Los resultados de dicho estudio sugieren que a la hora de proponer, debatir y aprobar políticas y acciones contra el acoso escolar, los padres, las autoridades escolares y los responsables de decidir políticas y confeccionar leyes deberían tener en cuenta tanto las acciones de acoso escolar que se realizan en persona en el mundo físico, como las perpetradas vía internet o teléfono móvil.
El equipo del criminólogo Thomas Holt, profesor en la Universidad Estatal de Michigan, Estados Unidos, usando datos de más de 3.000 estudiantes de tercer a undécimo grado de Singapur, analizó la relación que tiene el acoso escolar (tanto el perpetrado en persona como el cometido mediante internet o teléfono móvil), con faltar a la escuela y tener pensamientos suicidas. Los resultados de este estudio, uno de los primeros en explorar el acoso escolar en el sudeste de Asia, respaldan los obtenidos en Estados Unidos y Canadá.
Según los resultados del estudio, el 22 por ciento de los estudiantes que experimentaron acoso escolar en persona faltaron a la escuela o pensaron en faltar. Ese porcentaje sube al 27 por ciento en el caso de los estudiantes que experimentaron acoso escolar por internet (el cual incluye correo electrónico, blogs y salas de chat) y al 28 por ciento en el caso de los que lo experimentaron mediante mensajes de texto por teléfono móvil.
De modo similar, el 22 por ciento de los estudiantes que experimentaron el acoso escolar en persona dijeron haber tenido pensamientos suicidas, mientras que ese porcentaje fue del 28 por ciento en el caso de quienes lo experimentaron por internet, y del 26 por ciento en el caso de quienes lo experimentaron por teléfono móvil.
Además, las estudiantes más jóvenes fueron más propensas a pensar en suicidarse, lo cual concuerda también con los resultados de otras investigaciones.
A menudo, los hijos sufren en silencio el acoso y no les cuentan nada a sus padres. Por eso, Holt recomienda a los padres que presten atención a señales que puedan denotar que su hijo sufre acoso escolar, tales como cambios de humor, tristeza, malas notas, aislamiento social y falta de apetito.
Respecto al acoso escolar por internet, Holt aconseja a los padres hacer una supervisión cuidadosa de la actividad online de los jóvenes, y usar software de filtrado, lo que puede ayudar a reducir las probabilidades de que el niño reciba mensajes insultantes de sus acosadores a través de internet.
Procurar controlar o vigilar el uso que el niño hace del teléfono móvil es también conveniente, sobre todo porque los niños suelen ser menos propensos a hablar sobre este tipo de acoso por temor a perder su teléfono.
En ese sentido, Holt insta a los padres a educar con cuidado a sus hijos sobre el riesgo de ser víctimas del acoso escolar a través de teléfonos móviles, y también crear en casa el ambiente adecuado para que sus hijos se decidan a hablar con el padre o la madre sobre eventuales experiencias negativas.
Además de Holt, en el estudio trabajaron Esther Ng, de la Coalición Contra el Acoso Escolar a Niños y Jóvenes, en Singapur, Grace Chee de la Universidad Estatal de Michigan, y Adam Bossler de la Universidad del Sur de Georgia, en Estados Unidos.
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