Después de revisarse la evidente evidencia científica, valga la redundancia, ya es hora que los nutricionistas expertos en la salud pública empiecen a advertir que los problemas en nuestras dietas, y por los cuales se transforman eventualidades como ver a alguien con severo sobrepeso en algo más que habitual, no son las grasas sino los carbohidratos.
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El Dr. Willet [1] advierte de esto mismo, apoyándose en los típicos experimentos considerando los lípidos sanguíneos y el peso en grupos de personas con sobrepeso y dislipidemias o diabetes tipo II comparando las dos dietas. Una es la alta en carbohidratos tradicional y la otra es la baja en carbohidratos y alta en grasa. Lo importante a nivel de divulgación es que el artículo se pudo leer en Los Angeles Times, periódico importante en EEUU e internacionalmente.

Hay que decir que por las pinceladas que se dan en cómo eran los estudios referenciados, el doctor Willet sigue con la idea de que la grasa saturada es mala. Sigue bajo el mito. Es difícil romper moldes tan fácilmente después de tanta opresión y una educación anti-grasa animal. Casi parece que hablo de política, pero se trata de un problema de salud pública y, en realidad, es el Estado quien ha impulsado un desmesurado consumo de carbohidratos y ahora debe rectificar con pulso y maña para no caer en descrédito por el cambio tan radical en las recomendaciones, aunque este tiento y saber del comunicador ya corresponde a otros profesionales.

Cabe mencionar una vez más, y siempre que hablamos de las grasas saturadas y del colesterol, al Dr. Ranvskov, a continuación podemos leer una entrevista muy interesante [2]. Nos viene a hablar de los beneficios de recortar carbohidratos en la dieta y suplirlos por grasa y sobre los mitos del colesterol que, quizás, sea su mayor aportación quitando la mitología que se cierne sobre este "biomarcador". Resalta que el LDL, el famoso colesterol malo, no es malo de por sí y, de hecho, el error está en considerar su cantidad y no su densidad, porque según los estudios a los que este doctor se refiere y otros investigadores, el colesterol en tanto en cuanto las partículas del nombrado LDL sean más pequeñas son más aterogénicas siendo, con cierto tamaño, inocuas. Se ha comprobado como una dieta alta en grasa animal aumenta la densidad del colesterol, del LDL y también del HDL, por cierto del que nadie duda de sus beneficios y goza de buena fama.

Así que, si bien la dieta alta en grasa puede dirigir nuestro nivel de LDL al alza, también aumenta su densidad, siendo este benigno y hasta, más que eso, una solución y no un problema. Se desmiente la base por la cual en la salud pública no se recomienda la grasa saturada ya que, añado yo, los estudios se basan en marcadores indirectos sobre el colesterol, los cual no consideran su densidad sino su cantidad y, por tanto, la grasa saturada sale como la mala de la película, pero no hay evidencia sólida, con estudios sobre efectos directos contra la grasa saturada aislada, pero sí al contrario.

Hemos dado un paso más en la difusión de estas ideas e información sobre la nutrición y, en concreto, la salud. Poco a poco.