Un equipo de científicos estadounidenses confirmaron que el agua del mar se puede utilizar como combustible para propulsar micromotores.
El grupo de investigadores, de la Universidad de California, Estados Unidos, diseñó unos micromotores de micropartículas de magnesio biodegradables que podrán generar energía de su entorno circundante sin dañar al medio ambiente.
El dispositivo se alimenta de agua de mar en vez de basarse en peróxido de hidrógeno como fuente de combustible externa, como los motores catalíticos. El mecanismo principal funciona mediante las burbujas de hidrógeno generado a partir de la reacción de magnesio y agua.
Los micromotores consiguen una propulsión eficiente y prolongada en cloruro de ambientes ricos, como el agua del mar, debido a que el cloruro combate los procesos de corrosión.
Alexander Kuhn, científico de la Universidad de Burdeos, Francia, destacó como la ventaja principal del dispositivo que el combustible ya está integrado en él en forma de un metal reactivo, en este caso de magnesio, que se somete a una reacción espontánea con el agua.
Además, experimentos científicos demuestran que los micromotores son capaces de captar y transportar gotas de aceite en el agua contaminada del mar. Sin embargo, esta capacidad disminuye significativamente su velocidad.
John Kanzius, un científico de Erie, Pennsylvania, Estados Unidos, descubrió antes de morir la forma para quemar agua salada. El secreto consiste en someterla a un bombardeo con ondas de radio de la frecuencia y energía adecuadas.
Experimentos posteriores demostraron que las llamas pueden alcanzar temperaturas de hasta tres mil grados centígrados, lo que las hace adecuadas para construir turbinas eléctricas especiales.
El estudio podría terminar con la dependencia hacia los combustibles fósiles. Sin embargo, hay una diferencia importante entre la capacidad del agua de mar para quemarse y que se pueda usar como combustible.
El grupo de investigadores, de la Universidad de California, Estados Unidos, diseñó unos micromotores de micropartículas de magnesio biodegradables que podrán generar energía de su entorno circundante sin dañar al medio ambiente.
El dispositivo se alimenta de agua de mar en vez de basarse en peróxido de hidrógeno como fuente de combustible externa, como los motores catalíticos. El mecanismo principal funciona mediante las burbujas de hidrógeno generado a partir de la reacción de magnesio y agua.
Los micromotores consiguen una propulsión eficiente y prolongada en cloruro de ambientes ricos, como el agua del mar, debido a que el cloruro combate los procesos de corrosión.
Alexander Kuhn, científico de la Universidad de Burdeos, Francia, destacó como la ventaja principal del dispositivo que el combustible ya está integrado en él en forma de un metal reactivo, en este caso de magnesio, que se somete a una reacción espontánea con el agua.
Además, experimentos científicos demuestran que los micromotores son capaces de captar y transportar gotas de aceite en el agua contaminada del mar. Sin embargo, esta capacidad disminuye significativamente su velocidad.
John Kanzius, un científico de Erie, Pennsylvania, Estados Unidos, descubrió antes de morir la forma para quemar agua salada. El secreto consiste en someterla a un bombardeo con ondas de radio de la frecuencia y energía adecuadas.
Experimentos posteriores demostraron que las llamas pueden alcanzar temperaturas de hasta tres mil grados centígrados, lo que las hace adecuadas para construir turbinas eléctricas especiales.
El estudio podría terminar con la dependencia hacia los combustibles fósiles. Sin embargo, hay una diferencia importante entre la capacidad del agua de mar para quemarse y que se pueda usar como combustible.
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