Al y Lana Corbi, propietarios de una compañía especializada en construir viviendas de gama alta con tecnologías destinadas a frustrar desde un robo hasta un holocausto nuclear, muestran su residencia para atraer a clientes potenciales.

El número de personas que amasan inmensas fortunas aumenta cada día en el mundo. Y paralelamente a sus riquezas crece también su inseguridad. La construcción de viviendas de superlujo que constituyen auténticos búnkeres contra intrusos se ha disparado en los últimos tiempos, revela la revista 'Forbes'. 

La mansión de los Corbi, en las colinas de Hollywood, tiene más en común con la sede de la NASA que con las otras casas de la zona. Sus propietarios no necesitan llaves para abrir la puerta (lo hacen mediante un software de reconocimiento biométrico), no temen a los terremotos (gracias a los pilares de hormigón armado que penetran 30 metros en la tierra de una colina privada) y duermen tranquilos dentro de una suite de 720 metros cuadrados a prueba de balas que Al Corbi define como su "núcleo seguro".

Pero la casa de los Corbi no es la única en su género. Algunos de estos búnkeres están equipados con alarmas de perímetro físico, sensores de movimiento a lo largo de las habitaciones y las escaleras, y un sensor de calor que detecta alteraciones en la temperatura ambiente causadas por cambios repentinos de la temperatura corporal. Además, cuentan con un sistema de bloqueo de las entradas de la vivienda con puertas blindadas que, al activarse, alerta a la Policía.

Sin embargo, "el exterior siempre ha sido el santo grial, ya que nunca se puede proteger bien sin un servicio de guardia de 24 horas", explica Christopher Falkenberg, un agente del Servicio Secreto especializado ahora en seguridad para las familias de alto patrimonio.

Así, empresas como FLIR Systems fabrican cámaras de infrarrojos capaces de leer las señales de calor térmico en todas sus líneas de visión a cualquier hora del día o sin importar si hay elementos que dificultan la visibilidad, como el humo. "Los seres humanos emiten más energía que los árboles o los animales pequeños, por lo que los dispositivos pueden detectar a una persona, incluso si está escondida, en un radio de un kilómetro de distancia -en los modelos de menor gama- o hasta 15 kilómetros de distancia en las versiones 'premium'", explica un portavoz de la empresa.
Los Corbi tienen un sistema que arroja pantallas de humo que puede simplemente desorientar a los intrusos o convertirse en un efectivo gas inmovilizador cuyos efectos duran hasta 24 horas. Este tipo de sistemas de protección por humo puede incluso llevar incorporado un "código de ADN", una cadena de ADN sintética "única" que se adhiere al intruso y permanece en la piel durante semanas. Esta cadena de ADN puede ser detectada bajo la luz ultravioleta, lo que permitiría seguir la pista del individuo. 

Otros avances incluyen depuradores de aire que aspiran aire del exterior de un espacio y lo filtran de forma indefinida. Algo que responde sobre todo a la creciente preocupación de algunos clientes por posibles ataques a sus viviendas con armas químicas.

Pero los expertos advierten: sin discreción incluso los mejores sistemas de protección y seguridad pueden resultar vulnerables. Paul Viollis, presidente ejecutivo de Risk Control Strategies, aconseja a sus millonarios clientes que "todos los contratistas y todo el personal de la casa firmen acuerdos de confidencialidad y se sometan a controles de antecedentes". Pero, de todas formas, no hay duda de que el sistema más seguro de protección del mundo es no tener que utilizar ninguno.