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Una investigación de responsabilidad nutricional y bioética realizada por una nutricionista de la Universidad de Valparaíso reveló que dichos cultivos aumentan en la mayoría de los casos el uso de pesticidas, empobrece los suelos de cultivo dando paso a una agricultura sin agricultores, el uso de pesticidas asociados provocan negativas interacciones con el medio y recomienda tomar el principio de precaución como política, entre varias otras conclusiones.

En el año 1983 nace la primera planta modificada transgénicamente. Veinte años más tarde ya encontramos 67,7 millones de hectáreas sembradas en el mundo. En el año 2010 su expansión explosiva y vertiginosa ya alcanza 148 millones de hectáreas sembradas alrededor del globo, particularmente en 6 países: Estados Unidos, Brasil, Argentina, India, Canadá y China. El 80% de las tierras sembradas están bajo el "alero" de transnacional Monsanto.

Los organismos genéticamente modificados son aquellos en los que se han introducido uno o más genes al genoma provenientes de otras especies para resistir condiciones climáticas adversas, uso de pesticidas, como también, aumentar sus propiedades nutricionales. Además se incluye un vector con promotores virales, terminadores de transcripción, genes marcadores de resistencia antibiótica y genes reporteros. De esta manera, se producen alimentos más resistentes y por sobre todo con características organolépticas muy similares a sus parientes nativos.

No obstante, este accionar de la ingeniería genética no está totalmente controlado, ya que no se ha logrado reconocer con precisión donde se insertarán los genes en el genoma y tampoco se ha logrado controlar la reacción sistemática del organismo modificado o el fenómeno denominado pleiotropía (propiedad de uno de los genes de influir en más de un carácter), de manera que pueden presentarse efectos no deseados, imposibles de conocer sin estudios previos.

"Paquetes tecnológicos"

Para sembrar cultivos genéticamente modificados los agricultores deben acceder a "paquetes tecnológicos", es decir, las semillas modificadas junto al herbicida al cual son resistentes. Este paquete está diseñado para siembra directa. Proceso que no necesitaría el arado de la tierra, ni la rotación de cultivos.

Las semillas modificadas genéticamente son patentadas por un pequeño grupo de empresas, liderada por la transnacional Monsanto. Los pesticidas, al igual que las semillas, son propiedad de las mismas empresas. Entre éstos últimos destaca el Roundoup Ready (RR) en base a Glifosato, cuyo principio activo posee efectos adversos en todas las categorías de estudios toxicológicos (Subcrónicos, crónicos, carcinogenéticos, mutagénicos y reproductivos).

Los agricultores, en países donde este tipo de cultivo se ha masificado, no pueden utilizar las semillas mejoradas generación tras generación, debido al espectro extensivo y "volátil" de estos paquetes. Los intereses económicos de las transnacionales (MONSANTO, AVENTIS, SYNGENTA, BASF y DuPont) se imponen por sobre la biodiversidad de especies nativas y más alarmante aún, sobre la salud humana.

Daños al medio ambiente y a la salud

La simplificación del proceso de producción, o sea, la siembra directa reduce e incluso elimina completamente la necesidad de arar la tierra. La mecanización disminuye el empleo por hectárea, por tanto, surge un grave problema social, el desempleo en las zonas rurales y todas las repercusiones que este hecho trae consigo, es decir, una agricultura sin agricultores.

Asimismo, un estudio hecho por Altieri y Pengue informa que los monocultivos transgénicos de siembra directa (Soya, Maíz, Arroz, Canola y Algodón) han provocado una disminución de la fertilidad, aumento de la erosión y la inutilización de los suelos.

La mayoría de los estudios con alimentos transgénicos indican que pueden causar efectos tóxicos a nivel hepático, pancreático, renal, reproductivo, como también pueden alterar los parámetros hematológicos, bioquímicos e inmunológicos.

Dentro de esta investigación se expone ampliamente los estudios que afirman que los alimentos transgénicos provocan: alergias, efectos tóxicos asociados a la posible inducción de cáncer, resistencia antibiótica, disrupción endocrina y alteraciones reproductivas. Además de la alteración en el aporte nutricional y en el metabolismo.

Llegada con la "Democracia"

© Eze Zingaro
Marcha contra Monsanto en Córdoba, Argentina.
En el año 1992 Chile abre sus puertas a los cultivos modificados genéticamente. En ese año el país comenzaba el proceso de restitución democrática bajo el gobierno dePatricio Aylwin, dicho gobierno, sin ningún tipo de marco regulatorio ni leyes claras, permite el ingreso de estos cultivos y resguarda a las empresas productoras de OMG sin estudiar ni prever los posibles efectos adversos en la población, el medio ambiente y su interacción con especies nativas de la flora y fauna.

Actualmente, la legislación chilena sobre bioseguridad, biotecnología y alimentos transgénicos se aplica de mala manera o simplemente no se aplica. Chile posee una valiosa biodiversidad agrícola con 32 recursos fitogenéticos nativos de importancia, además es centro de origen de Papa (Solanum spp.), Frutilla (Fragaria Chiloensis) y Tomate (Lycopersicon chilensis). También posee cultivos tradicionales de maíz y frijol que han sido cultivados y mejorados por campesinos chilenos por cientos de años.Dichos alimentos - tanto endémicos como mejorados- están amenazados por la erosión genética que traen consigo los transgénicos, especialmente al vislumbrar su aumento en hectáreas sembradas.

Los efectos del uso de transgénicos comienzan a aparecer: A un año de que el Tribunal de Justicia Europeo prohibiera la comercialización de miel chilena por contener transgénicos, el director del Laboratorio de Biotecnología de la Universidad Mayor Víctor Planco, concluyó tras un estudio sobre el tema que "Chile ocupa el lugar número 15 entre los países que producen transgénicos y nuestros vecinos Argentina y Brasil ostentan el segundo y tercer lugar en el mismo ranking. Por lo tanto, este tipo de cultivos irá en franco aumento ya que nuestras normativas lo permiten".

Las conclusiones de un estudio independiente

Frente a este panorama y a través de una extensa recopilación científica, las conclusiones del estudio de la Nutricionista y Dietista de la Universidad de Valparaíso, Valentina Subiabre son las siguientes:
  • Los cultivos transgénicos aumentan en la mayoría de los casos el uso de pesticidas.
  • Los cultivos modificados genéticamente no solucionan el hambre mundial, el problema real es la mala distribución de los alimentos, ya que nuestra época figura como la mayor productora de alimentos por habitante de la historia.
  • La simplificación del proceso de producción empobrece los suelos de cultivo y da paso a una agricultura sin agricultores.
  • El modelo agrícola de la transgenia no representa mayores ganancias para los agricultores, ya que no sólo deben comprar las semillas, sino también grandes cantidades de pesticidas.
  • El Roundoup Ready (RR) y sus variantes incrementa el impacto ambiental. Su naturaleza sintética, concentración y forma de aplicación provocan negativas interacciones con el medio, pudiendo provocar contaminación, destrucción de hábitats y enormes efectos sobre la biodiversidad.
  • El glifosato y los adyuvantes de RR son tóxicos para la salud humana. Provocan disrupción endocrina, problemas reproductivos, además de ser carcinogénicos y mutagénicos.
  • La alimentación humana a partir de OMG está ligada a su gran potencial de reacciones adversas, como lo son las alergias, la resistencia antibiótica, efectos tóxicos por cambios en los órganos vitales, principalmente sobre la función reproductiva.
  • Urge exigir a los Estados y a las empresas un sistema de regulación abierto, legítimo y por lo tanto, la eliminación del concepto de "equivalencia sustancial" para medir seguridad alimentaria.
  • En Chile la legislación y normativa debe ser aplicada. Es crucial que la información sobre las zonas específicas de cultivos modificados genéticamente sean transparentadas.
  • Tomando el Principio de Precaución como base sólo debemos elegir los alimentos envasados que no contengan maíz o soja transgenica (en todas sus formas), principalmente cuando estos son destinados a lactantes, niños, embarazadas, nodrizas, adultos mayores y personas enfermas.
Valentina Subiabre Gallardo
Nutricionista y Dietista
Universidad de Valparaíso

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