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Mucho antes de que Cristóbal Colón (1451-1506) convenciera a los reyes católicos Fernando II de Aragón e Isabel I de Castilla de dirigirse a las Indias por el oeste, los vikingos llegaron al norte de América, durante su apogeo entre los años 900 y mil 200 antes de nuestra era.

¿Fue la casualidad o un mal tiempo lo que los condujo a un territorio lejano? ¿Cómo se guiaron en tan largo viaje sin brújula mediante o una carta de navegación que valiera la pena?.

Existen varios teorías sobre cómo se orientaron, que si conocían la dirección de las olas por experiencia; observaban el rumbo de las aves; el flujo de las corrientes e incluso el color y la temperatura del agua.

Mito o Realidad

Pero acerca de cómo se guiaron existe un mito: los vikingos usaban una piedra "solarsteinn" que les mostraba la posición del sol, incluso cuando este permanecía escondido entre las nubes o se ponía en el horizonte.

Se cuenta que el rey Olaf pedía al héroe Sigurd que le mostrara dónde se encontraba nuestra estrella, entonces este sacaba la piedra solar, la rotaba mientras barría el horizonte en un círculo y en un punto específico el brillo se incrementaba de forma notable.

Así con períodos de días o noches perpetuas y en medio de la bruma abundante y la tupida niebla, Olaf, podía encontrar el camino en sus travesías.

Un equipo de científicos de la Universidad de Rennes, en Francia, sostiene que la leyenda de las solarsteinn es real, según difundieron en la revista Proceedings de la Britsh Royal Society A.

Entre los diferentes objetos de un barco de la armada británica que zozobró en el siglo XVI, encontraron una pieza del tamaño de una pastilla de jabón con los bordes recortados en ángulo.

El material es un trozo de espato de Islandia, tipo de calcita transparente y romboédrica con doble refracción o birrefringencia por lo que polariza la luz.

Durante mucho tiempo, investigadores británicos y franceses han discutido si estos navegantes empleaban las piedras solares u otro objeto para guiarse.

La primera vez que se propuso esa teoría fue en 1967 cuando el arqueólogo danés Thorkild Ramskou sugirió que los vikingos empleaban la polarización de la luz como método de orientación.

Pero en aquella ocasión su propuesta fue ignorada porque se desconocía la forma en que podían hacerlo.

Análisis

El descubrimiento del equipo de la Universidad de Rennes apoya la teoría de Ramskou y evidencia que la leyenda de las solarsteinn es real.

Con el propósito de determinar la procedencia del objeto, los científicos practicaron un análisis a un pequeño trozo de roca mediante un dispositivo llamado espectrómetro y se confirmó que se trataba de una calcita.

Como permaneció sepultado bajo el agua durante cinco siglos en un barco enviado a Francia por la reina Isabel I como medida de precaución contra una armada española, la rudimentaria herramienta de los vikingos tiene un color blanco lechoso a causa de una decoloración y la fricción de la arena. Mediante un experimento los científicos probaron cómo era que se ubicaban en el espacio esos avezados navegantes nórdicos en medio del océano.

Con una pieza de cristal transparente muy parecida a la original, siguieron la pista del sol poniente con poca luz y durante una segunda prueba localizaron la posición del sol 40 minutos después que se hubo escondido.

El hallazgo de los investigadores franceses reafirma una explicación científica de cómo los vikingos, pudieron dominar el Atlántico Norte y llegar hasta América mucho antes de que un atrevido genovés nombrado Cristóbal Colón, hiciera un descubrimiento que cambiaría el mundo con la ayuda mediante de un objeto llamado brújula.