Tristemente hemos visto que los excedentes de soja transgénica, que son rechazados por los consumidores de países opulentos, son colocados mediante programas de ayuda alimentaria en los países más pobres de América Latina y de otros continentes, para alimentar a los más pobres de los pobres, mientras se benefician repetidamente los mismos grupos económicos. Finalmente, observamos cómo hemos empezado a transitar un peligro aún mayor, con la promoción de los agrocombustibles.
Y es a estos grupos de poder que los gobiernos del Cono Sur representan en espacios como las negociaciones del Protocolo de Cartagena, debilitando la posibilidad de alcanzar una posición latinoamericana soberana. Todo esto, mientras las comunidades locales son expuestas a baños de glifosato o son desplazadas para ceder el paso a la soja. [Aquí puedes leer el documento]
No hay comentarios:
Publicar un comentario