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Manifestación en Sofía contra el Gobierno, el 19 de junio
Las protestas que provocaron la caída del anterior gobierno y una crisis política enBulgaria han revivido en la última semana, cuando el gobierno de coalición encabezado con el Partido Socialista tiene menos de un mes de vida.

Miles de personas (10.000 en Sofía este miércoles, según la prensa local) han salido a la calle para protestar por el nombramiento de un diputado con vínculos empresariales.

El Gobierno, presidido por el socialdemócrata Plamen Oresharski, nombró el viernes a Delyan Peevski como jefe de los servicios de seguridad sin ningún debate parlamentario.

Peevski, de 32 años, carece de experiencia previa en este campo, y está considerado como el empresario que está detrás de una poderosa red de medios de comunicación nacionales, nominalmente propiedad de su madre.

El nombramiento fue percibido como una muestra más del oscurantismo y el clientelismo de la política en Bulgaria, el país más pobre de la Unión Europea.

Ante el revuelo causado, Peevski renunció al cargo y el miércoles el propio Parlamento revocó el nombramiento.

"Es un acto político claro que muestra que hemos aprendido la lección", declaró tras la revocación el líder del Partido Socialista Sergei Stanishev.

Frustración con el sistema

En un intento de calmar los ánimos, los socialdemócratas y sus socios de la minoría de origen turco han anunciado consultas para elegir al responsable de los servicios secretos y una reforma del sistema electoral.

El Parlamento también ha prometido un aumento el salario mínimo (actualmente en unos 155 euros) y la revisión de las pensiones según la inflación.

Sin embargo, las protestas callejeras continúan, y para este jueves están convocadas nuevas manifestaciones.

"No estamos aquí por la pobreza o el dinero. Esta protesta es moral, es por los valores democráticos y por nuestro futuro. Estamos cansados de las mentiras y los acuerdos entre bambalinas", declaró a Reuters la escritora Milena Fuchedzhieva, durante la manifestación que tuvo lugar en Sofía el miércoles.

Para la Comisión Europea, las protestas ciudadanas reflejan la "profunda preocupación en la sociedad búlgara sobre el Estado de derecho", según señaló el lunes pasado a la prensa el portavoz comunitario Olivier Bailly.

El anterior gobierno, presidido por Boiko Borisov (conservador) se vio obligado a dimitir en febrero tras protestas masivas. En las elecciones de mayo, el partido de Borisov ganó por número de votos pero no pudo forjar ninguna alianza para formar gobierno, dejando paso al gobierno de coalición de Oresharski, que ahora puede encontrarse con una reacción similar en la calle.