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El "fanatismo futbolero", convierte a las mayorías mundiales, en distintas escalas de consumo, en células consumistas y reproductoras de un macro-negocio que se presenta mundialmente con el ingenuo rotulo de "diversión de las mayorías".

Las grandes cadenas mediáticas, internacionales y locales, intervienen en la multimillonaria facturación publicitaria que genera la industria del fútbol a escala global, y se convierten en usinas difusoras y propagandísticas de la alienación programada y masiva del negocio.

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La estructura de comunicación internacional, parte integrante del negocio, difunde y nivela el Mundial de Fútbol como un hecho de significancia estratégica para toda la humanidad.

A tal punto, que durante el desarrollo del Mundial que se jugó en Sudáfrica toda la "escala valorativa" de la información internacional pasó por el fútbol y sus protagonistas en el evento. Crisis económica, guerras de ocupación, catástrofes, naturales, etc, resultan irrelevantes frente a las noticias y las "coberturas" sobre el evento en Sudáfrica.

Y esta realidad del macro-negocio comunicacional con el fútbol, a la vez fundamenta y explica la conversión masiva del cerebro humano en una pelota de fútbol.

Lo que presentan como una reacción "espontánea de los pueblos", o una "manifestación de alegría que nace de la pasión", no es nada más que una gigantesca maquinaria de acción psicológica que manipula, durante las 24 horas, emociones colectivas y "sentimientos nacionales" con la competencia de las selecciones que intervienen.

El fútbol, a escala mundial, es un macronegocio capitalista que maneja, miles de millones de dólares, que incluye a empresas patrocinantes, cadenas mediáticas y jugadores, que lo convierten en un multi-rubro de facturación con incidencia en toda la economía global.

Facturaciones millonarias, sueldos millonarios, para un negocio multimillonario. Ni deporte, ni espectáculo, 22 robots corriendo un balón y una maquinaria mediática para seguir convirtiendo al fútbol en un "show" funcional al negocio del fútbol con la alienación del cerebro humano.

Desde el 11 junio de 2010, cuando comenzó el Mundial en Sudáfrica, la cabeza del alienado nivel promedio estadístico (las mayorías "seducidas" por el "espectáculo" del fútbol) adquirió forma de pelota de fútbol.

El objetivo no era divertir a las masas, sino generar rentabilidad capitalista con la alienación futbolera.

Los gobiernos utilizan el fútbol como estrategia de manipulación y de control social, mientras que los bancos y empresas transnacionales lo utilizan como herramienta de rentabilidad expansiva y de posicionamiento en el mercado.

Según la ONU, en el mundo ya hay más de 3.500 millones de personas que padecen hambre, pobreza o desnutrición, la cifra más alta de la historia, cerca de la mitad de la población mundial, que hoy ya se estima en alrededor de 7.000 millones de personas.

Según las estimaciones oficiales, con "menos del 1%" de los fondos económicos que han utilizado los gobiernos capitalistas centrales para salvar al sistema financiero global (bancos y empresas que han desatado la crisis económica), se podría resolver la calamidad y el sufrimiento de los miles de millones que son víctimas de la hambruna a escala mundial.

Pero la industria del fútbol, y el capitalismo en general, no están para salvar a los miles de millones que padecen hambre, desocupación o exclusión social, sino para generar nuevos mercados de rentabilidad comercial y de concentración de riqueza en pocas manos.

Para la mayoría de los especialistas, el Mundial de Sudáfrica se convirtió en un paraíso de las ganancias empresariales en medio de una crisis global que se devora a las primeras economías del mundo y se contagia por las periferias de Asia, África y América Latina.

En el contexto de una crisis mundial del consumo y de una desocupación récord a escala global, el fútbol se ha convertido en un negocio cada vez más floreciente que derrama ganancias y concentra activos y fortunas personales de los que se dedican a esa actividad desarrollada en todo el mundo.

Según un estudio de la consultora Deloitte & Touche, el fútbol es un un multimillonario negocio, equivalente a la 17a. economía del mundo, que mueve US$ 500.000 millones anuales.

A pesar de una de las más rentables industrias capitalistas, al fútbol se le considera el "deporte más popular" del mundo, ya que unos 300 millones de personas lo practican como recreamiento a lo largo y ancho del planeta, desde los países periféricos de Asia, África y América hasta Europa, Estados Unidos y los países centrales que usufructúan el grueso de la facturación y las ganancias.

Esto da pie para que las empresas involucradas en este multimillonario negocio presenten como "entretenimiento, diversión y pasión" a una actividad en la practica sólo orientada a generar rentabilidad comercial mediante el mito del "deporte popular".

El fútbol es un multimillonario negocio capitalista, una exitosa industria globalizada del espectáculo, una formidable máquina de concentrar riqueza en pocas manos, que derrama rentabilidad en medio de la pobreza masiva, las guerras de ocupación, y las políticas de exterminio de "población sobrante" en las periferias de Asia, África y América Latina.

El mito de "deporte popular" encubre una aceitada maquinaria propagandística-comercial montada por grandes beneficiarios económicos de la danza multimillonaria con la industrialización del fútbol. 

En la realidad, fuera del mito para alienar y generar consumo, el fútbol, es, en primer lugar, una actividad de lucro millonario tanto para las federaciones nacionales, para la Federación Internacional de fútbol Asociación (FIFA) y para las empresas trasnacionales, socias de esta institución en la organización de los torneos locales, regionales, intrarregionales, interregionales e, incluso, las copas mundiales.

En el área de los grandes beneficiarios económicos de la danza multimillonaria de los campeonatos Mundiales , se anotan las firmas patrocinadoras, empresas trasnacionales como Adidas, Nike y Puma, que utilizan al evento como vitrina y como herramienta de facturación y de posicionamiento en el mercado.

A esto hay que sumar la multimillonaria facturación con el turismo, los eventos "colaterales", y la multiplicidad de negocios que posibilita la mercadotecnia del Mundial en Sudáfrica.

En cuyo rubro de mayor facturación debe incluirse la "gran torta" publicitaria y las ganancias multimillonarias que le genera el evento a las grandes cadenas mediáticas internacionales.

El mundial cotiza en bolsa

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Según el sitio especializado Cotizalia "Con la celebración del Mundial de fútbol, se gana mucho: ganan dinero las selecciones, los anfitriones, las cadenas de televisión... pero, además, se pueden extraer importantes lecciones aplicables a los mercados de valores, pueden servir para aprender cómo hacer dinero. En el fondo, el juego de los mercados es similar".

La consultora estadounidense Grant Thornton elaboró durante el Mundial de Sudáfrica un informe en el que se estimaba que el impacto económico del mundial sería de unos US$7.325 millones.

Además, entre otras cifras, se preveía la visita de 480.000 turistas que dejarían cerca de US$1.117 millones durante el mes que dura la competencia.

Y un dato apara tener en cuenta: El valor de mercado de los planteles de la primeras ocho selecciones del Mundial, las top que califican en el ranking, superan los 1.300 millones de euros.

El Mundial de Sudáfrica cotizó en bolsa y los operadores financieros admiten públicamente que el fútbol forma parte de la estrategia empresarial: importa la preparación previa, el terreno de juego, el análisis del contrario. Se habla de solvencia del equipo o de las excelencias técnicas del mismo.

Como subraya The Wall Street Journal en un artículo, "¿quién se imaginaba que Francia, que hace cuatro años fue finalista, sería abatida en la primera fase? ¿O que Suiza se merendaría a España como lo hizo? Las sorpresas ocurren continuamente y siempre hay alguien que gana con ello, como en las apuestas".

"Sobre las ganancias, para muestra, los ingresos de la Federación Internacional de Clubes de Fútbol (FIFA) durante el mundial de Alemania 2006 ascendieron a 1.800 millones de dólares en derechos de transmisión", señala por su parte por The Economist.

"El fútbol se resiste a la crisis europea", dijo esta semana al diario argentino Clarín, Carles Murillo Fort, economista y "militante" de la profesionalización de la industria del deporte.

Murillo Fort es titular de la Comisión Económica del Fútbol Club Barcelona y vino a Buenos Aires - invitado por la consultora Deloitte - para presentar el programa con el que el Barcelona puso en caja sus números y convirtió al equipo de fútbol en una marca internacional.

Murrillo Fort diseñó una maestría sobre la industria del deporte en la Universitat Pompeu Fabra. Ese curso, aclaró "tiene tres años menos que Messi". Opina que hasta "el gimnasio más pequeño debe tener una administración profesional y pensarse como una empresa de servicios".

Para demostrar que a la industria del fútbol no le entran las balas de la crisis europea, Murrillo Fort dio números. Mirando a Inglaterra, territorio vip y pionero a la hora de hacer negocios con el fútbol, el experto sentenció que mientras que en Reino Unido el PBI creció 5,4% en los últimos 10 años, en el mismo período, el PBI de la premier league subió un 16,5%.

El experto catalán señaló que por año sólo el fútbol en España (en medio de una crisis financiera sin precedentes) genera un negocio de 2.000 millones de euros, de los que 1.200 millones de euros quedan en manos de los cuatro primeros equipos, entre ellos el Barcelona.

En resumen, y como ya lo señaláramos en un informe anterior, ni deporte, ni espectáculo, ni medicina para el entretenimiento. Sólo un negocio capitalista con 22 robots corriendo un balón y una maquinaria mediática para seguir alienando al cerebro humano en un "show" funcional a la rentabilidad capitalista a escala global.

(*) Manuel Freytas es periodista, investigador, analista de estructuras del poder, especialista en inteligencia y comunicación estratégica. Es uno de los autores más difundidos y referenciados en la Web.
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