La denominada 'supertormenta solar' o 'tormenta solar del siglo' se acerca con sigilo a la Tierra y los efectos de su impacto se mueven entre la incertidumbre y la devastación del estilo de vida moderno. Además de la peligrosidad que implican las erupciones de plasma magnético que generará el astro rey, hay un índice de alerta añadido, el imprevisto del fenómeno. Un equipo de ingenieros espaciales advierten de que no se puede prevenir la 'supertormenta' por un margen mayor a 30 minutos. Media hora en la que el mundo debe estar preparado para un posible impacto que altere la sociedad tal y como la concebimos hoy.
Las 'supertormentas solares' son fenómenos excepcionales que se desarrollan una vez en un intervalo de 150 y 200 años. Teniendo en cuenta que la última gran tormenta solar arremetió contra la Tierra en 1859, expertos en clima espacial extremo han anunciado la llegada de un nuevo 'ataque' solar para los primeros meses del presente año.
Sin embargo, las consecuencias de una 'supertormenta' en la sociedad actual adquieren tintes catastróficos, debido a la importancia de los sistemas tecnológicos y eléctricos en el estilo de vida del siglo XXI. Las tormentas solares llegan a la Tierra con relativa frecuencia. La superficie activa del Sol emite en ciclos de 11 años unas erupciones que liberan enormes burbujas de plasma magnético al espacio. Si estas partículas llegan a la Tierra, cosa frecuente, pueden alterar los campos electromagnéticos.
Las últimas tormentas similares se remontan a los años 1956, 1972, 1989 y 2003. El problema reside en que estas erupciones van ganando progresivamente en intensidad hasta alcanzar un máximo cada 150 años aproximadamente. El impacto de una 'supertormenta' se multiplica y, según desvelan los expertos en la materia, los satélites espaciales, los sistemas de comunicación, de navegación, de aviación e incluso los teléfonos móviles serían las primeras víctimas de su devastadora acción.
"La tormenta solar es inevitable. La cuestión no es si se producirá, sino cuándo", explican desde la Real Academia de Ingeniería de Londres. Sin embargo, descartan cualquier tesis apocalíptica en torno al inminente suceso: "La 'supertormenta solar' supondrá un reto, no una catástrofe. Los gobiernos deben activar planes de emergencia para prever impactos inesperados sobre las nuevas tecnologías". "Nuestro mensaje es: que no cunda el pánico, pero estén preparados", advierten.
Fallos tecnológicos
Entre los posibles efectos están la inhabilitación de los dispositivos móviles, constantes fallos eléctricos en todos los ámbitos, el desplome de los sistemas de navegación y frecuentes incendios por causas eléctricas. Los círculos más pesimistas auguran escasez de agua y la multiplicación de los accidentes de tráfico y aéreos consecuencia de los fallos antes mencionados.
Lo que más preocupa a los expertos es la supervivencia de los satélites, al encontrarse en primera línea del impacto de la 'supertormenta solar'. El impacto del último fenómeno de estas características, en 1859, se puede considerar ínfimo en comparación a las consecuencias que puede tener hoy en día, debido a que la electricidad a mediados del siglo XIX estaba aún en vías de desarrollo.
Las 'supertormentas solares' son fenómenos excepcionales que se desarrollan una vez en un intervalo de 150 y 200 años. Teniendo en cuenta que la última gran tormenta solar arremetió contra la Tierra en 1859, expertos en clima espacial extremo han anunciado la llegada de un nuevo 'ataque' solar para los primeros meses del presente año.
Sin embargo, las consecuencias de una 'supertormenta' en la sociedad actual adquieren tintes catastróficos, debido a la importancia de los sistemas tecnológicos y eléctricos en el estilo de vida del siglo XXI. Las tormentas solares llegan a la Tierra con relativa frecuencia. La superficie activa del Sol emite en ciclos de 11 años unas erupciones que liberan enormes burbujas de plasma magnético al espacio. Si estas partículas llegan a la Tierra, cosa frecuente, pueden alterar los campos electromagnéticos.
Las últimas tormentas similares se remontan a los años 1956, 1972, 1989 y 2003. El problema reside en que estas erupciones van ganando progresivamente en intensidad hasta alcanzar un máximo cada 150 años aproximadamente. El impacto de una 'supertormenta' se multiplica y, según desvelan los expertos en la materia, los satélites espaciales, los sistemas de comunicación, de navegación, de aviación e incluso los teléfonos móviles serían las primeras víctimas de su devastadora acción.
"La tormenta solar es inevitable. La cuestión no es si se producirá, sino cuándo", explican desde la Real Academia de Ingeniería de Londres. Sin embargo, descartan cualquier tesis apocalíptica en torno al inminente suceso: "La 'supertormenta solar' supondrá un reto, no una catástrofe. Los gobiernos deben activar planes de emergencia para prever impactos inesperados sobre las nuevas tecnologías". "Nuestro mensaje es: que no cunda el pánico, pero estén preparados", advierten.
Fallos tecnológicos
Entre los posibles efectos están la inhabilitación de los dispositivos móviles, constantes fallos eléctricos en todos los ámbitos, el desplome de los sistemas de navegación y frecuentes incendios por causas eléctricas. Los círculos más pesimistas auguran escasez de agua y la multiplicación de los accidentes de tráfico y aéreos consecuencia de los fallos antes mencionados.
Lo que más preocupa a los expertos es la supervivencia de los satélites, al encontrarse en primera línea del impacto de la 'supertormenta solar'. El impacto del último fenómeno de estas características, en 1859, se puede considerar ínfimo en comparación a las consecuencias que puede tener hoy en día, debido a que la electricidad a mediados del siglo XIX estaba aún en vías de desarrollo.
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