Los cultivos OGM's superan ya más de 170 millones de hectáreas en todo el planeta1, los cuales necesitan descomunales cantidades de herbicidas. Esto nos lleva a preguntarnos ¿Cuál será nuestra posición humana ante esta situación? Pero antes de tener una posición, hay que comprender aquello a lo que uno se opone. Y ello necesariamente nos llama a informarnos.
El duro golpe de los transgénicos lo recibimos de parte de los herbicidas necesarios en las plantaciones de monocultivo y lo primordial es identificar a estos herbicidas para llegar a los porqués de su toxicidad en los ecosistemas y el daño posible en los seres vivos, basándonos claro, en estudios e informes científicos. Los herbicidas son básicamente dos, el "Roundup®" (nombre comercial del glifosato de Monsanto) y glufosinato de amonio que se aplican en los cultivos de maíz, canola, algodón, soya y papa genéticamente modificados con el gen Bt encargado de producir unas toxinas que matan a larvas de insectos barrenadores del tallo. Aunque el maíz genéticamente modificado también se adapta para presentar tolerancia al glifosato.
Comencemos pues por el herbicida sistémico, Roundup, que es un inhibidor de las enzimas que se encargan de sintetizar las reacciones metabólicas de las plantas. Es decir, impide que las plantas no resistentes al glifosato puedan producir la cantidad suficiente de nutrientes (aminoácidos) fundamental para la biosíntesis. Al interrumpir esto último, se anula el proceso mediante el cual se forman las proteínas, por lo que es letal no solo para las plantas sino para todo ser vivo2.
Por otra parte el glufosinato de amonio impide una esencial actividad enzimática en el cual la síntesis ayuda a limpiar el amóniaco de los tejidos, provocando una intoxicación en los organismos no preparados.
Pero según la última revisión de la Agencia de Protección Ambiental de los Estados Unidos, muestra que ambos compuestos no presentan actividad carcinógena para los humanos (USEPA 2006)3. Por lo anterior y por sus "estudios" ($) realizados en la década de 1990, estas sustancias son consideradas de bajo riesgo para el ambiente y la salud humana.
Sin embargo, en los últimos tres años diversos trabajos muestran todo lo contrario. Las clasificaciones para las autoridades en realidad se basan en lo que es la toxicidad aguda y no están viendo lo que es la toxicidad crónica. O sea, que el producto tenga una banda verde no significa que no sea tóxico. Esto quiere decir que los agroquímicos mencionados no son inocuos y representan un peligro para el medioambiente, para el consumidor y para quien quede expuesto físicamente.
El producto estrella de Monsanto
Según da a comunicar recientemente el Ministerio de Protección del Medio Ambiente de China, los estudios toxicológicos sobre Roundup en especies clave para la salud del suelo como la lombriz de tierra han reportado efectos poco letales4, pero otros trabajos rebaten esta posición y muestran que la exposición a glifosato en concentraciones de microgramos mayores a los de las autoridades chinas, causan efectos deterioro en el ADN de la lombriz5. Teniendo en cuenta que los políticos no pueden responder a las mismas necesidades que su pueblo ni tienen manera de regular la correcta aplicación de estos químicos, podemos traducir individualmente los posibles desenlaces ambientales y sociales.
En vertebrados acuáticos, los últimos reportes muestran resultados similares. El glifosato induce daño genotóxico. Por ejemplo, en los peces "panzuditos" (especie nativa Sudamericana) que forma parte de un equilibrio ambiental siendo regulador de lavas de mosquitos y alimento para otros peces más grandes como la Piraña, expuestos a pequeñas concentraciones glifosato se observó daño genotóxico en los glóbulos rojos6.
También en la anguila común, la exposición a Roundup provocó una enfermedad llamada estrés oxidante, originado por una descompensación entre la producción de especies reactivas de oxígeno (donde las moléculas inestables reaccionan con otras moléculas orgánicas sufriendo oxidación) dando lugar que su sistema biológico sea incapaz de desintoxicarse de los iones de oxígeno, radicales libres y peróxidos causa daño a nivel genético7.
De manera más evidente, en México, se ha observado ya efectos degenerativos en tejidos de hígado y branquias en un pez endémico, Goodea atripinis8.
Subiendo de nivel, en pruebas eco-toxicológicas se ha observado que en distintas especies de anfibios, el glifosato, en concentraciones ecológicamente relevantes, actúa como agente tóxico para las células que rompe la cadena de ADN e incrementa la formación de fragmentos de cromosomas fuera del núcleo. Principalmente en las formas juveniles de las especies coquí anillado (variedad de rana) y un especie de rana asiática9. Además, se ha observado un efecto sinérgico en presencia de otros factores de estrés como la infección en hongos; agente causal asociado a la declinación de las poblaciones de anfibios a nivel mundial10.
El glifosato en el caimán latirostris y en otros reptiles ha mostrado efectos sobre el sistema inmunológico, en su crecimiento y en la reducción en la concentración de proteínas en el plasma debido a la exposición, llegando a ser crónico el resultado11.
Con mamíferos las pruebas toxicológicas también han arrojado nuevos datos. En el ratón albino por exposición al herbicida, aumentó la actividad de enzimas hepáticas que provocó enfermedades de la sangre y peroxidación; indicador de estrés oxidante. En pruebas in vitro, se ha reportado que la exposición a glifosato genera un aumento cierto tipo especial de proteínas, genera residuos que se encargan de romper otras proteínas. Con esos los residuos campando a sus anchas, la membrana mitocondrial queda seriamente comprometida ya que contiene el 75% de las proteínas necesarias para la actividad celular, causando un aumento en la frecuencia de la muerte celular12.
Y bien, llegamos a nuestra especie. Los estudios epidemiológicos en la población humana expuesta, ya sea ocupacionalmente o por envenenamiento accidental, están aportando también nuevos datos. El Dr. Paul Henneberger y científicos del Programa de Investigación de Enfermedades Respiratorias en Estados Unidos demostraron el riesgo de cuadros asmáticos y alergías recurrentes que se incrementa en zonas cercanas o expuestas al glifosato13. Mientras que el del Dpto. de Farmacología y Toxicología del Hospital Universitario en Limoges (Francia) reportó que en 13 casos por envenenamiento por glifosato donde se observaron ulceraciones en faringe o garganta, náuseas, vómito, arritmias cardiacas, así como niveles de glifosato elevados en sangre14.
También en un estudio realizado con Roundup en Estados Unidos, por el profesor Jeremy A. Roos involucrado en el programa de epidemiología (Fred Hutchinson Cancer Research Center y el Departamento de Epidemiología de la Universidad de Washington, Seattle) encontró la exposición laboral al glifosato, una incidencia en casos sobre la proliferación de células anómalas que se acumulan en la médula ósea e interfieren la producción de glóbulos rojos normales, dando lugar a la leucemia15.
Además, en estudios in vitro, el glifosato causa una desregulación de los mecanismos de muerte celular en la epidermis humana que conduce a enfermedades de la piel. Anteriormente solo se asociaba al glifosato con el comportamiento tóxico en las células de la superficie de la piel pero estos estudios fueron más concluyentes y demuestran que puede afectar a su capacidad motriz provocando minusvalías y daña muchas más funciones celulares según la investigadora australiana Celine Heu en la Universidad de Franche-Comte en Francia16 coincidiendo con el trabajo de científicos surcoreano del Depto. Inmunología de la Universidad Soonchunhyang17.
Finalmente, la revisión en el trabajo conjunto entre el científico independiente Anthony Samsel y Stephanie Seneff investigadora del MIT, revela que el glifosato podría estar actuando sinérgicamente con otros factores, lo que aumentaría el riesgo de padecer diversas patologías como diabetes, arteroesclerosis, enfermedades neurodegenerativas como Parkinson y Alzheimer, infertilidad y un incremento en malformaciones durante el desarrollo embrionario. De acuerdo con estos estudios de Samsel y Seneff (2013) hay evidencias de que el glifosato afecta la flora intestinal e inhibe enzimas esenciales en el metabolismo que se encarga de llevar las proteínas que desempeñan una función vital en el transporte de energía química en todas las células vivas, por ello se compromete la transformación, absorción y asimilación de los nutrientes18.
Guardia bien alta frente al glufosinato de amonio
El glufosinato de amonio es un herbicida que inhibe irreversiblemente las células del sistema nervioso que desempeñan de forma principal, la función de soporte de las neuronas, lo que provoca un daño neurotóxico por niveles altos de amoniaco y puede llegar hasta alteraciones estructurales de los nervios. Recientemente se han reportado una serie de documentos en donde el envenenamiento por glufosinato no sólo causa un paro respiratorio y circulatorio, sino la cardiopatía o disfunción ventricular transitoria cuyo síntoma en clínica es similar a un síndrome coronario agudo. En el modelo de ratón, la exposición al herbicida afecta a su memoria y modifica la textura del hipocampo19.
Desde 1998 se ha advertido que la exposición laboral al glufosinato aumenta el riesgo de malformaciones congénitas. Un estudio reciente en Canadá mostró evidencias de la transferencia del glufosinato, del glifosato y su metabolito a través de la placenta en mujeres embarazadas a sus bebés. De acuerdo con los investigadores Aziz Aris y Samuel Leblanc, han encontrado niveles altos de glufosinato de amonio en sangre, pero en la metabolización del glifosato se han encontrado concentraciones mucho peores en mujeres embarazadas con la cuarta parte de esa contaminación directamente en los fetos de éstas. Las pruebas en ratones hembra expuestas muestran efectos embriotóxicos como retraso en el crecimiento del embrión, malformaciones, hipoplasia y alteraciones en la diferenciación del cerebro20.
En cuanto a los riesgos sobre exposición en especies no-mamíferas, la base de datos de TOXNET (con datos sobre toxicología, productos químicos peligrosos, salud ambiental y emisiones tóxicas) desvela concentraciones letales en más de cinco especies de peces.
Actualmente hay muchas solicitudes de liberación experimental de maíz genéticamente modificado que prevén la aplicación de glifosato y glufosinato de amonio en las zonas de liberación de los OGM. Sin embargo, en la mayoría de los casos la información es limitada, no está actualizada o no la presentan respecto a los riesgos de exposición. Es decir, llevan informaciones poco precisas o ambiguas con las solicitudes sobre los estudios de estimación de riesgos y daños a la salud tanto laboral como accidental.
No se presentan acciones de prevención y mitigación de los posibles daños al ambiente y organismos vivos. Tampoco información actualizada sobre los riesgos a la salud por los efectos de genotoxicidad, inducción de daño por estrés oxidante y efectos subletales, incluyendo ecosistemas silvestres. En conclusión, las solicitudes omiten de manera grave información toxicológica de los agroquímicos asociados a los OGM's que serán expuestas en poblaciones humanas y ecosistemas. (*) Autor de correspondencia en: Departamento de Obstetricia y Ginecología de la Universidad de Sherbrooke Centro Hospitalario, 3001, 12e Avenida Nord, Sherbrooke, Quebec, Canadá
El duro golpe de los transgénicos lo recibimos de parte de los herbicidas necesarios en las plantaciones de monocultivo y lo primordial es identificar a estos herbicidas para llegar a los porqués de su toxicidad en los ecosistemas y el daño posible en los seres vivos, basándonos claro, en estudios e informes científicos. Los herbicidas son básicamente dos, el "Roundup®" (nombre comercial del glifosato de Monsanto) y glufosinato de amonio que se aplican en los cultivos de maíz, canola, algodón, soya y papa genéticamente modificados con el gen Bt encargado de producir unas toxinas que matan a larvas de insectos barrenadores del tallo. Aunque el maíz genéticamente modificado también se adapta para presentar tolerancia al glifosato.
Comencemos pues por el herbicida sistémico, Roundup, que es un inhibidor de las enzimas que se encargan de sintetizar las reacciones metabólicas de las plantas. Es decir, impide que las plantas no resistentes al glifosato puedan producir la cantidad suficiente de nutrientes (aminoácidos) fundamental para la biosíntesis. Al interrumpir esto último, se anula el proceso mediante el cual se forman las proteínas, por lo que es letal no solo para las plantas sino para todo ser vivo2.
Por otra parte el glufosinato de amonio impide una esencial actividad enzimática en el cual la síntesis ayuda a limpiar el amóniaco de los tejidos, provocando una intoxicación en los organismos no preparados.
Pero según la última revisión de la Agencia de Protección Ambiental de los Estados Unidos, muestra que ambos compuestos no presentan actividad carcinógena para los humanos (USEPA 2006)3. Por lo anterior y por sus "estudios" ($) realizados en la década de 1990, estas sustancias son consideradas de bajo riesgo para el ambiente y la salud humana.
Sin embargo, en los últimos tres años diversos trabajos muestran todo lo contrario. Las clasificaciones para las autoridades en realidad se basan en lo que es la toxicidad aguda y no están viendo lo que es la toxicidad crónica. O sea, que el producto tenga una banda verde no significa que no sea tóxico. Esto quiere decir que los agroquímicos mencionados no son inocuos y representan un peligro para el medioambiente, para el consumidor y para quien quede expuesto físicamente.
El producto estrella de Monsanto
Según da a comunicar recientemente el Ministerio de Protección del Medio Ambiente de China, los estudios toxicológicos sobre Roundup en especies clave para la salud del suelo como la lombriz de tierra han reportado efectos poco letales4, pero otros trabajos rebaten esta posición y muestran que la exposición a glifosato en concentraciones de microgramos mayores a los de las autoridades chinas, causan efectos deterioro en el ADN de la lombriz5. Teniendo en cuenta que los políticos no pueden responder a las mismas necesidades que su pueblo ni tienen manera de regular la correcta aplicación de estos químicos, podemos traducir individualmente los posibles desenlaces ambientales y sociales.
En vertebrados acuáticos, los últimos reportes muestran resultados similares. El glifosato induce daño genotóxico. Por ejemplo, en los peces "panzuditos" (especie nativa Sudamericana) que forma parte de un equilibrio ambiental siendo regulador de lavas de mosquitos y alimento para otros peces más grandes como la Piraña, expuestos a pequeñas concentraciones glifosato se observó daño genotóxico en los glóbulos rojos6.
También en la anguila común, la exposición a Roundup provocó una enfermedad llamada estrés oxidante, originado por una descompensación entre la producción de especies reactivas de oxígeno (donde las moléculas inestables reaccionan con otras moléculas orgánicas sufriendo oxidación) dando lugar que su sistema biológico sea incapaz de desintoxicarse de los iones de oxígeno, radicales libres y peróxidos causa daño a nivel genético7.
De manera más evidente, en México, se ha observado ya efectos degenerativos en tejidos de hígado y branquias en un pez endémico, Goodea atripinis8.
Subiendo de nivel, en pruebas eco-toxicológicas se ha observado que en distintas especies de anfibios, el glifosato, en concentraciones ecológicamente relevantes, actúa como agente tóxico para las células que rompe la cadena de ADN e incrementa la formación de fragmentos de cromosomas fuera del núcleo. Principalmente en las formas juveniles de las especies coquí anillado (variedad de rana) y un especie de rana asiática9. Además, se ha observado un efecto sinérgico en presencia de otros factores de estrés como la infección en hongos; agente causal asociado a la declinación de las poblaciones de anfibios a nivel mundial10.
El glifosato en el caimán latirostris y en otros reptiles ha mostrado efectos sobre el sistema inmunológico, en su crecimiento y en la reducción en la concentración de proteínas en el plasma debido a la exposición, llegando a ser crónico el resultado11.
Con mamíferos las pruebas toxicológicas también han arrojado nuevos datos. En el ratón albino por exposición al herbicida, aumentó la actividad de enzimas hepáticas que provocó enfermedades de la sangre y peroxidación; indicador de estrés oxidante. En pruebas in vitro, se ha reportado que la exposición a glifosato genera un aumento cierto tipo especial de proteínas, genera residuos que se encargan de romper otras proteínas. Con esos los residuos campando a sus anchas, la membrana mitocondrial queda seriamente comprometida ya que contiene el 75% de las proteínas necesarias para la actividad celular, causando un aumento en la frecuencia de la muerte celular12.
Y bien, llegamos a nuestra especie. Los estudios epidemiológicos en la población humana expuesta, ya sea ocupacionalmente o por envenenamiento accidental, están aportando también nuevos datos. El Dr. Paul Henneberger y científicos del Programa de Investigación de Enfermedades Respiratorias en Estados Unidos demostraron el riesgo de cuadros asmáticos y alergías recurrentes que se incrementa en zonas cercanas o expuestas al glifosato13. Mientras que el del Dpto. de Farmacología y Toxicología del Hospital Universitario en Limoges (Francia) reportó que en 13 casos por envenenamiento por glifosato donde se observaron ulceraciones en faringe o garganta, náuseas, vómito, arritmias cardiacas, así como niveles de glifosato elevados en sangre14.
También en un estudio realizado con Roundup en Estados Unidos, por el profesor Jeremy A. Roos involucrado en el programa de epidemiología (Fred Hutchinson Cancer Research Center y el Departamento de Epidemiología de la Universidad de Washington, Seattle) encontró la exposición laboral al glifosato, una incidencia en casos sobre la proliferación de células anómalas que se acumulan en la médula ósea e interfieren la producción de glóbulos rojos normales, dando lugar a la leucemia15.
Además, en estudios in vitro, el glifosato causa una desregulación de los mecanismos de muerte celular en la epidermis humana que conduce a enfermedades de la piel. Anteriormente solo se asociaba al glifosato con el comportamiento tóxico en las células de la superficie de la piel pero estos estudios fueron más concluyentes y demuestran que puede afectar a su capacidad motriz provocando minusvalías y daña muchas más funciones celulares según la investigadora australiana Celine Heu en la Universidad de Franche-Comte en Francia16 coincidiendo con el trabajo de científicos surcoreano del Depto. Inmunología de la Universidad Soonchunhyang17.
Finalmente, la revisión en el trabajo conjunto entre el científico independiente Anthony Samsel y Stephanie Seneff investigadora del MIT, revela que el glifosato podría estar actuando sinérgicamente con otros factores, lo que aumentaría el riesgo de padecer diversas patologías como diabetes, arteroesclerosis, enfermedades neurodegenerativas como Parkinson y Alzheimer, infertilidad y un incremento en malformaciones durante el desarrollo embrionario. De acuerdo con estos estudios de Samsel y Seneff (2013) hay evidencias de que el glifosato afecta la flora intestinal e inhibe enzimas esenciales en el metabolismo que se encarga de llevar las proteínas que desempeñan una función vital en el transporte de energía química en todas las células vivas, por ello se compromete la transformación, absorción y asimilación de los nutrientes18.
Guardia bien alta frente al glufosinato de amonio
El glufosinato de amonio es un herbicida que inhibe irreversiblemente las células del sistema nervioso que desempeñan de forma principal, la función de soporte de las neuronas, lo que provoca un daño neurotóxico por niveles altos de amoniaco y puede llegar hasta alteraciones estructurales de los nervios. Recientemente se han reportado una serie de documentos en donde el envenenamiento por glufosinato no sólo causa un paro respiratorio y circulatorio, sino la cardiopatía o disfunción ventricular transitoria cuyo síntoma en clínica es similar a un síndrome coronario agudo. En el modelo de ratón, la exposición al herbicida afecta a su memoria y modifica la textura del hipocampo19.
Desde 1998 se ha advertido que la exposición laboral al glufosinato aumenta el riesgo de malformaciones congénitas. Un estudio reciente en Canadá mostró evidencias de la transferencia del glufosinato, del glifosato y su metabolito a través de la placenta en mujeres embarazadas a sus bebés. De acuerdo con los investigadores Aziz Aris y Samuel Leblanc, han encontrado niveles altos de glufosinato de amonio en sangre, pero en la metabolización del glifosato se han encontrado concentraciones mucho peores en mujeres embarazadas con la cuarta parte de esa contaminación directamente en los fetos de éstas. Las pruebas en ratones hembra expuestas muestran efectos embriotóxicos como retraso en el crecimiento del embrión, malformaciones, hipoplasia y alteraciones en la diferenciación del cerebro20.
En cuanto a los riesgos sobre exposición en especies no-mamíferas, la base de datos de TOXNET (con datos sobre toxicología, productos químicos peligrosos, salud ambiental y emisiones tóxicas) desvela concentraciones letales en más de cinco especies de peces.
Actualmente hay muchas solicitudes de liberación experimental de maíz genéticamente modificado que prevén la aplicación de glifosato y glufosinato de amonio en las zonas de liberación de los OGM. Sin embargo, en la mayoría de los casos la información es limitada, no está actualizada o no la presentan respecto a los riesgos de exposición. Es decir, llevan informaciones poco precisas o ambiguas con las solicitudes sobre los estudios de estimación de riesgos y daños a la salud tanto laboral como accidental.
No se presentan acciones de prevención y mitigación de los posibles daños al ambiente y organismos vivos. Tampoco información actualizada sobre los riesgos a la salud por los efectos de genotoxicidad, inducción de daño por estrés oxidante y efectos subletales, incluyendo ecosistemas silvestres. En conclusión, las solicitudes omiten de manera grave información toxicológica de los agroquímicos asociados a los OGM's que serán expuestas en poblaciones humanas y ecosistemas. (*) Autor de correspondencia en: Departamento de Obstetricia y Ginecología de la Universidad de Sherbrooke Centro Hospitalario, 3001, 12e Avenida Nord, Sherbrooke, Quebec, Canadá
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