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Gases tóxicos quemandose en la refineria de petroleo en California luego de un apagón que paralizó a toda la fábrica.
Cuando se desencadenó el fuego a partir de una tubería dañada en la refinería de petróleo de Chevron en Richmond, EE.UU. el año pasado, una columna de humo negro y tóxico se elevó unos 915 metros en el aire y se expandió a lo largo de la zona este de la bahía de San Francisco.

Sólo un empleado resultó herido en este accidente que los investigadores federales evaluaron como "cercano a un desastre" que pudo haber matado a docenas de trabajadores. Días después, 15.000 residentes se presentaron en centros médicos quejándose de problemas respiratorios, ansiedad e irritaciones en la garganta y en los ojos, según un informe de la Interagencia de Grupos de Trabajo de Seguridad en Refinerías de California.

El informe compilado por el Dr. Michael Wilson, director de la Universidad de California (UC), del Programa de Salud de Trabajo Ocupacional, explica que en comparación con la Unión Europea, refinar petróleo en Estados Unidos es un asunto peligroso. Dado que al menos una vez a la semana ocurren incidentes en los procedimientos de seguridad en la industria de la refinería.

"Continuamente se deja de lado la seguridad en favor de la producción, ya sea durante las operaciones de rutina como durante los trasbordos", dijo el reporte de la UC.

El reporte titulado "Seguridad en las refinerías de California", cita un estudio de 2006 realizado por Swiss Re, segunda reaseguradora a nivel mundial, que descubrió que las pérdidas financieras por accidentes en refinerías son tres veces mayores en Estados Unidos que en Europa.

Swiss Re concluyó que esta diferencia se debe en parte a que las compañías americanas "empujan las condiciones operativas", a que existe además una baja dotación de personal y a las inspecciones de tuberías que son en gran medida autorreguladas por la industria.

El informe remarcó que Swiss Re actualizó sus resultados en el 2012 y descubrió que desde su estudio anterior la brecha se había agrandado.

Recortes a la seguridad

Kim Nibarger, especialista en Seguridad de la Unión Siderúrgica, dijo que la cultura de "empujar las condiciones operativas" en Estados Unidos está provocando daños concretos a los trabajadores y a las comunidades vecinas.

Lo que pasó en Richmond es un síntoma de lo que pasa en otras refinerías, muchas de las cuales tienen más de 60 años, dijo.

Fundada hace un siglo, Chevron Richmond, es la tercera refinería, ya que procesa 240.000 barriles de petróleo crudo al día para fabricar derivados con alta demanda como gasolina para autos, gasolina para aviones y diesel.

En las investigaciones que se hicieron luego de los incendios las autoridades descubrieron que el gigante del petróleo de San Ramón, no había reemplazado grandes secciones de tuberías de la refinería que datan de 1970, incluyendo la que falló el año pasado, a pesar de las numerosas advertencias de sus propios inspectores.

Nibarger dijo que los trabajadores de Richmond también le habían advertido repetidas veces a la compañía acerca de la corrosión en las tuberías pero que ya estaban acostumbrados a ser ignorados.

"Cuando no escuchas ni a tu propia gente, eso hace que esto sea aún más problemático", dijo.

Para mantener un rendimiento elevado, los recortes en mantenimiento y en seguridad se han convertido en un lugar común, dijo. "Como se ha mejorado la tecnología de reparaciones, las compañías apuntan a remendar las grietas y agujeros en las tuberías, prolongando así la vida de las tuberías y evitando interrupciones".

Algunas instalaciones tienen hasta 300 remiendos de todo tipo. Un remiendo tiene "el tamaño de un Volkswagen", dijo.

Se necesita más transparencia

En un acuerdo alcanzado el 5 de agosto con la Fiscalía General de California y la Fiscalía General del Condado de Contra Costa, la corporación Chevron acordó pagar 2 millones de dólares en multas y reparaciones por el incendio. La compañía también se declaró culpable por los seis cargos que incluyen no haber exigido que los empleados usaran un equipo de protección especial.

Chevron Richmond informó a través de su sitio web que tomará una serie de acciones que incluyen mejorar los protocolos para evaluar pérdidas y desconexiones en el sistema, el fortalecimiento de la comunicación interna y la mejora de los programas de entrenamiento.

Nibarger dijo que las iniciativas suenan bien en papel, pero generalmente hay muy poca aplicación de las reglas.

Los trabajadores tienen "autoridad para detener el trabajo", y para desconectar una unidad si ven un riesgo a la seguridad, pero las compañías invalidan esa autoridad.

"Sin el poder, la autoridad no significa nada", dijo.

Testificando ante el congreso estadounidense a principios de este año, Nibarger dijo que no sólo se ignoraron los pedidos de los trabajadores de cerrar la unidad, sino que luego de que apareció la pérdida, Chevron continuó operando la unidad bajo presión mientras exploraban como podían arreglar la filtración.

"Aferrarse a la idea de que es más seguro operar una unidad con un agujero en una tubería que no iba a mejorar, en vez de apagar la unidad, es un absurdo", dijo en su testimonio escrito.

De acuerdo con Wilson, las mejoras en la supervisión y prevención reglamentarias van a tener que reemplazar el enfoque auto-regulatorio que tiene la industria, que él describe como un "oximoron".

"Esto pone de relieve la necesidad de una mayor transparencia y responsabilidad", dijo.

Las recomendaciones hechas en el informe de la UC incluyen: más transparencia acerca de las acciones de mantenimiento preventivo que se estén haciendo o no en las refinerías, más oportunidades de colaboración entre empleados, agencias del gobierno y compañías, y estrictas penalidades por falta de medidas preventivas.

Nibarger dijo que las agencias federales necesitan "una normativa más enérgica" pero bajo la situación actual es difícil.

La Comisión de Seguridad Química (CSB, por sus siglas en inglés), agencia federal que investiga los accidentes químicos, está tan atrasada que todavía tiene seis investigaciones en marcha, de eventos que ocurrieron tres años atrás, según el Centro para la Integridad Pública. En 2007, la CSB completó 10 investigaciones pero el año pasado completó sólo dos de las ocho que esperaba terminar.

Sin embargo, la CSB emitió a principios de este año un duro informe donde documentaba la falta de acción de Chevron ante inminentes problemas de seguridad y mantenimiento.

Lo mismo ocurre en la Administración para la Seguridad y Salud Ocupacional. Nibarger dice que la agencia no cuenta con los recursos para hacer una investigación física en los lugares, confiando así en los planes de seguridad que les dan las compañías.

"No hay inspectores suficientes para examinar los documentos, no hay forma de que puedan hacer una inspección al equipamiento o al mantenimiento", dijo.

El Presidente Obama dictó un decreto ejecutivo el 1 de agosto, donde ordenó a las agencias federales a coordinar de manera más efectiva y mejorar las normas de seguridad en las instalaciones químicas. Nibarger espera que esto finalmente traiga a la industria un cambio para mejor.

"La mayor oportunidad de mejorar es a través de este decreto ejecutivo", señaló Nibarger.

Chevron no respondió a las llamadas ni a los emails donde se le pedía su opinión.