Dado que el Panel de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático hizo un papelón con la publicación de su Quinto Informe, a los políticos del mundo no les ha quedado ninguna duda sobre el motivo. El escepticismo sobre el calentamiento antropogénico y las dudas sobre la validez de la "ciencia" detrás de la teoría de los gases de invernadero están en un máximo histórico. ¿La razón? A pesar de que los niveles de dióxido de carbono (CO2) aumentaron un 40%, las temperaturas globales se mantuvieron planas desde 1997. Ninguno de los modelos climáticos del IPCC había previsto esto. De hecho, la teoría de los gases de invernadero, la piedra basal de 30 años de alarmismo climático, declara de manera inequívoca que el aumento del dióxido de carbono en la atmósfera provocará más calentamiento. Pero la realidad contradice a la teoría.

El último informe del IPCC se reduce ahora a conceder que la "variabilidad natural" juega una parte. Esta admisión contradice otra de las piedras fundamentales del cimiento de su tesis principal, que las causas naturales tienen poca o ninguna consecuencia. Pero como hace mucho lo demostraron los "matadores" de la teoría, siempre estuvo equivocada porque hizo demasiadas suposiciones dudosas incluyendo las siguientes:
  • La Tierra es plana.
  • La Tierra no gira sobre su eje.
  • El sol brilla todo el día y toda la noche con igual intensidad.
  • El intercambio de la energía en el clima es enteramente por radiación.
  • La conducción, la convección y la transferencia del calor latente no suceden.
  • Los parámetros del flujo de energía son constantes y sin variabilidad.
  • Se ignoran a los movimientos del aire, vientos, lluvias y huracanes.
  • El flujo de energía está "equilibrado" siendo las entradas iguales a las salidas.
  • El caos fue abolido.
  • El cambio en el clima está íntegramente causado por gases traza humanos emitidos a la atmósfera.
  • La Tierra está muerta: no hay organismos vivientes, no hay árboles, animales, aves o personas.
En este punto los científicos honestos admitirían que la "teoría" parece estar desacreditada. Las mentes racionales admitirían que es necesaria una mirada fresca a las críticas y reconvenciones de los científicos disidentes. Tales científicos han encontrado un punto de reunión en Principia Scientific International (PSI).

Para los que quieren echar una mirada fresca a la ciencia PSI recomienda a los lectores comenzar daño un vistazo a un estudio que abrió rumbos, de Gerlich y Tscheuschner publicado en 2008. El 'paper' completo (revisado en 2009) puede hallarse aquí. Pero como una introducción recomendamos la versión más resumida, aprobada por Hans Schreuder que se encuentra aquí.

Para ir abriendo el apetito de la curiosidad intelectual aquí están los párrafos finales del resumen de G. & T.:
Desde ya el efecto natural del invernadero es un mito sin ninguna realidad física. El efecto invernadero del CO2, sin embargo, es un espejismo. La visión horrorosa de una creciente nivel del mar, casquetes polares que se derriten, y desiertos que se extienden en Norteamérica y Europa son consecuencias ficticias de mecanismos físicos ficticios, que ni siquiera pueden verse en los cómputos de los modelos del clima. La ocurrencia de tornados y huracanes no pueden predecirse mediante los modelos climáticos porque todas estas desviaciones están descartadas.

"La principal estrategia de los defensores modernos del gas invernadero CO2 parecen esconderse detrás de más y más pseudo-explicaciones que no son parte de la educación académica o del entrenamiento en física. Un buen ejemplo son los cálculos del transporte de radiación, que probablemente no son conocidos por muchos. Otro ejemplo son esos llamados mecanismos de realimentación que son introducidos para amplificar un efecto que no es marginal sino que no existe en absoluto. Evidentemente, los defensores de la tesis del invernadero del CO2 se niegan a aceptar ningún cálculo reproducible como explicación y han recurrido a cálculos irreproducibles.

"Un teórico físico tiene que quejarse por una falta de transparencia aquí, y también tiene que quejarse por un estilo de discusión científica donde los proponentes de la tesis del invernadero afirman que la discusión está cerrada, y otros están desacreditando argumentos justificados como una discusión de "Cuestiones de ayer y del día antes de ayer". En las ciencias exactas, en particular en la física teórica, la discusión nunca se cierra y se continúa ad infinitum, aun si existen pruebas o teoremas disponibles.

"Sin considerar al campo específico de estudios, en las ciencias naturales debe cumplirse con una regla básica mínima, aun si los campos científicos están metodológicamente separadas como la física y la meteorología: Por lo menos entre expertos, los resultados y conclusiones deberían ser comprensibles o reproducibles. Y debería distinguirse estrictamente entre una teoría y un modelo por un lado, y entre un modelo y un escenario por el otro lado, como se clarifica en la filosofía de la ciencia.

"Eso significa que si las conclusiones de las simulaciones computadas tienen que ser más que simples especulaciones, entonces además del examen de la estabilidad numérica y la estimación de los efectos de los muchos y vagos parámetros ingresados, por lo menos las simplificaciones de las ecuaciones físicas originales deberían ser expuestas críticamente.

"El punto discutido aquí era responder la pregunta de si el supuesto efecto atmosférico tiene una base física. Este no es el caso. En resumen, no existe un efecto invernadero atmosférico, en particular el efecto invernadero del CO2, en la física teórica y la termodinámica de la ingeniería. Por lo tanto, es ilegítimo deducir predicciones que proporcionan una solución de consultoría para la economía y la política intergubernamental".
Como el ex presidente y cofundador del PSI, Dr. Tim Ball lo resumió esta semana:
"La ciencia del IPCC asume que la temperatura tiene que aumentar si aumenta el CO2." No lo hizo. Como tal, el proceso del IPCC, su método y su ciencia son fracasos completos."
Fuente: Principia Scientific International