La futura misión que prepara la NASA, con la que pretende llevar al hombre a Marte, está llevando a la agencia espacial estadounidense a plantearse aspectos que no había tocado hasta ahora como, por ejemplo, qué hacer si un astronauta se pone enfermo durante el viaje de regreso y no se conoce si la infección se ha producido en el planeta rojo.
Los expertos plantean que un virus extraterrestre pueden ser realmente peligrosos ya que podría desencadenar una plaga en todo el planeta. "El viaje pondría en una situación siniestra cualquier tos o estornudo de un astronauta", ha señalado uno de los responsables de la misión, Cassie Conley.
Aún así hay ciertas dolencias que son inevitables a pesar de las precauciones o planificaciones de la misión. Según Conley, habrá "congestión nasal, un poco de erupciones en la piel, porque es lo que les sucede a las personas que están en un ambiente pequeño y contenida durante cientos de días".
Por el momento, la NASA se plantea monitorear la salud de los astronautas meticulosamente durante todas las fases de la misión con el fin de "poder justificar ante los habitantes de la Tierra que si un astronauta llega enfermo no se trata de algo desagradable de Marte, sino algo totalmente normal dentro de lo que se puede esperar", ha indicado.
El investigador ha señalado que se ha vivido una situación similar cuando el hombre fue a la Luna y asegura que existen muchas enfermedades que se producen como resultado del viaje y que no tienen nada que ver con una enfermedad potencialmente marciana".
Además, la NASA también trabaja en hacer todo lo posible para reducir al mínimo las posibilidades de que los astronautas puedan enfermar durante la misión. Por ejemplo, los exploradores humanos tendrán que alejarse de "regiones especiales" --definido como áreas en las que los microbios terrestres podrían probablemente sobrevivir y reproducirse-- y no van a poner el pie en un escenario marciano que no haya sido visitado y examinado en primer lugar por un robot.
Estas y otras directrices se establecen en un protocolo de protección planetaria elaborado en 2008 por el Comité de Investigaciones Espaciales (COSPAR), que forma parte del Consejo Internacional para la Ciencia. Tanto la NASA como la Agencia Espacial Europea (ESA) se han comprometido a seguir este protocolo, cuya máxima prioridad es proteger a la Tierra de cualquier posible "contaminación posterior" de Marte.
Los expertos plantean que un virus extraterrestre pueden ser realmente peligrosos ya que podría desencadenar una plaga en todo el planeta. "El viaje pondría en una situación siniestra cualquier tos o estornudo de un astronauta", ha señalado uno de los responsables de la misión, Cassie Conley.
Aún así hay ciertas dolencias que son inevitables a pesar de las precauciones o planificaciones de la misión. Según Conley, habrá "congestión nasal, un poco de erupciones en la piel, porque es lo que les sucede a las personas que están en un ambiente pequeño y contenida durante cientos de días".
Por el momento, la NASA se plantea monitorear la salud de los astronautas meticulosamente durante todas las fases de la misión con el fin de "poder justificar ante los habitantes de la Tierra que si un astronauta llega enfermo no se trata de algo desagradable de Marte, sino algo totalmente normal dentro de lo que se puede esperar", ha indicado.
El investigador ha señalado que se ha vivido una situación similar cuando el hombre fue a la Luna y asegura que existen muchas enfermedades que se producen como resultado del viaje y que no tienen nada que ver con una enfermedad potencialmente marciana".
Además, la NASA también trabaja en hacer todo lo posible para reducir al mínimo las posibilidades de que los astronautas puedan enfermar durante la misión. Por ejemplo, los exploradores humanos tendrán que alejarse de "regiones especiales" --definido como áreas en las que los microbios terrestres podrían probablemente sobrevivir y reproducirse-- y no van a poner el pie en un escenario marciano que no haya sido visitado y examinado en primer lugar por un robot.
Estas y otras directrices se establecen en un protocolo de protección planetaria elaborado en 2008 por el Comité de Investigaciones Espaciales (COSPAR), que forma parte del Consejo Internacional para la Ciencia. Tanto la NASA como la Agencia Espacial Europea (ESA) se han comprometido a seguir este protocolo, cuya máxima prioridad es proteger a la Tierra de cualquier posible "contaminación posterior" de Marte.
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