¿Algunas vez leyeron la novela de Joseph Conrad que lleva ese título? Se las recomiendo. Por cierto que después fue adaptada para el cine, cambiando el contexto histórico del Congo por el de Vietnam, y el resultado fue otra obra de arte: Apocalypse Now, de Coppola.

La novela de Conrad fue un intento por mostrar el "corazón de las tinieblas" de los europeos que explotaron el Congo.

Para entender de qué estaba hablando necesitamos un poco de contexto histórico:
De los europeos que se pelearon por el control de África a finales del siglo XIX, el Rey Leopoldo II de Bélgica dejó posiblemente el legado más grande y horrible de todos.

Mientras que las grandes potencias competían por territorio en otros lugares, el rey de uno de los países más pequeños de Europa formó su propia colonia privada a partir de 100 km2 de selva de África central.

Dijo que lo estaba haciendo para proteger a los "nativos" de esclavistas árabes, y para abrir el corazón de África a cristianos misioneros y capitalistas de occidente. En lugar de ello, según argumentan poderosamente los realizadores del documental de la BBC4 Rey Blanco, Hule Rojo, Muerte Negra, el rey desató nuevos horrores en el continente africano.
Tormento y violación

Convirtió su "Estado Libre del Congo" en un campamento de trabajo forzado masivo, creó una fortuna para sí mismo a partir de la cosecha del hule, y contribuyó en gran medida a la muerte de quizás 10 millones de personas inocentes.
Es claro que la que ahora es llamada la República Democrática del Congo jamás se recuperó.

El "robo legalizado sostenido por medio de la violencia", como fue descrito el reino de Leopoldo en su tiempo, ha permanecido, más o menos, como el modelo por el cual los dirigentes del Congo han gobernado desde entonces.
Mientras tanto los soldados del Congo jamás han dejado el papel que Leopoldo les dio - el de una fuerza para coercionar, tormentar y violar a una población civil desarmada.

Cortar manos

Como el reportero de la BBC en la RD del Congo, cubrí historias que eran sonoros ecos de lo que estaba ocurriendo 100 años antes.

La película abre con las impactantes imágenes de algunas de las víctimas de Leopoldo - niños y adultos cuyas manos derechas habían sido cortadas por sus agentes. Las necesitaban para probar a sus superiores que no habían estado "desperdiciando" sus balas en animales.

Esta regla era raramente observada ya que los soldados disparaban contra monos y después cortaban manos humanas para obtener sus coartadas.
© Desconocido
"Corresponsables extranjeros"

El director Peter Bate utiliza relatos documentados de tales atrocidades para presentar un caso en una corte imaginaria contra el monarca a quien compara con un tirano europeo posterior, Adolfo Hitler.

Un actor desempeña el papel del barbón y grande Leopoldo, moviéndose nerviosamente mientras testimonios incriminantes se leen, compilados por corresponsales extranjeros del día, los misionarios.

John Harris de Baringa, por ejemplo, estaba tan impactado por lo que encontró que escribió una carta al agente en jefe de Leopoldo en el Congo.

"Acabo de regresar de un viaje tierra adentro a la aldea de Insongo Mboyo. La extrema miseria y total abondono son decididamente indescriptibles. Me conmovieron tanto, Su Excelencia, las historias de la gente que me tomé la libertad de prometerles que en el futuro usted sólo los mataría por los crímenes que cometieran".

Legado positivo

En las secuencias más poderosas de la película vemos reconstrucciones del terror causado por los agentes y soldados de Leopoldo.

Vemos una aldea quemada sin aviso y su gente rodeada; sus hombres enviados a la selva, y sus mujeres amarradas como rehenes e indefensas ante los abusos hasta que sus esposos regresen con suficiente hule para satisfacer a los agentes. Este, se nos dice, era el "momento de la verdad" para la comunidad entera. Si los hombres no regresaban con suficiente hule y si el agente perdía su comisión, ordenaba la muerte de todos.

No hay duda que la historia del Congo, y Rey Blanco, Hule Rojo, Muerte Negra son casi demasiado perturbadoras para soportarse, sin embargo Leopoldo si dejó, aunque sin quererlo, un legado positivo - el nacimiento del humanitarismo moderno.

La campaña para revelar la verdad detrás de la "sociedad secreta de asesinos" de Leopoldo, dirigida por el diplomático Roger Casement, y el ex administrador de barcos ED Morel, se convirtió en el primer movimiento de derechos humanos masivo. [...]
El caso del Congo muestra que los devastadores problemas de África se deben en gran medida al colonialismo Europeo.

Pero quizá más importante por su importancia universal, ese caso muestra que el corazón de las tinieblas es algo muy real. Existe en todos nosotros, en mayor o menor medida. Lo único que se le opone es lo que se llama "alma" - esa llamarada de conciencia que nos permite empatizar genuinamente con los demás - y la evidencia sugiere que no todos los seres humanos tienen una.

Por desgracia, la naturaleza de este mundo es tal que aquéllos que tienen un corazón de tinieblas en lugar de alma son quienes suben con mayor facilidad hasta las altas esferas de la sociedad. Por eso es tan común encontrar entre nuestros gobernantes a gente literalmente desalmada, bien dispuesta a mentir y cometer crímenes para salirse con la suya, y que desde el punto de vista de la psiquiatría puede ser correctamente descrita como psicopática.

Como escribe Henry See:
[...]

Robert Hare - uno de los expertos a nivel mundial en psicopatía - habló acerca del problema de los psicópatas en el mundo de los negocios hace más de un año, discutiendo cómo el medio ambiente de los negocios promueve el éxito de las personas más agresivas e inmorales. Laura [Knight-Jadczyk], investigando la base genética de la psicopatía, descubrió algunas horribles conexiones entre la naturaleza de la economía capitalista y la propagación de la psicopatía genética en su artículo "Cultura Oficial" en Estados Unidos de América: ¿Un Estado Natural de Psicopatía?

El pueblo iraquí ha visto el reemplazo de un grupo de psicópatas por otro; adiós Saddam, hola Bushkreig. Los neocones en el Pentágono no tienen reparos morales acerca de eliminar gente y gobiernos que se encuentran en el camino del Gran Israel y Estados Unidos para controlar las reservas de petróleo mundiales.

Uno no puede "ser bueno" con un psicópata y esperar que cambie. Uno puede intentar "ser Uno" con el psicópata, pero esto no tendrá ningún efecto positivo; el psicópata no piensa en nadie aparte de sí mismo y no tiene dudas acerca de utilizar a otros para alcanzar sus fines. Uno puede proponer cualquier cantidad de sistemas políticos y económicos, pero el psicópata no tiene ningún deseo de jugar de acuerdo a las reglas.

Ninguna de las posiciones [tradicionales] reconocen el problema de la psicopatía; ¿cómo podemos esperar que provean soluciones para un mundo donde el psicópata es rey? [...]
Si no entendemos esta sencilla verdad ¿qué esperanza nos queda?