"Cuando Ud. se da cuenta de que no es uno, que es muchos, que puede tener algo por cierto a la mañana y no saber nada de ello a la tarde, entonces este darse cuenta es el principio." - Peter Ouspensky,
Exploraremos este "principio." Tomaremos del "principio" de la bíblia como se expresa en el relato de la creación. Más que tomarla como un relato religioso de cómo se creó el universo, la veremos como una descripción metafórica de cómo un cosmos hace la transición de la multiplicidad a la unidad y, en particular, cómo la transición se aplica al microcosmos del hombre.

Un cosmos dormido
"En el principio Dios creó los cielos y la tierra. Y la tierra estaba en caos y la oscuridad estaba sobre la faz del abismo. Y el Espíritu de Dios se movía sobre la faz de las aguas." - Libro del Génesis
"La tierra estaba en caos" significa un cosmos en desorganización. En el microcosmos del hombre, estos son los muchos 'yoes' que aparecen y desaparecen al azar. Este estado caótico es reforzado por la ignorancia de sí, porque el hombre dormido no es capaz de ver su multiplicidad, que se describe como "oscuridad."

Los mosaicos de San Marco muestran esta oscuridad caótica como olas acuosas azules.

El hombre nunca podría levantarse de este caos si no hubiera algo en él que deseara cambiar. Este deseo está representado por el "espíritu de Dios," que los mosaicos muestran como una paloma blanca con un halo dorado.

El despertar de un cosmos
"Y dijo Dios: Haya luz, y hubo luz." - Libro del Génesis
El sueño tiene grados. En el sueño más profundo, no nos damos cuenta de nuestro sueño. Por lo tanto, el comienzo del despertar debe ser darnos cuenta del sueño. Esta comprensión arroja un rayo de luz en nuestro mundo interno, que es precisamente lo que sucede cuando formulamos nuestro propósito de estar presentes.

Por cierto, el ejercicio de Ouspensky nos invitaba a encender la luz de la observación de sí.
"La observación de sí acarrea ciertos cambios en los procesos internos del hombre... Al observarse arroja, por así decirlo, un rayo de luz sobre sus procesos interiores, que hasta entonces trabajaban en completa oscuridad. Y bajo la influencia de esta luz los mismos procesos comienzan a cambiar." - George Gurdjieff
Tomado como metáfora para nuestro propio microcosmos, el comienzo de la creación bíblica describe dos estados distintos: El primero, en el que estamos ignorantemente dormidos y, el segundo, en el que la luz de la observación de sí revela ese sueño.

Muchos consideran este primer paso como el más difícil. ¿Cómo podemos recordar encender la luz si hemos olvidados que estamos en la oscuridad? Nuestro trabajo se vuelve un tironeo entre el olvido y el recuerdo, que es el origen del término: el recuerdo de sí.