente en turno, Miguel de la Madrid Hurtado, como quien sería finalmente designado por éste para sucederlo, Carlos Salinas de Gortari. De hecho, “La Quina” siempre ha alegado que su detención se debió a su política nacionalista de defensa del petróleo como bien nacional, que chocaba frontalmente con la aplicación de los principios neoliberales comenzada con de la Madrid y profundizada por Salinas. También sostiene que fue una venganza política por el apoyo que prestó al candidato presidencial de la oposición, Cuauhtémoc Cárdenas, en las elecciones de 1988.

Elba Esther Gordillo formó parte, hasta pocos meses antes de la elección presidencial de julio de 2012, de la coalición política que postuló a Enrique Peña Nieto. Incluso, cuando dicha coalición se rompió debido a diferencias irreconciliables entre el partido de la líder magisterial –Nueva Alianza– y el Partido Revolucionario Institucional (PRI) por la distribución de las candidaturas, tanto el candidato como la profesora se apresuraron a declarar que la ruptura era entre los partido más no entre ellos. Sobran imágenes y declaraciones donde aparecen juntos y manifiestan sus coincidencias. Sin embargo, cabe señalar que durante las últimas semanas Gordillo sostuvo un intercambio de descalificaciones con el secretario de Educación Pública, Emilio Chuayffet, por el contenido de la Reforma Educativa promulgada ayer mismo en el Diario Oficial de la Federación y que a decir del propio secretario representaría un golpe al poder del sindicato dirigido por Gordillo.

Joaquín Hernández Galicia fue detenido en su casa por un comando militar sin orden de aprehensión. En el operativo también fueron detenidos otros directivos del sindicato petrolero cercanos a él e incluso la familia de Galicia, lo que evidenció el carácter de venganza que tuvo toda la operación. Muy significativo fue que se le acusó no por malversación de fondos, sino por acopio de armas. Los críticos del quinazo señalaron que levantarle este cargo era una manera de evitar la implicación de todos los políticos que a lo largo de varios sexenios tuvieron tratos con Hernández Galicia y que inevitablemente saldrían salpicados si se investigaban los actos de corrupción del líder petrolero.

Elba Esther Gordillo fue detenida por elementos de la Policía Federal en el aeropuerto de Toluca al volver de Estados Unidos, con una orden de aprehensión librada dos días antes por el Juzgado Sexto de Distrito de Procesos Penales Federales bajo el cargo de “operaciones con recursos de procedencia ilícita”. ¿Será que la clase política está limpia de cualquier complicidad en el delito del que se acusa a Elba Esther, que el nivel de cinismo e impunidad son hoy tan altos que no importa lo que ella pudiera revelar, o que su detención se da de manera pactada? Ni su hija Mónica Arriola ni su nieto René Ricardo Fujiwara Montelongo, senadora y diputado federal, respectivamente, han sido molestados por las autoridades.

Joaquín Hernández Galicia fue excarcelado en diciembre de 1997, exactamente a la mitad del sexenio de Ernesto Zedillo Ponce de León, sucesor y posteriormente enemigo político de Salinas. Un hecho que sería interesante conocer es si el excarcelamiento fue resultado de un pacto político transexenal o de la rivalidad entre presidente y expresidente. La cuestión es que “La Quina” fue liberado con la condición de trasladarse a Cuernavaca y que desde entonces ha mantenido un perfil bajo, sin dejar de dar entrevistas ni de sostener que los motivos de su caída fueron los ya mencionados: su defensa del petróleo como bien nacional y su oposición a Salinas de Gortari.

¿Se llegará a dictar sentencia a Elba Esther? ¿Se le dictará formal prisión o librará los cargos mediante el pago de una multa? Si es encarcelada, ¿durante cuánto tiempo? ¿Será un periodo simbólico, la liberará el próximo presidente? De momento, sus abogados ya alegaron la ilegalidad de su detención.

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