De acuerdo con un estudio de la Universidad de California-Berkeley, las personas pueden detectar mentiras de manera más eficiente a través de métodos indirectos que acceden a la mente inconsciente. Además, el estudio sugiere que nuestra mente consciente es la que nos hace caer en la trampa debido a nuestros sesgos, creencias y prejuicios.
Antiguamente, se pensaba que los juicios de veracidad humanos eran igual de precisos que el azar, sin embargo, una investigación anterior demostró que algunos primates son capaces de identificar comportamientos deshonestos con exactitud (Menzel, 1974; Wheeler, 2010). Las últimas investigaciones de neurociencia y primatología en relación con la teoría evolutiva, sugieren que partes más profundas y con acceso menos conscientes de la mente, pueden discriminar las mentiras de la verdad de manera precisa. Sin embargo, el problema de esta herramienta evolutiva para el humano, es que la mente consciente se confunde con nociones equivocadas comunes, y nos hace errar.
Los investigadores realizaron experimentos con 72 participantes, donde se puso a prueba la competencia existente entre su mente consciente y subconsciente, para encontrar quien podía identificar la mentira de mejor manera. Ellos miraron videos cortos donde se interrogaba a 12 personas acusadas de robar 100 dólares del cuarto de pruebas. La mitad de los "presuntos culpables" tomaron el dinero, mientras que la otra mitad no lo hizo y fuero acusados injustamente.
Durante la prueba se les hicieron preguntas neutrales y directas a los participantes. Al finalizar la prueba los estudiantes expresaron su opinión sobre quién estaba mintiendo o diciendo la verdad, con tan solo un 44 por ciento de aciertos. Después de esto, completaron una versión delTest de Asociaciones Implícitas diseñada para medir las asociaciones subconscientes que realizamos entre personas, objetos, e ideas.
"Estábamos interesados en saber si al observar a alguien decir una mentira, activaría conceptos mentales asociados con el engaño, fuera de la mente consciente." Se encontró que en un juego de palabras, los participantes fueron más rápidos en categorizar de manera precisa términos como "deshonesto" y "fraudulento", cuando la foto y el nombre de uno de los ladrones estaba visible en la pantalla.
Los investigadores concluyeron que "tal parece que ver a un mentiroso, activa conceptos asociados con el engaño, y al ver a una persona honesta automáticamente activa conceptos asociados con la verdad". [...] "Las participantes del sexo femenino lograron una precisión indirecta significativamente mayor que los hombres [...] La diferencia entre géneros es consistente con estudios anteriores que demostraron que la precisión de percepción de personas en mujeres es mayor que la de los hombres".
Complementando está última parte, las investigaciones sugieren claramente que el hemisferio derecho (el lado 'femenino') tiene una percepción especial en lo relacionado con la sinceridad; lo mismo aplica a los zurdos, y personas que solo escuchan con el oído izquierdo, por cualquier razón o afectación (esto da aún más peso a la evidencia de que en la antigüedad los chamanes eran mujeres).
Una segunda prueba con un método diferente demostró que: "Presentando rostros de mentirosos y personas honestas de manera subliminal, activaba y facilitaba conceptos congruentes. El problema es que nuestras precisas evaluaciones subconscientes son invalidadas por los sesgos, e ideas equivocadas [de nuestra mente consciente]".
Estos estudios sugieren con buen grado de certeza que una detección precisa del engaño es una herramienta de supervivencia inherente al humano, pero... ¿qué pasó entonces?
Nuestra incompetencia para detectar mentiras es inconsistente con la teoría evolutiva, que sugiere que la detección de mentiras es crítica para nuestra supervivencia (Krebs & Dawkins, 1974) y se supone que debería haber evolucionado. Sin embargo, parece que más cogniciones conscientes (e incorrectas) comenzaron a interferir con nuestra habilidad para detectar mentiras de manera explícita - (The Global Deception Research Team, 2006). Otras teorías sugieren que los humanos que viven en condiciones "cómodas" y seguras (o que creen estarlo, también engañadas), carecen de la motivación de sospecha necesaria para detectar señales de engaño. (Vrij, Granhag, & Porter, 2010)
Por ejemplo se sabe que los mentirosos emiten un complejo arreglo de pistas no verbales, e investigaciones sugieren que incluso en la presencia de muchas señales de engaño, los perceptores generan teorías ingenuas y nada precisas sobre en quien poner su confianza. Un ejemplo muy básico y superficial es "la creencia común de que los mentirosos miran arriba y a la izquierda, o que evitan mirar a los ojos, son falsas" y esto influye en nuestras decisiones, agrega la doctora Leanne ten Brinke. Podríamos suponer que incluso cuando las personas creen en una mentira, alguna parte de su cerebro sabe la verdad y saben, en algún nivel, que están mintiendo o creen mentiras (lo que equivale a mentirse a sí mismo).
La mentira sobrecarga el cerebro, causa estrés y daña nuestro cuerpo
Cuando una persona miente, su cerebro trabaja más que el de alguien que dicen la verdad, además de que deja rastros reveladores en los escáneres cerebrales, reporta el Doctor Feroze Mohamed. Esto último no quiere decir que los científicos hayan encontrado una revolucionaria idea para crear un detector de mentiras infalible, sino que pueden detectar las señales de estrés que las acompañan, y ese es uno de los factores que nos interesan aquí. Es bien sabido que el estrés daña el cerebro y el cuerpo de varias maneras. Y ya que mentir incrementa los niveles de estrés, debería hacernos considerar el impacto de nuestros secretos. El daño no es evidente por sí mismo a corto plazo, pero es muy probable que contribuya a los numerosos problemas de salud que podemos encontrar en nuestra vida diaria.
Los autores de una investigación relacionada con los niveles de estrés provocados por la mentira, concluyeron que cuando somos honestos, nuestra vida mejora en general, ya que no solo reduce los niveles de estrés, sino que mejora la salud, y nos sentimos mejor con nosotros mismos.
A pesar de esta hecho significativo, es necesario considerar que decir siempre la verdad no siempre es la mejor respuesta, todo depende del contexto, esta lo "incorrecto", lo "correcto", y el tercer factor que define cuál es cuál, siempre hay excepciones. No es lo mismo mentir de manera continua y/o innecesaria, que mentir para evitar algún peligro o daño, solo por poner un ejemplo simplista. Aquí podríamos sugerir dejar a un lado la moralidad superficial y autómata, por un comportamiento basado en el conocimiento y la consciencia, por ejemplo: ¿Cómo mis palabras o acciones afectan o afectarían la vida de otros y la mía? Considerando a los demás y las consecuencias no solo a corto, sino a largo plazo.
Bien, consideremos este otro dato que resulta por demás interesante: Tenga en mente la idea de la actividad acrecentada de ciertas partes del cerebro, incluyendo la circunvolución del cíngulo anterior y sus funciones. Ahora, un dato a notar relacionado con la esquizofrenia. Resulta interesante entonces que mentir esté relacionado con un mayor trabajo en esa región del cerebro, y además que las anomalías estructurales en la misma estén relacionadas con la esquizofrenia. ¿Podríamos suponer que el esfuerzo realizado por esa región del cerebro al mentir o creer en mentiras de manera continua, pueda dañarla, o provocar anomalías estructurales?
Los maestros del engaño
El psicópata es un mentiroso por naturaleza y su maestría en ello no solo puede engañar a sofisticados métodos de detección de mentiras, sino hasta las personas más observadoras e intuitivas. Esto no solo afecta a individuos sino a civilizaciones completas. Contamos con una referencia actual a esto último en nuestra sociedad, donde la patocracia se empeña cada día más en imponernos su visión esquizoide de la realidad, aunque vaya en contra de los hechos más evidentes. Un ejemplo bastante reciente es la guerra sucia y de propaganda del imperio estadounidense y sus lacayos de la OTAN, en contra de Rusia, China, y el BRICS, tanto como también la guerra de tensión a través de susejércitos terroristas a control remoto para desestabilizar el Medio Oriente.
A pesar de la enorme cantidad de evidencia en contra de las mentiras y manipulaciones que llevan a cabo para seguir manteniendo su hegemonía patológica, mucha gente continua cayendo en la trampa una y otra vez sin notarla; propaganda, ataques de falsa bandera, control de daños,... Y esto aplica a la gran mayoría de nuestros gobiernos actualmente. Parece que el velo de sus mentiras frente a nuestros ojos es más grueso de lo que pensábamos, las señales están allí afuera y continúan apilándose, pero muchos no lo notan, ¿Por qué sucede esto?
Andrew Lobaczewski comenta en su libro Ponerología Política: Es importante resaltar que muchos expertos en psicopatía advierten que las instituciones que ofrecen poder y autoridad (grandes o pequeñas), están plagadas de psicópatas, y lamentablemente son mantenidas a flote por personas engañadas y psicópatas secundarios.
Complementando lo anterior, algunas personas encuentran tranquilidad al creer en algo absurdo porque alimentan la ilusión de que están eligiendo creer en algo por ellos mismos y que no lo creen por la propia fuerza de las evidencias. Una ilusión de control, facilitada y promovida por el mismo sistema en el que vivimos.
Laura Knight-Jadczyk comenta al respecto: ¿Nos dieron su mente? Este último fragmento resulta bastante interesante cuando se considera al psicópata como nuestro depredador, y aún más, cuando se introduce la idea de "Nos dieron su mente". La siguiente cita podría darnos una pista importante relacionada con la mente del psicópata: Ahora, con otra aportación, regresamos al cerebro del ser humano y los procesos relacionados con el discernimiento de las mentiras o comportamiento engañoso: Es muy curioso que las zonas anormales o anómalas del cerebro del psicópata, estén relacionadas con las zonas del cerebro para detectar mentiras y amenazas (depredadores incluidos) de manera precisa en los seres humanos, así como con la empatía y la compasión. Ya que si consideramos como cierta la idea de que creer en mentiras realmente daña el cerebro - en específico, las regiones ya mencionadas -, y el hecho de que 'el primer criterio de la ponerogénesis es la atrofia de las facultades críticas', dejaría una puerta abierta a sus engaños y depredaciones, convirtiéndose e un ciclo repetitivo y bastante negativo para una persona normal, parte del proceso de ponerización de individuos y grupos de personas normales, convirtiéndolos poco a poco en psicópatas secundarios, o caracterópatas - en términos de Lobaczewski -, que son tan incurables como el psicópata genético.
Una metáfora muy interesante: A la luz de la creciente cantidad de propaganda, mentiras y manipulaciones de nuestros gobernantes e instituciones patológicas, así como su insaciable hambre de control - que parece crecer día a día -, podemos darnos cuenta que uno de sus objetivos es la imposición de su realidad psicopática y esquizoide, y podríamos suponer que está provocando más que un daño en ciertas zonas del cerebro, impidiéndonos reconocerlos, reconocer sus acciones, y ver la realidad objetiva, sino que se revela una posibilidad algo espeluznante, nuestra misma civilización podría estar en un proceso de transformación, podría estarse convirtiendo en una entidad patológica sin punto de retorno.
"El conocimiento protege" En un mundo donde la norma es la mentira y el engaño, y las características del psicópata son cada vez más comunes y aceptadas, adquirirconocimiento de nosotros mismos, de nuestro depredador y nuestra realidad de manera continua, desintoxicar nuestras emociones, aprender a controlar el estrés, liberarnos de los dañinos alimentos que las corporaciones promueven como comida sana, alejarnos de la industria farmacéutica y sus dañinas "soluciones", crear y fortalecer lazos de comunitarios y de apoyo entre seres humanos, nos brinda un poderosa línea de defensa integral en contra del intento de imposición de la realidad patológica. Además que nos ayuda a tener una vida plena y sana en todos los sentidos.
Aunque no lo percibamos, actualmente se libra una batalla encarnizada que podría definir el camino de nuestra civilización, una guerra de información con sus tristes y violentas consecuencias cuando la balanza se inclina a favor de la mentira y propaganda, que muchos llegan a creer. Por un lado, tenemos a un grupo de esquizoides psicopáticos que pelean a capa y espada, a través de cualquier medio posible, para mantener y expandir su esfera de control y dominación por todo el mundo, por otro lado -sin idealizar-, tenemos a otro grupo proponiendo estrategias de desarrollo globales inclusivas, respetuosas y multipolares.
Los que detentan el poder creen que estamos tan controlados que continuarán aplicando las mismas tácticas de engaño y manipulación, creyendo que nadie lo nota. Aunque la mentira se les den muy bien, la creatividad no mucho. Tenemos muchos ejemplos de esto, Ucrania y la desestabilización de Rusia es una de las más cercanas, donde apoyaron a los "rebeldes" y terminaron patrocinando a una bandada de nazis genocidas, al mismo tiempo que se hacen pasar por los buenos de la película. Así como su involucramiento y patrocinio del nuevo terrorismo recargado, ahora llamado Estado Islámico, puesto en escena para sacar de la ecuación petrolera occidental a Al-Assad y expander el saqueo de Medio Oriente.
Estos poderes patocráticos muy a menudo usan la llamada Dialéctica Hegeliana para justificar sus acciones. A grandes rasgos sigue los siguientes pasos: Sin intención de caer en un reduccionismo simplista, todo se resume a una decisión individual y colectiva entre la verdad y la mentira, información frente a desinformación, conocimiento frente a ignorancia. En estos tiempos que corren, todos nosotros tenemos la responsabilidad de tomar una decisión: alinearnos y comprometernos con la verdad y ser proactivos en sintonía con ella, en definitiva: hacer lo correcto.
Los investigadores realizaron experimentos con 72 participantes, donde se puso a prueba la competencia existente entre su mente consciente y subconsciente, para encontrar quien podía identificar la mentira de mejor manera. Ellos miraron videos cortos donde se interrogaba a 12 personas acusadas de robar 100 dólares del cuarto de pruebas. La mitad de los "presuntos culpables" tomaron el dinero, mientras que la otra mitad no lo hizo y fuero acusados injustamente.
Durante la prueba se les hicieron preguntas neutrales y directas a los participantes. Al finalizar la prueba los estudiantes expresaron su opinión sobre quién estaba mintiendo o diciendo la verdad, con tan solo un 44 por ciento de aciertos. Después de esto, completaron una versión delTest de Asociaciones Implícitas diseñada para medir las asociaciones subconscientes que realizamos entre personas, objetos, e ideas.
"Estábamos interesados en saber si al observar a alguien decir una mentira, activaría conceptos mentales asociados con el engaño, fuera de la mente consciente." Se encontró que en un juego de palabras, los participantes fueron más rápidos en categorizar de manera precisa términos como "deshonesto" y "fraudulento", cuando la foto y el nombre de uno de los ladrones estaba visible en la pantalla.
Los investigadores concluyeron que "tal parece que ver a un mentiroso, activa conceptos asociados con el engaño, y al ver a una persona honesta automáticamente activa conceptos asociados con la verdad". [...] "Las participantes del sexo femenino lograron una precisión indirecta significativamente mayor que los hombres [...] La diferencia entre géneros es consistente con estudios anteriores que demostraron que la precisión de percepción de personas en mujeres es mayor que la de los hombres".
Complementando está última parte, las investigaciones sugieren claramente que el hemisferio derecho (el lado 'femenino') tiene una percepción especial en lo relacionado con la sinceridad; lo mismo aplica a los zurdos, y personas que solo escuchan con el oído izquierdo, por cualquier razón o afectación (esto da aún más peso a la evidencia de que en la antigüedad los chamanes eran mujeres).
Una segunda prueba con un método diferente demostró que: "Presentando rostros de mentirosos y personas honestas de manera subliminal, activaba y facilitaba conceptos congruentes. El problema es que nuestras precisas evaluaciones subconscientes son invalidadas por los sesgos, e ideas equivocadas [de nuestra mente consciente]".
Estos estudios sugieren con buen grado de certeza que una detección precisa del engaño es una herramienta de supervivencia inherente al humano, pero... ¿qué pasó entonces?
Nuestra incompetencia para detectar mentiras es inconsistente con la teoría evolutiva, que sugiere que la detección de mentiras es crítica para nuestra supervivencia (Krebs & Dawkins, 1974) y se supone que debería haber evolucionado. Sin embargo, parece que más cogniciones conscientes (e incorrectas) comenzaron a interferir con nuestra habilidad para detectar mentiras de manera explícita - (The Global Deception Research Team, 2006). Otras teorías sugieren que los humanos que viven en condiciones "cómodas" y seguras (o que creen estarlo, también engañadas), carecen de la motivación de sospecha necesaria para detectar señales de engaño. (Vrij, Granhag, & Porter, 2010)
Por ejemplo se sabe que los mentirosos emiten un complejo arreglo de pistas no verbales, e investigaciones sugieren que incluso en la presencia de muchas señales de engaño, los perceptores generan teorías ingenuas y nada precisas sobre en quien poner su confianza. Un ejemplo muy básico y superficial es "la creencia común de que los mentirosos miran arriba y a la izquierda, o que evitan mirar a los ojos, son falsas" y esto influye en nuestras decisiones, agrega la doctora Leanne ten Brinke. Podríamos suponer que incluso cuando las personas creen en una mentira, alguna parte de su cerebro sabe la verdad y saben, en algún nivel, que están mintiendo o creen mentiras (lo que equivale a mentirse a sí mismo).
La mentira sobrecarga el cerebro, causa estrés y daña nuestro cuerpo
Cuando una persona miente, su cerebro trabaja más que el de alguien que dicen la verdad, además de que deja rastros reveladores en los escáneres cerebrales, reporta el Doctor Feroze Mohamed. Esto último no quiere decir que los científicos hayan encontrado una revolucionaria idea para crear un detector de mentiras infalible, sino que pueden detectar las señales de estrés que las acompañan, y ese es uno de los factores que nos interesan aquí. Es bien sabido que el estrés daña el cerebro y el cuerpo de varias maneras. Y ya que mentir incrementa los niveles de estrés, debería hacernos considerar el impacto de nuestros secretos. El daño no es evidente por sí mismo a corto plazo, pero es muy probable que contribuya a los numerosos problemas de salud que podemos encontrar en nuestra vida diaria.
Los autores de una investigación relacionada con los niveles de estrés provocados por la mentira, concluyeron que cuando somos honestos, nuestra vida mejora en general, ya que no solo reduce los niveles de estrés, sino que mejora la salud, y nos sentimos mejor con nosotros mismos.
A pesar de esta hecho significativo, es necesario considerar que decir siempre la verdad no siempre es la mejor respuesta, todo depende del contexto, esta lo "incorrecto", lo "correcto", y el tercer factor que define cuál es cuál, siempre hay excepciones. No es lo mismo mentir de manera continua y/o innecesaria, que mentir para evitar algún peligro o daño, solo por poner un ejemplo simplista. Aquí podríamos sugerir dejar a un lado la moralidad superficial y autómata, por un comportamiento basado en el conocimiento y la consciencia, por ejemplo: ¿Cómo mis palabras o acciones afectan o afectarían la vida de otros y la mía? Considerando a los demás y las consecuencias no solo a corto, sino a largo plazo.
Bien, consideremos este otro dato que resulta por demás interesante: Tenga en mente la idea de la actividad acrecentada de ciertas partes del cerebro, incluyendo la circunvolución del cíngulo anterior y sus funciones. Ahora, un dato a notar relacionado con la esquizofrenia. Resulta interesante entonces que mentir esté relacionado con un mayor trabajo en esa región del cerebro, y además que las anomalías estructurales en la misma estén relacionadas con la esquizofrenia. ¿Podríamos suponer que el esfuerzo realizado por esa región del cerebro al mentir o creer en mentiras de manera continua, pueda dañarla, o provocar anomalías estructurales?
Los maestros del engaño
El psicópata es un mentiroso por naturaleza y su maestría en ello no solo puede engañar a sofisticados métodos de detección de mentiras, sino hasta las personas más observadoras e intuitivas. Esto no solo afecta a individuos sino a civilizaciones completas. Contamos con una referencia actual a esto último en nuestra sociedad, donde la patocracia se empeña cada día más en imponernos su visión esquizoide de la realidad, aunque vaya en contra de los hechos más evidentes. Un ejemplo bastante reciente es la guerra sucia y de propaganda del imperio estadounidense y sus lacayos de la OTAN, en contra de Rusia, China, y el BRICS, tanto como también la guerra de tensión a través de susejércitos terroristas a control remoto para desestabilizar el Medio Oriente.
A pesar de la enorme cantidad de evidencia en contra de las mentiras y manipulaciones que llevan a cabo para seguir manteniendo su hegemonía patológica, mucha gente continua cayendo en la trampa una y otra vez sin notarla; propaganda, ataques de falsa bandera, control de daños,... Y esto aplica a la gran mayoría de nuestros gobiernos actualmente. Parece que el velo de sus mentiras frente a nuestros ojos es más grueso de lo que pensábamos, las señales están allí afuera y continúan apilándose, pero muchos no lo notan, ¿Por qué sucede esto?
Andrew Lobaczewski comenta en su libro Ponerología Política: Es importante resaltar que muchos expertos en psicopatía advierten que las instituciones que ofrecen poder y autoridad (grandes o pequeñas), están plagadas de psicópatas, y lamentablemente son mantenidas a flote por personas engañadas y psicópatas secundarios.
Complementando lo anterior, algunas personas encuentran tranquilidad al creer en algo absurdo porque alimentan la ilusión de que están eligiendo creer en algo por ellos mismos y que no lo creen por la propia fuerza de las evidencias. Una ilusión de control, facilitada y promovida por el mismo sistema en el que vivimos.
Laura Knight-Jadczyk comenta al respecto: ¿Nos dieron su mente? Este último fragmento resulta bastante interesante cuando se considera al psicópata como nuestro depredador, y aún más, cuando se introduce la idea de "Nos dieron su mente". La siguiente cita podría darnos una pista importante relacionada con la mente del psicópata: Ahora, con otra aportación, regresamos al cerebro del ser humano y los procesos relacionados con el discernimiento de las mentiras o comportamiento engañoso: Es muy curioso que las zonas anormales o anómalas del cerebro del psicópata, estén relacionadas con las zonas del cerebro para detectar mentiras y amenazas (depredadores incluidos) de manera precisa en los seres humanos, así como con la empatía y la compasión. Ya que si consideramos como cierta la idea de que creer en mentiras realmente daña el cerebro - en específico, las regiones ya mencionadas -, y el hecho de que 'el primer criterio de la ponerogénesis es la atrofia de las facultades críticas', dejaría una puerta abierta a sus engaños y depredaciones, convirtiéndose e un ciclo repetitivo y bastante negativo para una persona normal, parte del proceso de ponerización de individuos y grupos de personas normales, convirtiéndolos poco a poco en psicópatas secundarios, o caracterópatas - en términos de Lobaczewski -, que son tan incurables como el psicópata genético.
Una metáfora muy interesante: A la luz de la creciente cantidad de propaganda, mentiras y manipulaciones de nuestros gobernantes e instituciones patológicas, así como su insaciable hambre de control - que parece crecer día a día -, podemos darnos cuenta que uno de sus objetivos es la imposición de su realidad psicopática y esquizoide, y podríamos suponer que está provocando más que un daño en ciertas zonas del cerebro, impidiéndonos reconocerlos, reconocer sus acciones, y ver la realidad objetiva, sino que se revela una posibilidad algo espeluznante, nuestra misma civilización podría estar en un proceso de transformación, podría estarse convirtiendo en una entidad patológica sin punto de retorno.
"El conocimiento protege" En un mundo donde la norma es la mentira y el engaño, y las características del psicópata son cada vez más comunes y aceptadas, adquirirconocimiento de nosotros mismos, de nuestro depredador y nuestra realidad de manera continua, desintoxicar nuestras emociones, aprender a controlar el estrés, liberarnos de los dañinos alimentos que las corporaciones promueven como comida sana, alejarnos de la industria farmacéutica y sus dañinas "soluciones", crear y fortalecer lazos de comunitarios y de apoyo entre seres humanos, nos brinda un poderosa línea de defensa integral en contra del intento de imposición de la realidad patológica. Además que nos ayuda a tener una vida plena y sana en todos los sentidos.
Aunque no lo percibamos, actualmente se libra una batalla encarnizada que podría definir el camino de nuestra civilización, una guerra de información con sus tristes y violentas consecuencias cuando la balanza se inclina a favor de la mentira y propaganda, que muchos llegan a creer. Por un lado, tenemos a un grupo de esquizoides psicopáticos que pelean a capa y espada, a través de cualquier medio posible, para mantener y expandir su esfera de control y dominación por todo el mundo, por otro lado -sin idealizar-, tenemos a otro grupo proponiendo estrategias de desarrollo globales inclusivas, respetuosas y multipolares.
Los que detentan el poder creen que estamos tan controlados que continuarán aplicando las mismas tácticas de engaño y manipulación, creyendo que nadie lo nota. Aunque la mentira se les den muy bien, la creatividad no mucho. Tenemos muchos ejemplos de esto, Ucrania y la desestabilización de Rusia es una de las más cercanas, donde apoyaron a los "rebeldes" y terminaron patrocinando a una bandada de nazis genocidas, al mismo tiempo que se hacen pasar por los buenos de la película. Así como su involucramiento y patrocinio del nuevo terrorismo recargado, ahora llamado Estado Islámico, puesto en escena para sacar de la ecuación petrolera occidental a Al-Assad y expander el saqueo de Medio Oriente.
Estos poderes patocráticos muy a menudo usan la llamada Dialéctica Hegeliana para justificar sus acciones. A grandes rasgos sigue los siguientes pasos: Sin intención de caer en un reduccionismo simplista, todo se resume a una decisión individual y colectiva entre la verdad y la mentira, información frente a desinformación, conocimiento frente a ignorancia. En estos tiempos que corren, todos nosotros tenemos la responsabilidad de tomar una decisión: alinearnos y comprometernos con la verdad y ser proactivos en sintonía con ella, en definitiva: hacer lo correcto.
Comentario: En el libro The Return of the Black Death ("El regreso de la Peste Negra") de Susan Scott y Christopher Duncan, también encontramos ciertas pistas acerca de cómo el frío podría reforzar el sistema inmunitario e impedir contagios de enfermedades muy graves. ¿Quizás el ébola? Durante el invierno, las epidemias solían esparcirse mucho más lentamente, y según algunos testigos, era difícil contraer la peste si uno se hallaba en un clima muy frío y si permanecía al aire libre. Eso debería decirnos algo acerca de los beneficios de un baño o una ducha fría (entre 10 y 15 grados centígrados) diarios.
Véase también:Terapia a 160 grados bajo cero