Durante la campaña de vacunación de la famosa gripe A, varios laboratorios farmacéuticos suministraron vacunas para combatir la posible pandemia. El objetivo era el mismo, pero los componentes podían variar ligeramente por la utilización de adyuvantes, un potenciador del efecto. La compañía GSK sí recurrió al adyuvante en la vacuna «Pandemrix» con la que se inmunizó a más de 30 millones de personas en 47 países entre 2009 y 2010. Ahora se enfrenta a la sospecha de que su vacuna podría estar relacionada con un aumento inusual de casos de narcolepsia en menores.
Hasta la fecha se han registrado 795 casos en toda Europa de narcolepsia, una enfermedad de difícil tratamiento que causa una somnolencia permanente en quien la padece. El mayor número de casos se han recogido en Finlandia, Noruega, Irlanda y Francia.Y la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha alertado de una aparición inusual de casos entre los niños vacunados, aunque aún no se ha establecido una relación causa-efecto, como ha recordado a Reuters el responsable de la división de vacunas de GSK, Norman Begg.
Estudio en marcha en Canadá
El laboratorio ha puesto en marcha un estudio en Canadá «para llegar hasta el fondo del asunto» y averiguar si el adyuvante utilizado en la vacuna tiene algún efecto directo. Este estudio que estará terminado en 2014 examina el mismo adyuvante que se utilizó en la vacuna de la gripe pandémica, pero en un fármaco diferente utilizado contra otra infección. De manera, que los resultados podrían ser diferentes.
La clave está en descubrir si realmente la vacuna «despertó» la narcolepsia en los niños o si hubieran ocurrido en cualquier caso sin la vacuna. Esta enfermedad del sueño suele debutar en la infancia, en niños con una mayor predisposición genética a padecer este trastorno del sistema nervioso.
Genes, infecciones, adyuvantes...
Emmanuel Mignot, experto en narcolepsia, cree que «no hay ninguna duda» de que la vacuna tuvo un papel clave, explicó aReuters. Bien por los componentes o por la propia infección. Hay estudios que sugieren que las infecciones de las vías respiratorias en invierno por la gripe A (H1N1 incluido) o por streptococcus pyogenes, son las desencadenantes de la narcolepsia.
Agnus Nicoll, un especialista en gripe del Centro Europeo para el Control de Enfermedades, asegura que los genes juegan un papel clave, pero «no explican toda la historia».
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