Hace diez años, más o menos, escribí lo siguiente en la página de aquel entonces de "Señales de los Tiempos":
Hoy, hace diez años, los EE.UU. y los militares británicos (con un pelotón de acobardados "aliados" en el remolque) lanzaron la 'Operación Libertad Iraquí', alias 'Shock and Awe', alias 'Operación destruir la infraestructura crítica de Iraq e iniciar un Ataque Abierto de 10 Años al - y ocupación del - pueblo iraquí". Hasta la fecha, al menos 1,5 millones de civiles iraquíes han sido asesinados, y al menos 5 millonesdesplazados de sus hogares como resultado directo de la "liberación". Esto, más los millones de muertos y empobrecidos, por las sanciones económicas iniciadas por EE.UU. en la década anterior. Los atentados mortales de automóviles siguen hasta hoy en día. Basta con decir queIraq no fue liberado: fue destruido, y destruido deliberadamente.
La semana pasada, el periódico británicoThe Guardian publicó los resultados de una investigación de 15 meses por The Guardian y BBC Arabic. Eufemísticamente titulado: "James Steele: el misterioso hombre de Estados Unidos en Iraq", el vídeo reporta evidencia bastante concluyente de que, en el período inmediatamente posterior a la invasión de EE.UU. a Iraq, el Gobierno de EE.UU. y los militares comenzaron a acumular una 'milicia chiíta' de 10.000 hombres que, bajo el mando de EE.UU., se utilizaría para hacer tres cosas:
La denominada 'milicia chiíta' utilizada por el gobierno americano (con la ayuda y asesoramiento de los "expertos" británicos e israelíes contra la insurgencia) fueron contratados directamente por la CIA y gente como James Steele para llevar a cabo asesinatos extrajudiciales de cualquier persona que ellos pudieran identificar vagamente como "resistencia". Con el fin de ocultar esta estrategia, los ataques indiscriminados contra civiles iraquíes, chiítas y sunitas por igual, se llevaron a cabo auna escala masiva. Algunos de estos individuos, en otro ambiente, se llamarían 'al-Qaeda'. Su utilidad en el empleo de promotores de la guerra en el Pentágono fue doblemente valiosa porque ambos justificaban la ocupación continua por parte de EE.UU. y proporcionaban "pruebas" para la mitología de la Guerra Americana contra el Terror, ex post facto, que los EE.UU. estaban en "guerra con los autores del 11-S".
Mientras que antes de la invasión en 2003, no había absolutamente nada que vinculara el Iraq de Saddam Hussein con el 11-S, la creación de escuadrones de la muerte (reales) etiquetadas como 'Al Qaeda' (ficticio) en Iraq "hicieron real" la mentira de que Estados Unidos y toda la civilización occidental estaba en guerra contra hordas de musulmanes irracionales y violentos, y se convirtió en el modelo para instigar el terrorismo para reprimir los levantamientos populares en Yemen, Malí y otros países. Una vez que tienen a las personas violentas, pueden desgastar y gestionar la resistencia popular nacional, asegurando la no-oposición a los verdaderos objetivos estratégicos (es decir, el control del petróleo del Medio Oriente). Las fuerzas estadounidenses de ocupación, junto con sus homólogos británicos, tenían una larga experiencia en lo que realmente sucede cuando invades y ocupas militarmente a un país soberano: el pueblo resiste, y no sólo un grupo étnico ó religioso, más o menos toda la población. No hay nada como una ocupación extranjera para unir a un país entero.
Los británicos siguieron esta política en Irlanda del Norte. Primero se buscó la "criminalización" del conflicto (presentando a toda la resistencia como "terrorista") y luego la «Ulsterización» del conflicto, la cual buscó crear la impresión en el gran público británico y el mundo de que la lucha en Irlanda del Norte fue un "conflicto sectario" interno, con los británicos cumpliendo el papel de los frustrados 'cuidadores de la paz'. Ambas estrategias se resumen en un documento de estrategia británico de 1975 no publicado titulado "El camino a seguir". Como parte del esfuerzo para crear la realidad de una "guerra civil", fueron utilizados escuadrones de la muerte para atacar a los civiles de ambas comunidades (católica y protestante).
En Iraq, estos escuadrones de la muerte "chiitas", controlados por EE.UU. han estado operando de la misma forma, y mientras los medios de comunicación están contentos con describirlos como chiítas normales, motivados por prejuicios religiosos, son en realidad asesinos a sueldo que valoran sólo el dinero que se les paga por sus amos estadounidenses y la promesa de posiciones de poder en un futuro gobierno iraquí. Al igual que la tropa de los "rebeldes libios" y el "Ejército Libre de Siria", estas personas forman la escoria de la sociedad árabe y del Medio Oriente. Dirigidos por "Spellbinders" (Hechiceros) que envuelven a sus bárbaras acciones con prosa religiosa, líderes seculares de la región, como Gadafi y Assad, Arafat y Nasser, lucharon en vano para mantenerlos a raya. La razón de esto es que los EE.UU, Gran Bretaña, Francia e Israel han apoyado constantemente - en forma de armas, dinero, formación y las mentiras descaradas - a los extremistas en contra de las voces racionales.
A lo largo de la ocupación de EE.UU. en Iraq, el principal representante de los chiítas en Iraq, Muqtada al-Sadr, ha pedido en repetidas ocasiones la unidad entre chiítas y sunitas iraquíes frente a la ocupación extranjera y el engaño en forma de esfuerzos para dividir a la resistencia. Estos esfuerzos incluyeron el bombardeo de puentes en Bagdad y otras ciudades iraquíes, un esfuerzo para evitar la comunicación entre los iraquíes, y el uso de tácticas de terror generalizado para hacer huir a los sunitas y chiítas iraquíes de sus hogares, y el bombardeo de los santuarios religiosos, ya sea chiítas o sunitas, en un esfuerzo para crear la realidad de la 'violencia sectaria'.
Iraq hoy está en ruinas. El país ha sido desgarrado socialmente, principalmente a través de la literal destrucción de decenas de miles de civiles, muchos siendo torturado, de manera brutal y sistemáticamente, por escuadrones de la muerte patrocinados por EEUU. Cientos de miles han sido asesinados ya sea por las bombas de los aviones de EE.UU., las balas de los soldados estadounidenses, o los omnipresentes y muy eficaces "coches bomba" plantados por agentes estadounidenses, británicos y sus matones a sueldo.
La "Operación Libertad Iraquí" trajo muerte y destrucción a todo un país de 26 millones de personas. Es uno de los peores acontecimientos del mundo, y fue deliberado y meticulosamente planeado de esa manera.
La semana pasada, el periódico británicoThe Guardian publicó los resultados de una investigación de 15 meses por The Guardian y BBC Arabic. Eufemísticamente titulado: "James Steele: el misterioso hombre de Estados Unidos en Iraq", el vídeo reporta evidencia bastante concluyente de que, en el período inmediatamente posterior a la invasión de EE.UU. a Iraq, el Gobierno de EE.UU. y los militares comenzaron a acumular una 'milicia chiíta' de 10.000 hombres que, bajo el mando de EE.UU., se utilizaría para hacer tres cosas:
- Secuestrar, torturar, asesinar y mutilar a los miembros de la resistencia iraquí y los miembros de la población iraquí que los apoyaban.
- Plantar bombas que apuntasen principalmente a áreas sunitas y chiítas en un esfuerzo por dividir a la población y por lo tanto cualquier resistencia unificada a la ocupación de EE.UU.
- Crear la impresión de una "guerra civil" en Iraq, que podría ser utilizada por los gobiernos de Estados Unidos y Europa y los militares para justificar la continuación de la ocupación de Iraq para propósitos del "mantenimiento de la paz".
La denominada 'milicia chiíta' utilizada por el gobierno americano (con la ayuda y asesoramiento de los "expertos" británicos e israelíes contra la insurgencia) fueron contratados directamente por la CIA y gente como James Steele para llevar a cabo asesinatos extrajudiciales de cualquier persona que ellos pudieran identificar vagamente como "resistencia". Con el fin de ocultar esta estrategia, los ataques indiscriminados contra civiles iraquíes, chiítas y sunitas por igual, se llevaron a cabo auna escala masiva. Algunos de estos individuos, en otro ambiente, se llamarían 'al-Qaeda'. Su utilidad en el empleo de promotores de la guerra en el Pentágono fue doblemente valiosa porque ambos justificaban la ocupación continua por parte de EE.UU. y proporcionaban "pruebas" para la mitología de la Guerra Americana contra el Terror, ex post facto, que los EE.UU. estaban en "guerra con los autores del 11-S".
Mientras que antes de la invasión en 2003, no había absolutamente nada que vinculara el Iraq de Saddam Hussein con el 11-S, la creación de escuadrones de la muerte (reales) etiquetadas como 'Al Qaeda' (ficticio) en Iraq "hicieron real" la mentira de que Estados Unidos y toda la civilización occidental estaba en guerra contra hordas de musulmanes irracionales y violentos, y se convirtió en el modelo para instigar el terrorismo para reprimir los levantamientos populares en Yemen, Malí y otros países. Una vez que tienen a las personas violentas, pueden desgastar y gestionar la resistencia popular nacional, asegurando la no-oposición a los verdaderos objetivos estratégicos (es decir, el control del petróleo del Medio Oriente). Las fuerzas estadounidenses de ocupación, junto con sus homólogos británicos, tenían una larga experiencia en lo que realmente sucede cuando invades y ocupas militarmente a un país soberano: el pueblo resiste, y no sólo un grupo étnico ó religioso, más o menos toda la población. No hay nada como una ocupación extranjera para unir a un país entero.
Los británicos siguieron esta política en Irlanda del Norte. Primero se buscó la "criminalización" del conflicto (presentando a toda la resistencia como "terrorista") y luego la «Ulsterización» del conflicto, la cual buscó crear la impresión en el gran público británico y el mundo de que la lucha en Irlanda del Norte fue un "conflicto sectario" interno, con los británicos cumpliendo el papel de los frustrados 'cuidadores de la paz'. Ambas estrategias se resumen en un documento de estrategia británico de 1975 no publicado titulado "El camino a seguir". Como parte del esfuerzo para crear la realidad de una "guerra civil", fueron utilizados escuadrones de la muerte para atacar a los civiles de ambas comunidades (católica y protestante).
En Iraq, estos escuadrones de la muerte "chiitas", controlados por EE.UU. han estado operando de la misma forma, y mientras los medios de comunicación están contentos con describirlos como chiítas normales, motivados por prejuicios religiosos, son en realidad asesinos a sueldo que valoran sólo el dinero que se les paga por sus amos estadounidenses y la promesa de posiciones de poder en un futuro gobierno iraquí. Al igual que la tropa de los "rebeldes libios" y el "Ejército Libre de Siria", estas personas forman la escoria de la sociedad árabe y del Medio Oriente. Dirigidos por "Spellbinders" (Hechiceros) que envuelven a sus bárbaras acciones con prosa religiosa, líderes seculares de la región, como Gadafi y Assad, Arafat y Nasser, lucharon en vano para mantenerlos a raya. La razón de esto es que los EE.UU, Gran Bretaña, Francia e Israel han apoyado constantemente - en forma de armas, dinero, formación y las mentiras descaradas - a los extremistas en contra de las voces racionales.
Iraq hoy está en ruinas. El país ha sido desgarrado socialmente, principalmente a través de la literal destrucción de decenas de miles de civiles, muchos siendo torturado, de manera brutal y sistemáticamente, por escuadrones de la muerte patrocinados por EEUU. Cientos de miles han sido asesinados ya sea por las bombas de los aviones de EE.UU., las balas de los soldados estadounidenses, o los omnipresentes y muy eficaces "coches bomba" plantados por agentes estadounidenses, británicos y sus matones a sueldo.
La "Operación Libertad Iraquí" trajo muerte y destrucción a todo un país de 26 millones de personas. Es uno de los peores acontecimientos del mundo, y fue deliberado y meticulosamente planeado de esa manera.
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