El director del diario británico The Guardian, Alan Rusbridger, ha asegurado este lunes ante una comisión parlamentaria que todavía está por publicar el 99 % de la información secreta que filtró a los medios el analista de la NSA y la CIA estadounidenses Edward Snowden.
En el marco de una investigación sobre el papel de los servicios secretos en el Reino Unido, el Comité de Asuntos Internos del Parlamento de Westminster ha interrogado a Rusbridger acerca de la publicación de esos documentos y sobre las acusaciones por parte del Gobierno británico de que el diario ha puesto en riesgo la seguridad nacional.
The Guardian, que Rusbridger dirige desde 1995, ha aireado desde el pasado junio documentos que ponen en evidencia un sistema de espionaje masivo por parte de la Agencia de Seguridad Nacional estadounidense (NSA) y la colaboración entre aquella y la inteligencia británica.
"Una historia en curso"
Rusbridger, de 59 años, ha afirmado que la publicación de los documentos del exespía estadounidense es una "historia en curso" para su periódico, por lo que ha rehusado revelar dónde se encuentra guardada la información que todavía no se ha hecho pública.
l director del periódico británico ha detallado sin embargo que uno de los archivos con información filtrada por Snowden lo comparte su periódico con el diario estadounidense The New York Times y se encuentra en Nueva York, y ha recordado además que el exanalista de inteligencia entregó también documentos al The Washington Post y a los ciudadanos estadounidenses Glenn Greenwald y Laura Poitras.
"Algunos de esos ficheros no están bajo nuestro control", ha afirmado Rusbridger, que ha subrayado que los documentos en poder del The Guardian se encuentran en un lugar "seguro". Rusbridger ha afirmado además que 850.000 personas en todo el mundo tenían acceso a las bases de datos de las que Snowden, asilado en Rusia con un permiso temporal, obtuvo los documentos que filtró a la prensa.
Sobre las declaraciones de Andrew Parker, jefe del MI5 (servicio de espionaje interior británico), que acusó al The Guardian de haber entregado un "regalo" a los enemigos del Reino Unido, Rusbridger sostuvo que esas recriminaciones son "vagas" y que no se refieren a "ninguna información en concreto".
"Ese no es el país en el que vivimos, el Reino Unido", ha dicho el director de The Guardian, que ha subrayado que su periódico "no ha utilizado un solo nombre" en las noticias que ha publicado para no poner en riesgo la seguridad de agentes de inteligencia.
Rusbridger ha señalado también que un alto funcionario del Gobierno británico se puso en contacto con él para pedirle que destruyera la información de Snowden y que diversos diputados han pedido que se inicie un proceso judicial contra él, actitudes que considera "intentos deliberados de intimidación".
El pasado agosto, el periodista reveló que agentes del llamado centro de escuchas británico (GCHQ) se presentaron en las oficinas del rotativo para destruir un disco duro que contenía material confidencial entregado por Snowden, si bien ha subrayado que antes de esa visita había sacado un duplicado de ese material.
En el marco de una investigación sobre el papel de los servicios secretos en el Reino Unido, el Comité de Asuntos Internos del Parlamento de Westminster ha interrogado a Rusbridger acerca de la publicación de esos documentos y sobre las acusaciones por parte del Gobierno británico de que el diario ha puesto en riesgo la seguridad nacional.
The Guardian, que Rusbridger dirige desde 1995, ha aireado desde el pasado junio documentos que ponen en evidencia un sistema de espionaje masivo por parte de la Agencia de Seguridad Nacional estadounidense (NSA) y la colaboración entre aquella y la inteligencia británica.
"Una historia en curso"
Rusbridger, de 59 años, ha afirmado que la publicación de los documentos del exespía estadounidense es una "historia en curso" para su periódico, por lo que ha rehusado revelar dónde se encuentra guardada la información que todavía no se ha hecho pública.
l director del periódico británico ha detallado sin embargo que uno de los archivos con información filtrada por Snowden lo comparte su periódico con el diario estadounidense The New York Times y se encuentra en Nueva York, y ha recordado además que el exanalista de inteligencia entregó también documentos al The Washington Post y a los ciudadanos estadounidenses Glenn Greenwald y Laura Poitras.
"Algunos de esos ficheros no están bajo nuestro control", ha afirmado Rusbridger, que ha subrayado que los documentos en poder del The Guardian se encuentran en un lugar "seguro". Rusbridger ha afirmado además que 850.000 personas en todo el mundo tenían acceso a las bases de datos de las que Snowden, asilado en Rusia con un permiso temporal, obtuvo los documentos que filtró a la prensa.
Sobre las declaraciones de Andrew Parker, jefe del MI5 (servicio de espionaje interior británico), que acusó al The Guardian de haber entregado un "regalo" a los enemigos del Reino Unido, Rusbridger sostuvo que esas recriminaciones son "vagas" y que no se refieren a "ninguna información en concreto".
"Hay algunos países, y generalmente no se trata de sistemas democráticos, en los que la prensa no es libre de escribir sobre estos temas y en los que los servicios secretos dicen a los directores de periódico qué deben escribir", ha señalado Rusbridger.La seguridad de los agentes de inteligencia
"Ese no es el país en el que vivimos, el Reino Unido", ha dicho el director de The Guardian, que ha subrayado que su periódico "no ha utilizado un solo nombre" en las noticias que ha publicado para no poner en riesgo la seguridad de agentes de inteligencia.
Rusbridger ha señalado también que un alto funcionario del Gobierno británico se puso en contacto con él para pedirle que destruyera la información de Snowden y que diversos diputados han pedido que se inicie un proceso judicial contra él, actitudes que considera "intentos deliberados de intimidación".
El pasado agosto, el periodista reveló que agentes del llamado centro de escuchas británico (GCHQ) se presentaron en las oficinas del rotativo para destruir un disco duro que contenía material confidencial entregado por Snowden, si bien ha subrayado que antes de esa visita había sacado un duplicado de ese material.
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