Según los expertos, los hallazgos sugieren que la carga de estrés por el hecho de crecer en pobreza puede ser un mecanismo subyacente que podría explicar la relación entre la pobreza en la infancia y el funcionamiento cerebral en la edad adulta. En la investigación también han participado científicos de la Universidad Cornell, la Universidad de Michigan y la Universidad de Denver, todas en Estados Unidos.
La importancia del estudio radica en la necesidad de que las campañas contra la pobreza infantil incidan también en la capacidad de regular las emociones negativas como fuente de protección frente a las consecuencias para la salud, físicas y psicológicas, del estrés agudo y crónico.
Estudio de la actividad cerebral
En el trabajo, los investigadores han detectado que los sujetos con menores ingresos familiares a los 9 años presentaban, como adultos, una mayor actividad en el cuerpo amigdalino (o simplemente amígdala), un área del cerebro conocida por su papel en el miedo y otras emociones negativas. Por el contrario, estos individuos mostraron una menor actividad en las áreas de la corteza prefrontal, un área del cerebro que se cree que regula también las emociones negativas. La disfunción de ambas regiones, amígdala y corteza prefrontal, se habían asociado ya con algunos trastornos del estado de ánimo como la depresión, la ansiedad, la agresividad impulsiva y consumo de sustancias, según los autores.
Con imágenes por resonancia magnética, los investigadores evaluaron la actividad cerebral de los participantes mientras realizaban una tarea de regulación emocional. Se les pidió que trataran de eliminar las emociones negativas mientras visualizaban de imágenes, mediante el empleo de una estrategia de afrontamiento cognitivo.
Según los científicos, el hallazgo más importante fue, quizás, que la cantidad de estrés crónico de la infancia hasta la adolescencia (infravivienda, hacinamiento, ruido y factores de estrés sociales, como problemas familiares, violencia o separación de la familia) determina la relación entre la pobreza infantil y la función cerebral durante la regulación emocional.
Deterioro cognitivo
Como se aseguraba en un estudio de 2010 publicado en la revista International journal of psychology and psychological therapy,diferentes estudios realizados desde mediados del siglo XX han constatado que la condición de pobreza compromete de forma significativa el desarrollo cognitivo y emocional infantil. Tal es la importancia que recientemente la revista Developmental Science ha publicado una sección especial dedicada a trabajos científicos sobre pobreza infantil y desarrollo cognitivo.
En un estudio de 2011 publicado en Journal of Epidemiology and Community Health realizado en más de 19,000 niños británicos y sus familias cuando los niños tenían 9 meses, 3 años y 5 años de edad, se encontró que los niños criados en pobreza persistente puntuaban más bajo en las pruebas cognitivas que los que nunca habían experimentado pobreza.
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