Mientras la prensa occidental describe la anulación de la cumbre Obama-Putin como la más grave crisis diplomática registrada desde el fin de la guerra fría y aplaude la firmeza de la Casa Blanca, la prensa china ve en ella un síntoma de la debilidad de Estados Unidos ante Rusia. Para Thierry Meyssan, se trata de un incidente sin verdadera importancia, de un simple aspaviento diplomático que no tendrá la menor consecuencia para la paz en Medio Oriente.
La Casa Blanca anunció en la mañana del miércoles 7 de agosto de 2013 que el presidente Barack Obama anulaba su viaje a Rusia y todo encuentro bilateral con el presidente Vladimir Putin. El presidente de Estados Unidos irá al encuentro del G20, previsto en San Petersburgo para los días 5 y 6 de septiembre, pero será únicamente para participar en esa cumbre internacional, sin reunirse con su homólogo ruso. Es la primera vez desde la época de la guerra fría que Washington manifiesta de esa manera su descontento ante Rusia.
Según la prensa estadounidense, las posiciones de los dos presidentes sobre la mayoría de los temas están tan alejadas que no tendrían nada que decirse. Los comentaristas presentan el asilo concedido al ex contratista de la NSA Edward Snowden como la gota que desbordó la copa. En una feliz coincidencia, el día anterior al anuncio de la Casa Blanca, el New York Times - diario, por supuesto, totalmente independiente del Poder - había publicado un editorial que exhortaba precisamente a ese boicot como respuesta a la fuga de Snowden [1]. El diario habla en ese editorial de la «decisión provocadora» de las autoridades rusas que concedieron el asilo a un individuo que no es víctima de una persecución motivada «por su raza, su etnia, su religión, su pertenencia a un grupo social o político o sus creencias» sino por «atentar contra la seguridad del Estado» (sic). El hecho es que, de ser ese el verdadero motivo de la anulación, ello implicaría que Washington castiga a Moscú por defenderse del espionaje del que es objeto el propio Moscú, al igual que el resto del mundo.
Estaba previsto que el encuentro anulado se dedicaría a las relaciones militares entre Estados Unidos y Rusia: la reducción de los arsenales y el «escudo antimisiles». Las dos grandes potencias no han logrado reducir sus arsenales nucleares de forma significativa y cada una de ellas dispone aún del armamento suficiente para destruir el planeta varias veces. A pesar de los recortes presupuestarios, Estados Unidos siente repugnancia por la destrucción de una parte de su arsenal mientras que Rusia - cuyo ejército convencional está mucho menos bien equipado que su homólogo estadounidense - considera el armamento como un todo y se niega a separar las negociaciones sobre el desarme nuclear de las negociaciones sobre el desarme convencional. En cuanto al «escudo antimisiles», Moscú rechaza esa engañosa apelación y denuncia que en realidad se trata de un sistema de armas de carácter ofensivo que apunta hacia Rusia. Tomándole la palabra a Washington, Vladimir Putin había propuesto que ese «escudo» se pusiese bajo un mando conjunto y que protegiese a las dos grandes potencias y sus aliados de cualquier dictador loco. Barack Obama respondió «No!». Putin exigió posteriormente que, en aras de eliminar la desconfianza, el despliegue del «escudo» se acompañara con una serie de garantías diplomáticas de que no sería utilizado contra Rusia. Y de nuevo Obama respondió que «No!»
Del lado ruso nadie duda que Barack Obama habría llegado a la cumbre con las manos vacías, habiéndose mostrado ya particularmente incómodo ante su homólogo ruso en sus encuentros anteriores. Ahora que acaba de imponer al Pentágono un drástico paquete de recortes presupuestarios, a Obama le es imposible ir más lejos. Así que, en vez de reconocer que se halla en posición de inferioridad, ha utilizado el caso Snowden como pretexto para cancelar la cita. El Global Times, equivalente chino del New York Times - con la diferencia de que esta publicación sí se reconoce como vocero oficial de Pekín - señala en un editorial que Rusia sale vencedora del match Snowden y que Estados Unidos no dispone de ningún medio de presión sobre ella [2].
Esta anulación no tendrá, sin embargo, ninguna consecuencia para la paz en el Medio Oriente. Este mismo viernes los ministros de Relaciones Exteriores y de Defensa de Rusia y Estados Unidos se reunieron discretamente en la capital estadounidense. John Kerry y Chuck Hagel no parecieron muy afectados o preocupados por la anulación de la cumbre Obama-Putin. Abordaron con sus homólogos rusos el tema de Corea del Norte y la evolución de Irán bajo la presidencia del jeque Hassan Rohani. Y sobre todo conversaron sobre «objetivos comunes en Afganistán» y la «posible cooperación en Siria».
La Casa Blanca anunció en la mañana del miércoles 7 de agosto de 2013 que el presidente Barack Obama anulaba su viaje a Rusia y todo encuentro bilateral con el presidente Vladimir Putin. El presidente de Estados Unidos irá al encuentro del G20, previsto en San Petersburgo para los días 5 y 6 de septiembre, pero será únicamente para participar en esa cumbre internacional, sin reunirse con su homólogo ruso. Es la primera vez desde la época de la guerra fría que Washington manifiesta de esa manera su descontento ante Rusia.
Según la prensa estadounidense, las posiciones de los dos presidentes sobre la mayoría de los temas están tan alejadas que no tendrían nada que decirse. Los comentaristas presentan el asilo concedido al ex contratista de la NSA Edward Snowden como la gota que desbordó la copa. En una feliz coincidencia, el día anterior al anuncio de la Casa Blanca, el New York Times - diario, por supuesto, totalmente independiente del Poder - había publicado un editorial que exhortaba precisamente a ese boicot como respuesta a la fuga de Snowden [1]. El diario habla en ese editorial de la «decisión provocadora» de las autoridades rusas que concedieron el asilo a un individuo que no es víctima de una persecución motivada «por su raza, su etnia, su religión, su pertenencia a un grupo social o político o sus creencias» sino por «atentar contra la seguridad del Estado» (sic). El hecho es que, de ser ese el verdadero motivo de la anulación, ello implicaría que Washington castiga a Moscú por defenderse del espionaje del que es objeto el propio Moscú, al igual que el resto del mundo.
Estaba previsto que el encuentro anulado se dedicaría a las relaciones militares entre Estados Unidos y Rusia: la reducción de los arsenales y el «escudo antimisiles». Las dos grandes potencias no han logrado reducir sus arsenales nucleares de forma significativa y cada una de ellas dispone aún del armamento suficiente para destruir el planeta varias veces. A pesar de los recortes presupuestarios, Estados Unidos siente repugnancia por la destrucción de una parte de su arsenal mientras que Rusia - cuyo ejército convencional está mucho menos bien equipado que su homólogo estadounidense - considera el armamento como un todo y se niega a separar las negociaciones sobre el desarme nuclear de las negociaciones sobre el desarme convencional. En cuanto al «escudo antimisiles», Moscú rechaza esa engañosa apelación y denuncia que en realidad se trata de un sistema de armas de carácter ofensivo que apunta hacia Rusia. Tomándole la palabra a Washington, Vladimir Putin había propuesto que ese «escudo» se pusiese bajo un mando conjunto y que protegiese a las dos grandes potencias y sus aliados de cualquier dictador loco. Barack Obama respondió «No!». Putin exigió posteriormente que, en aras de eliminar la desconfianza, el despliegue del «escudo» se acompañara con una serie de garantías diplomáticas de que no sería utilizado contra Rusia. Y de nuevo Obama respondió que «No!»
Del lado ruso nadie duda que Barack Obama habría llegado a la cumbre con las manos vacías, habiéndose mostrado ya particularmente incómodo ante su homólogo ruso en sus encuentros anteriores. Ahora que acaba de imponer al Pentágono un drástico paquete de recortes presupuestarios, a Obama le es imposible ir más lejos. Así que, en vez de reconocer que se halla en posición de inferioridad, ha utilizado el caso Snowden como pretexto para cancelar la cita. El Global Times, equivalente chino del New York Times - con la diferencia de que esta publicación sí se reconoce como vocero oficial de Pekín - señala en un editorial que Rusia sale vencedora del match Snowden y que Estados Unidos no dispone de ningún medio de presión sobre ella [2].
Esta anulación no tendrá, sin embargo, ninguna consecuencia para la paz en el Medio Oriente. Este mismo viernes los ministros de Relaciones Exteriores y de Defensa de Rusia y Estados Unidos se reunieron discretamente en la capital estadounidense. John Kerry y Chuck Hagel no parecieron muy afectados o preocupados por la anulación de la cumbre Obama-Putin. Abordaron con sus homólogos rusos el tema de Corea del Norte y la evolución de Irán bajo la presidencia del jeque Hassan Rohani. Y sobre todo conversaron sobre «objetivos comunes en Afganistán» y la «posible cooperación en Siria».
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