Una vez más las bombas caen en franja de Gaza, una porción de territorio extirpada de Palestina como resultado de acciones ilegales e ilegítimas de parte de Israel.
De hecho Gaza se ha convertido en un gueto cerrado, dividido primero de Palestina en violación de los planes de partición y los programas políticos y transformado en un gueto sellado tras las elecciones democráticas que llevaron al Movimiento de Resistencia Islámico (Hamás) al poder. Catalogado como una organización terrorista en los Estados Unidos y con algunos de sus miembros líderes encarcelados ycondenados a más de veinte años por mandar ayuda humanitaria a la franja de Gaza. Teniendo en mente esto, no puede ser ninguna sorpresa que Israel y la prensa occidental acusen a Hamás de atacar Israel con cohetes en lugar de reportar que Hamás mandó los cohetes en respuesta a un ataque Israelí.
Este método de reportar es parte de los esfuerzos continuos de deslegitimación de la lucha palestina por librarse del yugo de la violencia y opresión genocida sionista. Más aún, las acusaciones no han sido acompañadas por referencias al registro histórico: que la guerra sionista, tanto activa como fría, en contra de los palestinos, no ha parado ni siquiera durante un día desde 1948 y que se convirtió en una marcha implacable desde 1967 y sigue sin disminuir. Esta agresión continua - administrativa y militar - nunca es puesta frente a la vista y el entendimiento occidentales, aunque una rápida ojeada a los sitios del Centro Palestino de Derechos Humanos localizado en Ciudad Gaza, Mahson Watch, y Betselem ofrecería información detallada y escalofriante de esta guerra continua y cotidiana.
Para cualquiera que no haya sucumbido a la propaganda sionista, es un hecho conocido que cuando los cohetes son lanzados desde Gaza es siempre en respuesta a un ataque Israelí, especialmente cuando este ataque es un acto de violencia flagrante y señalado al que los Israelís dan gran visibilidad, resulta importante mencionar que Israel comenzó a golpear Gaza el 13 de noviembre de 2012, lo que aparentemente llevó a la formulación de una tregua. El asesinato de Ahmed Jabari el 14 de noviembre de 2012, la cabeza de las fuerzas de resistencia palestina, fue realizado para justificar una guerra a gran escala. La gran visibilidad de este caso fue consecuencia de la creación de un video subido a los sitios de noticias israelís para que los espectadores pudieran repetir el performance. La justificación de este último ataque se encuentra en el sitio de las Fuerzas de Defensa de Israel [sic]:
La traducción del nombre de la operación militar es inexacto, sospecho que esto es deliberado. El nombre en hebreo es 'Amud Ashan' - Pilar de Humo - una metáfora creada para licitar la comparación deliberada en la mente israelí con el pilar de fuego y el pilar de nubes de la historia bíblica del Éxodo, de acuerdo a la cual Dios guio a los hijos de Israel lejos de la esclavitud en Egipto en su viaje hacia la libertad en la Tierra Prometida. Necesariamente este nombre y esta imagen tienen como consecuencia la inversión de los roles de israelís y palestinos: el agresor israelí es de nuevo la víctima perseguida, como en la historia del Éxodo, mientras que los palestinos, inmovilizados y estrangulados en la prisión-gueto de Gaza, encerrados entre muros electrificados y vallas, son transformados en terroristas faraónicos que persiguen implacable y descorazonadamente a las inocentes víctimas israelís. Esta inversión involucra más que simples etiquetas: además de invertir el orden moral y los hechos reales, sirve una vez más para reforzar la imagen del palestino como el enemigo, como demonio, como sub-humano, una entidad no merecedora de ningún respeto o consideración. Una fórmula probada para desviar la atención y culpa de los verdaderos perpetradores de la muerte y la destrucción en las víctimas de esos actos de agresión.
El asesinato político es la especialidad de Israel, una práctica adoptada por el presidente Obama con su propia lista de la muerte. Usar el asesinato para minar deliberadamente el encadenamiento político con la esperanza de debilitarlo respecto a la posibilidad de una recuperación política después de la guerra, es un acto que viola el tercer principio de legitimidad de las leyes de la guerra - el principio de caballerosidad - un principio que reconoce la humanidad del enemigo. El enemigo debe ser tratado con respeto para que la vida social normal pueda iniciar o reiniciar al fin de las hostilidades.
El aforismo de Clausewitz - que la guerra es una continuación de la política - no es descriptivo, sino prescriptivo. Las negociaciones que conduzcan a la paz deben ser el propósito de una legítima guerra de defensa. Es desde esta perspectiva que uno debe entender la información liberada por Gershon Baskin, un activista político Israelí: que el liderazgo palestino en Gaza, incluyendo a Ahmed Jabari, ha recibido el bosquejo de un acuerdo de tregua sólo horas antes de su asesinato. Es por lo tanto obvio que el asesinato fue ejecutado con el propósito específico de prevenir una tal tregua. Esto por lo menos indica una flagrante mala fe de parte de los israelís, pero más importante, es otra instancia de traición provocadora, un asunto que merece un análisis aparte.
El derecho de proteger la vida humana es absoluto, incluso si los medios usados están condicionados. Por lo tanto, de acuerdo a todas las normas humanas, la ley natural, las normas legales y la ley internacional y la jurisprudencia; los palestinos tienen el derecho legítimo de responder. Debe ser recordado que a los palestinos les ha sido negado un Estado y que siempre está presente el ejército israelí y el estadounidense. Por tanto la respuesta disponible a los palestinos en Gaza es extremadamente limitada y está confinada a cohetes lanzados hacia Israel. Estos cohetes son armas primitivas no extremadamente precisas, por lo que han sido definidos como fuegos artificiales y eso es todo lo que los palestinos tienen para su defensa. Esta respuesta es el único camino abierto para una sociedad bajo ataque que trata de terminar un tal ataque cuando el agresor no negociará con ella de buena fe.
Los israelís están orgullosos del hecho de que su ejército es el cuarto más grande del mundo, y en la medida que les concierne, también el mejor, el más efectivo y el más moral. Gracias a la exponencialmente enorme desproporción en poder entre Israel y los palestinos, los palestinos no son capaces de reaccionar a todos y cada uno de los ataques en su contra. Tienen que, cuidadosa y prudentemente sopesar sus posibilidades de respuesta, que es la razón por la que los israelís nunca tienen que cesar sus implacables ataques de intensidad variable. Pero son también los ataques desproporcionados de parte del ejército de Israel los que violan el principio de proporcionalidad que subyace la guerra legítima.
El derecho a la resistencia es el derecho a la defensa propia
Puede argumentarse convincentemente que en tanto el derecho de autodeterminación fue deliberadamente y explícitamente negado a los palestinos tras la caída del Imperio Otomano, sin derecho o justificación de ningún tipo en las circunstancias, los palestinos tienen derecho de demandar y pelear por tales derechos. (Ver nota final.)
En lugar de libertad, encararon la realidad de la colonización de Palestina por extranjeros y en contra de los deseos de la población local, una colonización que resultó en la expulsión de cerca del 90% de la población, creando un tiempo ha supurante y sufriente problema de refugiados palestinos. Una lucha por la autodeterminación es legítima según la ley internacional en tanto expresa la lucha por la libertad, la cualidad básica de la vida necesaria para que los humanos desarrollen su potencial como personas individuales y seres sociales. Aquellos que niegan tal autodeterminación son culpables de violar esa misma ley internacional. Que la negación de ese derecho es el caso respecto a los palestinos puede verse en diversas cartas de correspondencia de los ministros británicos. En una carta para el primer ministro de parte de lord Arthur Balfour fechada el 19 de febrero de 1919 dice: En un memorándum posterior dirigido a lord Curzon de parte de lord Balfour del 11 de agosto de 1919 se repite una noción similar: A pesar de la obvia negación de los derechos de los palestinos en el momento, tal negación no tiene como consecuencia ni su pérdida ni su caída en desuso. Mientras la gente quisiera realizar tales derechos tenía el derecho de demandar su realización. Los palestinos nunca renunciaron a estos derechos, aunque han hecho innumerables intentos de alcanzar un modus vivendi junto al Estado sionista. Su hospedaje ha sido rechazado por la misma razón que un compromiso y un espacio compartido en Palestina no es parte del programa sionista y nunca lo ha sido.
Podríamos llegar a la siguiente conclusión en este punto: Los palestinos tienen derecho a resistir en distintas formas. Primero, en respuesta a la provocación israelí en la forma del asesinato de Ahmed Jabari. (Podemos imaginar una respuesta israelí al asesinato de Ehud Barak o cualquier otro ministro). Segundo, tienen derecho a resistir el control genocida israelí sobre Gaza que está propiciando la desaparición física real de la población, que exhibe un mal nivel general de salud atribuible directamente al dominio israelí sobre el territorio. Tercero, tienen derecho a resistirse contra las continuas incursiones, redadas, arrestos, encarcelamientos y a la supresión de la actividad económica en Cisjordania/Jerusalén del este. Y cuarto, el hecho de que se les nieguen sus derechos políticos justifica la resistencia.
¿Entonces por qué los palestinos en general y Hamas en particular son representados como terroristas?
El término 'terrorista' no es un término legal y no tiene referencia legal alguna. Ha sido manufacturado para evitar las limitaciones que la ley internacional impone respecto a la manera de tratar con el adversario. Es usado para satanizar a quienes no concuerdan con la demanda hegemónica y el dominio del mundo de EUA/Israel/Europa y es especialmente usado para negar el derecho a la resistencia a esas personas, el derecho a la lucha de quien lucha por la libertad. Es este término el que ha creado tal confusión y discrepancia en la comprensión del público general respecto a la realidad en Palestina y el estado actual de las cosas que prevalece ahí. Pero deberíamos preguntar por qué los palestinos son vistos en occidente como "terroristas" y asesinos intransigentes, un pueblo que entiende únicamente de violencia y no de paz.
Para entender este enigma es necesario entender la naturaleza de la sociedad estadounidense y de sus mecanismos de control. Los Estados Unidos son una sociedad capitalista en la que el poder es ejercido por el complejo financiero-mediático- militar. Uno de los principales recursos de la explotación capitalista es el refinamiento y distribución al resto del mundo del petróleo extraído de los depósitos de Medio Oriente. Es unsine qua non para la elite capitalista que controla estos recursos y su disposición. Tal control no es del interés de la población de los territorios en los que el petróleo se encuentra, que son casi en su totalidad musulmanes.
Para minimizar, si no eliminar las críticas de la explotación capitalista, los Estados Unidos usan los medios para manipular las mentes de su población, como los profesores Noam Chomsky y Edward Herman explicaron en su libro Consenso manufacturado.Sin embargo, desde el segundo periodo de la administración de Bush, el Departamento de Seguridad Nacional (DSN) - un título sacado directamente del 1984 de George Orwell - fue formado para ejercer mayor control sobre la población a través del uso de la vigilancia. Los acontecimientos del 11/09 han sido explotados exponencialmente tanto por los medios y por el DSN hacia la satanización del Islam, y los palestinos automáticamente caen en esta categoría. Todos son considerados terroristas o potenciales terroristas y por tanto son, por definición, el enemigo. El nivel de propaganda generado por los medios al que la población occidental está sujeto en particular en Estados Unidos e Israel ha condicionado a la población a una respuesta negativa automática a todos los musulmanes, palestinos incluidos.
Los musulmanes como terroristas, el Islam como una religión de odio y violencia, los judíos como la eterna víctima, el Holocausto como un evento histórico único, de cuya singularidad se hace eco en el manifiesto político del 'destino manifiesto' y en el 'excepcionalismo' de los Estados Unidos de América (los 'buenos' de las Guerras Mundiales I y II) constituye el pastiche propagandístico actual que determina los límites del discurso políticamente correcto. Cualquier crítica en contra de Israel es automáticamente traducida en anti semitismo y cualquier crítica a los Estados Unidos es antipatriota o incluso traición.
El partido político palestino Hamás está en la lista de organizaciones terroristas de EU y varios musulmanes han sido sentenciados y encarcelados por periodos extendidos, en un caso por más de veinte años, por el crimen de ayudar e incitar terroristas al enviar ayuda humanitaria a Palestina. Israel nunca ha cesado de referirse a los palestinos como terroristas y los trata consecuentemente. Como fue mencionado anteriormente, ha roto y/o minado todos sus acuerdos con los palestinos, siendo la violación mas escandalosa la de seguir con la construcción de asentamientos judíos en la Cisjordania conquistada en 1967, convirtiéndose en una fuerza colonial, lo que es una violación directa de la ley internacional. Además, Israel ha violado todas las resoluciones de Naciones Unidas, pero está protegida por el veto de EU, proveyéndola así con una larga correa para hacer lo que quiera en Palestina. La realidad de la fuerza Israelí, la realidad de sus ilegalidades constituye una violación tanto de la moral como del orden legal. Es sabido tanto por Israel como por EU y por lo tanto hay una depravada y continua propaganda en contra de los árabes, los musulmanes y los palestinos.
Puede haber pocas dudas de que no hay una solución fácil para los palestinos. A pesar de sus derechos de iure así como de facto, su resistencia y lucha legítimas y el uso de armas que no llegan a los estándares de un ejército moderno, es sólo el sector victimizado del mundo quien entiende su situación junto con aquellos provenientes de Occidente que son llamados radicales. En esta coyuntura de la historia, la gente no tiene poder, pero nos corresponde a nosotros continuar la lucha por la libertad y la justicia de cualquier forma en que podamos, sin destruir el planeta, como nuestros amigos capitalistas lo hacen. Si, a pesar de todo, existe una ley de hierro de la vida y la existencia que debe mantener nuestra esperanza y energía, es que todas las instituciones, todos los poderes, eventualmente colapsan porque todo es cambiante y temporal en nuestro mundo contingente. Las cosas no pueden sino cambiar. Cuando tal cambio llegue a la distribución del poder, deberemos estar listos para instaurar un reino de justicia y paz por el bien de toda la humanidad.
Nota final
Todo el propósito de un Estado judío en Palestina está construido sobre un rechazo manifiesto de la ley internacional. El único suelo legítimo para la soberanía política de cualquier pueblo nativo son las leyes de ius soli o ius sanguine como son reconocidas en el derecho internacional, que se traduce en el derecho o soberanía basado en habitar un territorio en particular o en descender de alguien en un territorio en particular. La tercera opción para conceder el derecho a la soberanía sería el descubrimiento de una terra nullius, es decir, un territorio inhabitado. Palestina nunca fue una terra nullius y sus habitantes tenían derecho a un Estado soberano en Palestina como parte de la Gran Siria.
Los judíos europeos no cumplían con ninguno de estos requisitos en 1917, cuando la Declaración de Balfour, un documento preparado por el liderazgo judío internacional y dirigido por lord Arthur Balfour (el secretario de asuntos exteriores del Reino Unido en aquel tiempo) a lord Walter Rothschild, miembro de una de las familias bancarias judías líderes del mundo y residente en Inglaterra. Dicho documento fue escrito apoyando la creación de una patria [sic] judía en Palestina.
El repartimiento de la Palestina histórica para una importada e inequívocamente extranjera población, a costa de la sociedad local, ha sido reconocido como una acción política ilegítima. Sus consecuencias destructivas deberían haber sido obvias a priori, y la historia ha probado como exactas tales expectativas. Tal extirpamiento ha dañado la población local en todos y cada uno de los aspectos de su vida: político, económico, social, educativo, cultural, religioso, histórico y geográfico. La destrucción de Palestina, la expulsión de la abrumadora mayoría de su población y los ataques genocidas continuos sobre la población restante que vive bajo la conquista judía sólo subraya la ilegitimidad de la presencia judía y de su agresión continua en contra de los palestinos.
Este método de reportar es parte de los esfuerzos continuos de deslegitimación de la lucha palestina por librarse del yugo de la violencia y opresión genocida sionista. Más aún, las acusaciones no han sido acompañadas por referencias al registro histórico: que la guerra sionista, tanto activa como fría, en contra de los palestinos, no ha parado ni siquiera durante un día desde 1948 y que se convirtió en una marcha implacable desde 1967 y sigue sin disminuir. Esta agresión continua - administrativa y militar - nunca es puesta frente a la vista y el entendimiento occidentales, aunque una rápida ojeada a los sitios del Centro Palestino de Derechos Humanos localizado en Ciudad Gaza, Mahson Watch, y Betselem ofrecería información detallada y escalofriante de esta guerra continua y cotidiana.
Para cualquiera que no haya sucumbido a la propaganda sionista, es un hecho conocido que cuando los cohetes son lanzados desde Gaza es siempre en respuesta a un ataque Israelí, especialmente cuando este ataque es un acto de violencia flagrante y señalado al que los Israelís dan gran visibilidad, resulta importante mencionar que Israel comenzó a golpear Gaza el 13 de noviembre de 2012, lo que aparentemente llevó a la formulación de una tregua. El asesinato de Ahmed Jabari el 14 de noviembre de 2012, la cabeza de las fuerzas de resistencia palestina, fue realizado para justificar una guerra a gran escala. La gran visibilidad de este caso fue consecuencia de la creación de un video subido a los sitios de noticias israelís para que los espectadores pudieran repetir el performance. La justificación de este último ataque se encuentra en el sitio de las Fuerzas de Defensa de Israel [sic]:
La traducción del nombre de la operación militar es inexacto, sospecho que esto es deliberado. El nombre en hebreo es 'Amud Ashan' - Pilar de Humo - una metáfora creada para licitar la comparación deliberada en la mente israelí con el pilar de fuego y el pilar de nubes de la historia bíblica del Éxodo, de acuerdo a la cual Dios guio a los hijos de Israel lejos de la esclavitud en Egipto en su viaje hacia la libertad en la Tierra Prometida. Necesariamente este nombre y esta imagen tienen como consecuencia la inversión de los roles de israelís y palestinos: el agresor israelí es de nuevo la víctima perseguida, como en la historia del Éxodo, mientras que los palestinos, inmovilizados y estrangulados en la prisión-gueto de Gaza, encerrados entre muros electrificados y vallas, son transformados en terroristas faraónicos que persiguen implacable y descorazonadamente a las inocentes víctimas israelís. Esta inversión involucra más que simples etiquetas: además de invertir el orden moral y los hechos reales, sirve una vez más para reforzar la imagen del palestino como el enemigo, como demonio, como sub-humano, una entidad no merecedora de ningún respeto o consideración. Una fórmula probada para desviar la atención y culpa de los verdaderos perpetradores de la muerte y la destrucción en las víctimas de esos actos de agresión.
El asesinato político es la especialidad de Israel, una práctica adoptada por el presidente Obama con su propia lista de la muerte. Usar el asesinato para minar deliberadamente el encadenamiento político con la esperanza de debilitarlo respecto a la posibilidad de una recuperación política después de la guerra, es un acto que viola el tercer principio de legitimidad de las leyes de la guerra - el principio de caballerosidad - un principio que reconoce la humanidad del enemigo. El enemigo debe ser tratado con respeto para que la vida social normal pueda iniciar o reiniciar al fin de las hostilidades.
El aforismo de Clausewitz - que la guerra es una continuación de la política - no es descriptivo, sino prescriptivo. Las negociaciones que conduzcan a la paz deben ser el propósito de una legítima guerra de defensa. Es desde esta perspectiva que uno debe entender la información liberada por Gershon Baskin, un activista político Israelí: que el liderazgo palestino en Gaza, incluyendo a Ahmed Jabari, ha recibido el bosquejo de un acuerdo de tregua sólo horas antes de su asesinato. Es por lo tanto obvio que el asesinato fue ejecutado con el propósito específico de prevenir una tal tregua. Esto por lo menos indica una flagrante mala fe de parte de los israelís, pero más importante, es otra instancia de traición provocadora, un asunto que merece un análisis aparte.
El derecho de proteger la vida humana es absoluto, incluso si los medios usados están condicionados. Por lo tanto, de acuerdo a todas las normas humanas, la ley natural, las normas legales y la ley internacional y la jurisprudencia; los palestinos tienen el derecho legítimo de responder. Debe ser recordado que a los palestinos les ha sido negado un Estado y que siempre está presente el ejército israelí y el estadounidense. Por tanto la respuesta disponible a los palestinos en Gaza es extremadamente limitada y está confinada a cohetes lanzados hacia Israel. Estos cohetes son armas primitivas no extremadamente precisas, por lo que han sido definidos como fuegos artificiales y eso es todo lo que los palestinos tienen para su defensa. Esta respuesta es el único camino abierto para una sociedad bajo ataque que trata de terminar un tal ataque cuando el agresor no negociará con ella de buena fe.
Los israelís están orgullosos del hecho de que su ejército es el cuarto más grande del mundo, y en la medida que les concierne, también el mejor, el más efectivo y el más moral. Gracias a la exponencialmente enorme desproporción en poder entre Israel y los palestinos, los palestinos no son capaces de reaccionar a todos y cada uno de los ataques en su contra. Tienen que, cuidadosa y prudentemente sopesar sus posibilidades de respuesta, que es la razón por la que los israelís nunca tienen que cesar sus implacables ataques de intensidad variable. Pero son también los ataques desproporcionados de parte del ejército de Israel los que violan el principio de proporcionalidad que subyace la guerra legítima.
El derecho a la resistencia es el derecho a la defensa propia
Puede argumentarse convincentemente que en tanto el derecho de autodeterminación fue deliberadamente y explícitamente negado a los palestinos tras la caída del Imperio Otomano, sin derecho o justificación de ningún tipo en las circunstancias, los palestinos tienen derecho de demandar y pelear por tales derechos. (Ver nota final.)
En lugar de libertad, encararon la realidad de la colonización de Palestina por extranjeros y en contra de los deseos de la población local, una colonización que resultó en la expulsión de cerca del 90% de la población, creando un tiempo ha supurante y sufriente problema de refugiados palestinos. Una lucha por la autodeterminación es legítima según la ley internacional en tanto expresa la lucha por la libertad, la cualidad básica de la vida necesaria para que los humanos desarrollen su potencial como personas individuales y seres sociales. Aquellos que niegan tal autodeterminación son culpables de violar esa misma ley internacional. Que la negación de ese derecho es el caso respecto a los palestinos puede verse en diversas cartas de correspondencia de los ministros británicos. En una carta para el primer ministro de parte de lord Arthur Balfour fechada el 19 de febrero de 1919 dice: En un memorándum posterior dirigido a lord Curzon de parte de lord Balfour del 11 de agosto de 1919 se repite una noción similar: A pesar de la obvia negación de los derechos de los palestinos en el momento, tal negación no tiene como consecuencia ni su pérdida ni su caída en desuso. Mientras la gente quisiera realizar tales derechos tenía el derecho de demandar su realización. Los palestinos nunca renunciaron a estos derechos, aunque han hecho innumerables intentos de alcanzar un modus vivendi junto al Estado sionista. Su hospedaje ha sido rechazado por la misma razón que un compromiso y un espacio compartido en Palestina no es parte del programa sionista y nunca lo ha sido.
Podríamos llegar a la siguiente conclusión en este punto: Los palestinos tienen derecho a resistir en distintas formas. Primero, en respuesta a la provocación israelí en la forma del asesinato de Ahmed Jabari. (Podemos imaginar una respuesta israelí al asesinato de Ehud Barak o cualquier otro ministro). Segundo, tienen derecho a resistir el control genocida israelí sobre Gaza que está propiciando la desaparición física real de la población, que exhibe un mal nivel general de salud atribuible directamente al dominio israelí sobre el territorio. Tercero, tienen derecho a resistirse contra las continuas incursiones, redadas, arrestos, encarcelamientos y a la supresión de la actividad económica en Cisjordania/Jerusalén del este. Y cuarto, el hecho de que se les nieguen sus derechos políticos justifica la resistencia.
¿Entonces por qué los palestinos en general y Hamas en particular son representados como terroristas?
El término 'terrorista' no es un término legal y no tiene referencia legal alguna. Ha sido manufacturado para evitar las limitaciones que la ley internacional impone respecto a la manera de tratar con el adversario. Es usado para satanizar a quienes no concuerdan con la demanda hegemónica y el dominio del mundo de EUA/Israel/Europa y es especialmente usado para negar el derecho a la resistencia a esas personas, el derecho a la lucha de quien lucha por la libertad. Es este término el que ha creado tal confusión y discrepancia en la comprensión del público general respecto a la realidad en Palestina y el estado actual de las cosas que prevalece ahí. Pero deberíamos preguntar por qué los palestinos son vistos en occidente como "terroristas" y asesinos intransigentes, un pueblo que entiende únicamente de violencia y no de paz.
Para entender este enigma es necesario entender la naturaleza de la sociedad estadounidense y de sus mecanismos de control. Los Estados Unidos son una sociedad capitalista en la que el poder es ejercido por el complejo financiero-mediático- militar. Uno de los principales recursos de la explotación capitalista es el refinamiento y distribución al resto del mundo del petróleo extraído de los depósitos de Medio Oriente. Es unsine qua non para la elite capitalista que controla estos recursos y su disposición. Tal control no es del interés de la población de los territorios en los que el petróleo se encuentra, que son casi en su totalidad musulmanes.
Para minimizar, si no eliminar las críticas de la explotación capitalista, los Estados Unidos usan los medios para manipular las mentes de su población, como los profesores Noam Chomsky y Edward Herman explicaron en su libro Consenso manufacturado.Sin embargo, desde el segundo periodo de la administración de Bush, el Departamento de Seguridad Nacional (DSN) - un título sacado directamente del 1984 de George Orwell - fue formado para ejercer mayor control sobre la población a través del uso de la vigilancia. Los acontecimientos del 11/09 han sido explotados exponencialmente tanto por los medios y por el DSN hacia la satanización del Islam, y los palestinos automáticamente caen en esta categoría. Todos son considerados terroristas o potenciales terroristas y por tanto son, por definición, el enemigo. El nivel de propaganda generado por los medios al que la población occidental está sujeto en particular en Estados Unidos e Israel ha condicionado a la población a una respuesta negativa automática a todos los musulmanes, palestinos incluidos.
Los musulmanes como terroristas, el Islam como una religión de odio y violencia, los judíos como la eterna víctima, el Holocausto como un evento histórico único, de cuya singularidad se hace eco en el manifiesto político del 'destino manifiesto' y en el 'excepcionalismo' de los Estados Unidos de América (los 'buenos' de las Guerras Mundiales I y II) constituye el pastiche propagandístico actual que determina los límites del discurso políticamente correcto. Cualquier crítica en contra de Israel es automáticamente traducida en anti semitismo y cualquier crítica a los Estados Unidos es antipatriota o incluso traición.
El partido político palestino Hamás está en la lista de organizaciones terroristas de EU y varios musulmanes han sido sentenciados y encarcelados por periodos extendidos, en un caso por más de veinte años, por el crimen de ayudar e incitar terroristas al enviar ayuda humanitaria a Palestina. Israel nunca ha cesado de referirse a los palestinos como terroristas y los trata consecuentemente. Como fue mencionado anteriormente, ha roto y/o minado todos sus acuerdos con los palestinos, siendo la violación mas escandalosa la de seguir con la construcción de asentamientos judíos en la Cisjordania conquistada en 1967, convirtiéndose en una fuerza colonial, lo que es una violación directa de la ley internacional. Además, Israel ha violado todas las resoluciones de Naciones Unidas, pero está protegida por el veto de EU, proveyéndola así con una larga correa para hacer lo que quiera en Palestina. La realidad de la fuerza Israelí, la realidad de sus ilegalidades constituye una violación tanto de la moral como del orden legal. Es sabido tanto por Israel como por EU y por lo tanto hay una depravada y continua propaganda en contra de los árabes, los musulmanes y los palestinos.
Puede haber pocas dudas de que no hay una solución fácil para los palestinos. A pesar de sus derechos de iure así como de facto, su resistencia y lucha legítimas y el uso de armas que no llegan a los estándares de un ejército moderno, es sólo el sector victimizado del mundo quien entiende su situación junto con aquellos provenientes de Occidente que son llamados radicales. En esta coyuntura de la historia, la gente no tiene poder, pero nos corresponde a nosotros continuar la lucha por la libertad y la justicia de cualquier forma en que podamos, sin destruir el planeta, como nuestros amigos capitalistas lo hacen. Si, a pesar de todo, existe una ley de hierro de la vida y la existencia que debe mantener nuestra esperanza y energía, es que todas las instituciones, todos los poderes, eventualmente colapsan porque todo es cambiante y temporal en nuestro mundo contingente. Las cosas no pueden sino cambiar. Cuando tal cambio llegue a la distribución del poder, deberemos estar listos para instaurar un reino de justicia y paz por el bien de toda la humanidad.
Nota final
Todo el propósito de un Estado judío en Palestina está construido sobre un rechazo manifiesto de la ley internacional. El único suelo legítimo para la soberanía política de cualquier pueblo nativo son las leyes de ius soli o ius sanguine como son reconocidas en el derecho internacional, que se traduce en el derecho o soberanía basado en habitar un territorio en particular o en descender de alguien en un territorio en particular. La tercera opción para conceder el derecho a la soberanía sería el descubrimiento de una terra nullius, es decir, un territorio inhabitado. Palestina nunca fue una terra nullius y sus habitantes tenían derecho a un Estado soberano en Palestina como parte de la Gran Siria.
Los judíos europeos no cumplían con ninguno de estos requisitos en 1917, cuando la Declaración de Balfour, un documento preparado por el liderazgo judío internacional y dirigido por lord Arthur Balfour (el secretario de asuntos exteriores del Reino Unido en aquel tiempo) a lord Walter Rothschild, miembro de una de las familias bancarias judías líderes del mundo y residente en Inglaterra. Dicho documento fue escrito apoyando la creación de una patria [sic] judía en Palestina.
El repartimiento de la Palestina histórica para una importada e inequívocamente extranjera población, a costa de la sociedad local, ha sido reconocido como una acción política ilegítima. Sus consecuencias destructivas deberían haber sido obvias a priori, y la historia ha probado como exactas tales expectativas. Tal extirpamiento ha dañado la población local en todos y cada uno de los aspectos de su vida: político, económico, social, educativo, cultural, religioso, histórico y geográfico. La destrucción de Palestina, la expulsión de la abrumadora mayoría de su población y los ataques genocidas continuos sobre la población restante que vive bajo la conquista judía sólo subraya la ilegitimidad de la presencia judía y de su agresión continua en contra de los palestinos.
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