Traducido de Gladys Molina del artículo original de Paul Levy; "Are We Possessed?"
Cuando "vemos" un demonio, cuando sabemos su nombre, ésto nos ayuda a conseguir "hacernos con" y controlar la situación. El nombrarlo es un ejercicio de exorcismo, ya que disipa el poder del demonio sobre nosotros. Jung dice: En otra parte, Jung escribe: "Para la humanidad siempre fue como una liberación de una pesadilla cuando se encontraba un nombre nuevo." Encontrar el nombre es un acto de poder. Jung comenta:
El estar "endemoniado" - tomados por fuerzas psíquicas inconscientes - es algo que nos pasa a todos nosotros, y es nuestra gran ventaja la de ser capaz de nombrar correctamente nuestra experiencia. Encontrar el nombre nos empodera a comprometernos creativamente con estas partes de nosotros mismos que emergen desde las sombras "en el nombre de la curación."
En el aprendizaje de formas nuevas y creativas para expresarnos, estamos disipando la maldición-(mal-dicción) bajo la que estábamos, de no ser capaces de simbolizar nuestra experiencia. Al aprender a deletrear/lanzar hechizos (spell=deletrear/hechizo) conscientemente, el mundo ya no está escrito en piedra, con nosotros como sus víctimas pasivas, cuando nos damos cuenta y aprovechamos el poder creativo y transformador de la Palabra, el Logos.
Como dice la Biblia: "Y primero fue la palabra. Y el Verbo era con Dios. Y el Verbo era Dios." La creación de un nuevo lenguaje con el fin de re-crearnos a nosotros mismos nuevamente, nos adentra en las figuras arquetípicas del "Sanador Herido" y el "Artista Creativo." En la animación de estas figuras arquetípicas, activamos y participamos creativamente en nuestro propio proceso evolutivo, ampliando y perfeccionando las formas en las que tel-empáticamente comulgamos y telepáticamente nos comunicamos entre nosotros, así como con nosotros mismos.
Además, parte del restablecimiento de la palabra "demonio" y "posesión," como lleno de significado, es el de complementar estas palabras con la idea de que si tenemos una reacción y llegamos a ser "accionados" por estas palabras, la figura dentro de nosotros que se acciona o dispara podría ser el mismo demonio que nos está poseyendo (por favor, ver mi artículo "Accionado por el Mal").
He acuñado el nombre de "Demonio no-local" ("DNL" para abreviar) para "capturar" este elusivo, mercurial demonio no local que "ronda" nuestro mundo. Al igual que la acuñación de una moneda, cuando acuñamos una frase y encontramos el nombre, creamos moneda corriente en el reino de la mente con la que ejercer el comercio entre sí, así como con nosotros mismos. Esto es para generar consciencia, que es algo de valor genuino.
Una vez que vemos cómo el DNL opera clandestinamente en todo el campo subyacente de consciencia mediante la ocultación y ofuscación en y a través de nuestro inconsciente, enganchándose e insinuándose en nuestros puntos ciegos, hemos simultáneamente retirado su poder a la vez que nos hemos empoderado a nosotros mismos, creando una riqueza de nuevas formas que nos permite responder de manera creativa que previamente no estaban disponibles.
Siendo no-local, una de las formas en que el DNL se encarna es a través de nuestras re-acciones inconscientes internas, para encontrarse con la multitud de formas-alteradas y disfraces del DNL en el mundo exterior. La forma de tratar más eficazmente con un demonio es volver nuestra atención con valentía hacia lo que se desencadena dentro de nosotros. El texto gnóstico; El Evangelio de Felipe, dice: El origen de los demonios se encuentra dentro de nosotros mismos. En comparación a existir "en virtud" de algo, los demonios sólo pueden vivir por la "falta de virtud" de nuestras propias mentes oscurecidas y sin examinar. La cita Gnóstica anterior trae a la mente el famoso pasaje de Pablo en el Nuevo Testamento: "Lo que me gustaría hacer, no lo hago, y lo que no haría, lo hago." (Romanos 7:15 Versión Rey Jaime), que es una expresión clara y sencilla de nuestra propensión humana para la posesión, si alguna vez la hubo.
Un complejo autónomo no-iluminado y no reconocido nos obliga a actuar diabólicamente en contra de nuestras mejores intenciones, como cualquiera de nosotros que hayamos luchado contra toda forma de comportamiento adictivo sabe por experiencia propia. El estar poseído por demonios es un problema tan antiguo como la humanidad.
Todos somos chamanes y curanderos potenciales, porque al metabolizar la oscuridad y asimilar nuestros propios demonios, les añadimos luz y "aligeramos" de manera no-local, la sombra colectiva para todo el mundo (por favor, ver mi artículo, "Todos somos chamanes-en-Formación.") Si los demonios no están integrados, tampoco lo está el alma humana, es decir, que la adopción e integración de nuestros demonios es fundamental para la evolución del alma. Jung sopesa: "¿Cómo se puede integrar el mal? Sólo hay una posibilidad: El asimilarlo, es decir, elevarlo al nivel de la consciencia."
Elevar los demonios al nivel de la consciencia les resta su existencia autónoma, ya que vuelven a juntarse a la unidad profunda de la psique. Jung comenta: "Entonces el opus magnum [el 'gran trabajo' de la alquimia] está terminado, el alma humana está completamente integrada." (Véase mi artículo "El Arte Sagrado de la Alquimia").
LO DEMONÍACO
Para citar al señalado psicólogo Rollo May, lo demoníaco es "cualquier función natural que tenga el poder para hacerse cargo de toda la persona [o nación entera]...lo demoníaco puede ser tanto creativo o destructivo [es decir, demoníaca]...la violencia es lo demoníaco vuelto torcido...en épocas [como la nuestra] tienden a haber momentos en donde lo demoníaco se expresa en su forma más destructiva."
Lo demoníaco no es una entidad metafísica objetiva existente en el sentido Cristiano, sino que es una función arquetípica de la experiencia humana, una realidad psíquica, así como una realidad existencial en la que todos participamos.
Lo demoníaco es una energía arquetípica que puede apoderarse de una persona, un grupo o una nación. Jung escribe: Los arquetipos son entidades dinámicas vivas, instintos psicológicos o campos de información de influencia que proporcionan la plantilla subyacente de los patrones humanos de comportamiento, percepción y experiencia. Lo demoníaco se anuncia mediante el reclutamiento de las personas a su servicio, alistando los seres humanos como instrumentos de su revelación a-cuerpo-entero de sí mismo. Jung comenta: Lo demoníaco se expresa a través de nuestro reclutamiento a su causa y obligándonos a actuar externalizandolo inconscientemente a fin de darse forma viva a sí mismo en la tercera dimensión.La palabra demoníaca está relacionada con "el diablo," que a su vez se relaciona con la palabra diabólica, cuyo significado interior es dividir, separar, y des-integrar. Al ser divisivo, lo diabólico nos escinde en varios trozos fragmentados y compartimentados. Jung comenta: Convertirse en un verdadero seguidor de Cristo, que es el símbolo del Ser totalmente integrado, es transformar la naturaleza diabólica de la disyunción en una sagrada conjunción, donde se conectan todas las partes de la psique y los opuestos se unen. Esta es la razón por lo que la mayor protección contra los demonios es estar en contacto con nuestraintegridad intrínseca, que ha de ser "dueña de sí misma", - en posesión de la parte de nosotros que no es 'poseíble,'- que es el Ser, la totalidad de nuestro ser.
El antónimo de la palabra diabólico es simbólico, que, además de ser el lenguaje de los sueños, significa reunir, unir e integrar. Lo demoníaco es un fenómeno cuántico, que contiene tanto lo simbólico y lo diabólico codificado dentro de sí en un estado de superposición, es decir, que oculto dentro de lo demoníaco está la semilla creativa de su propia transformación. Ambas fuerzas constructivas y destructivas están plenamente presentes en lo demoníaco simultáneamente, y cualquiera de las energías puede, potencialmente manifestarse, dependiendo de cómo una consciencia observadora interactúa con ello.Para citar a Jung: Escondido en lo demoníaco está nuestra voz interior, nuestro espíritu guía, nuestro ángel y nuestro genio. Jung se refiere a lo demoníaco como "la creativa desapercibida", es decir, es la creatividad todavía no "hecha realidad" o lograda por el yo. El desarrollo de un yo sano y fuerte es de vital importancia para entrar en relación a y expresar creativamente las energías demoníacas dentro de nosotros. Una de las cosas más destructivas de la psique humana es la creatividad no realizada.
Si lo demoníaco no es honrado y tratado religiosamente (es decir, cuidadosamente considerado con reverencia y un sentido de lo sagrado), se constela negativamente y se convierte verdaderamente en "demoníaco," en el sentido destructivo de la palabra. Jung comenta: Antes de que un arquetipo pueda ser conscientemente integrado, siempre se manifestará físicamente, ya que, en palabras de Jung, "...fuerza al sujeto en su propia forma." En su forma negativa, que es una verdadera forma virulenta de la locura, a nosotros, debido a nuestra inconsciencia, se nos convierte en un conducto viviente de la encarnación de una energía malévola, depredadora y rapaz inhumana, que sólo se preocupa por la alimentación de su propio narcisismo insaciable, en última instancia, victimizando, consumiendo y canibalizando tanto a nosotros mismos como a otros en el proceso. Al describir este momento de ser poseído, Jung elabora: Esta energía en-toxicante, que es el yo narcisista campando a sus anchas mientras se auto-encanta, es el combustible que anima cualquier forma de adicción. "La intoxicación," para citar a Jung, es "esa forma más directa y peligrosa de la posesión," que salvo que se reflexione sobre ella, y así es iluminada y transformada por la luz de la consciencia, conduce inevitablemente a la autodestrucción.Jung nos recuerda que: Entonces caemos en la regresión infinita y perpetúa retroalimentación de negar que estamos en la negación, una cepa de creación propia de la locura a la que le he dado el nombre de "egofrenia maligna" o "enfermedad del yo", para abreviar. Esta es una forma de auto-engaño, disociación y ceguera psíquica en la que estamos mintiendo en última instancia, y ocultando de nosotros mismos. Llegado a cierto punto este proceso se atrinchera dentro de la psique de tal manera que desarrolla impulso suficiente para convertirse aparentemente en su propia auto-generada entidad autónoma. Entonces nos hemos convertido en un "problema" para nosotros mismos, creando nuestro propio monstruo de Frankenstein en el proceso, que es nosotros. Podemos entonces decir que somos la encarnación de la enfermedad del yo en persona de carne y hueso, su revelación en forma humana. Similar a ser poseído por un demonio, estar apoderado por la enfermedad del yo es al mismo tiempo su propia auto-revelación y, codificada dentro de la aparente patología, está su propia medicina.
Jung dice: "El diablo es la sombra imitando a Dios." Cuando estamos poseídos por el inconsciente, una energía arquetípica más potente, se desplaza de forma y toma nuestra forma aparente, que absorbemos en, identificamos con y consideramos que es quienes somos.
Engañados y embaucados por el hábil "arte de vender" de este impostor de nosotros mismos, "compramos" su versión de quienes somos. Vivimos entonces una simulación de nosotros mismos, imitándonos a nosotros mismos, convirtiéndonos en una copia maestra, un duplicado de nuestro ser original. En la medida en que inconscientemente estamos poseídos por el demonio, es como si un parásito psíquico se hubiera hecho cargo de nuestro cerebro y nos haya bureado, su anfitrión, a pensar que estamos alimentando y fortaleciéndonos nosotros mismos, mientras que en realidad estamos nutriendo al parásito.
Es como si nuestro alma hubiera sido secuestrado por una fuerza arquetípica más profunda, y haya sido sustituido por una pálida imitación de nosotros mismos, y, en la medida en que hemos sido apoderados, ni siquiera nos damos cuenta. Los arquetipos, señala Jung, "tienen la más desagradable de las cualidades de aparecer con nuestro propio aspecto." El espíritu del inconsciente nos suplanta, engañándonos incluso a nosotros mismos, mientras se encubre con nuestra forma. Este espíritu mercurial "se ha vestido de nosotros" como un disfraz, apareciendo como nosotros mismos, o por lo menos como quienes nos imaginamos ser.
CONTINUARÁ...
Proximamente la 3º y la 4º parte.
Comentario:
Para más información sobre esta visión esotérica del origen del mal no se pierdan este otro artículo de Paul Levy:
- Los Maestros del Engaño: Wetiko
Para una visión más científica del origen del mal les recomendamos, fervientemente, la lectura de Ponerología Política:
- Reflexiones sobre Ponerología Política
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