¿Cuál es el estado de la Humanidad?
Podemos contestar sin temor a equivocarnos que la Humanidad se encuentra en un estado de profunda hipnosis. El ser humano duerme. No suele ser consciente de la realidad en la que vive. Su percepción está basada en un adoctrinamiento que proviene de un sistema regido por normas que distan mucho de tener relación alguna con la verdadera naturaleza humana y de lo que puede ser beneficioso para la Humanidad en particular, y el planeta que habita en general.
El encanto superficial, las bellas palabras en realidad vacías, la necesidad continua de estímulos - ocio, cine, deportes, TV-, la mentira, el engaño y la manipulación, la carencia de empatía - comprensión - hacia los demás, el culto al ego y al cuerpo - cánones estereotipados de belleza y comportamiento -, el consumismo y el materialismo; la incapacidad de mirarse interiormente a uno mismo, la nula autocrítica, la falta de pensamiento crítico - discernimiento -, el autoengaño, el comportamiento gregario... Estos y muchos más, son aspectos que conforman la estructura social. Podemos observar que la mayoría de las características sociales expuestas responden a la sintomatología que describe a un psicópata, o son derivados de la misma.
Este sistema, en todas sus vertientes y variedades, que objetivamente van por el mismo camino aunque a simple vista puedan parecer distintas, está compuesta por una serie de "valores" asimilados desde la más tierna infancia, integrados y llevados a formar parte de la estructura psíquica de los niños. La gran mayoría de dichos "valores" provienen de un sistema compuesto de supuestas normas morales y éticas que rigen la forma de vivir de las sociedades, y que Andrew Lobaczewski denominó paramoralismos.
Los Paramoralismos
Para aportar una definición clara de lo que es un paramoralismo, acudiremos a las palabras del QFG (Quantum Future Group):
Los paramoralismos son frases o argumentos falaces y persuasivos que a primera vista pueden parecer hechos morales y rebosantes de ética, pero realmente son conjuntos de palabras utilizadas para conseguir el beneficio del que las pronuncia.
Para ejemplificar lo que son los paramoralismos haremos un pequeño análisis de algunos tópicos que solemos oír en nuestro día a día, y que incluso usamos nosotros mismos. Evidentemente, en el mundo de la política los paramoralismos son tan comunes como los peces en el mar; la doble moral, las justificaciones en forma de moralismos ante la toma de decisiones que perjudican a los pueblos - ya sea en forma de una represión estatal o una declaración de guerra a un país considerado enemigo-, el servirse de argumentos de personajes célebres de la historia para justificar cualquier acto - aunque sólo son utilizadas para el beneficio del grupo político-, y un largo etcétera son el quehacer cotidiano de la clase política, como ya sabemos, patocrática.
Paramoralismos en la estructura social
¿Alguna vez justificó una mentira porque "no quería hacer daño"? ¿Le ha dicho a algún ser querido que hizo aquello tan desagradable por el bien de todos, cuando en realidad el único beneficio que hubo fue el suyo propio?¿Ha chantajeado emocionalmente a una pareja porque usted tenía miedo a que las cosas cambiaran sin tener en cuenta los sentimientos de él/ella?
Es harto común en las personas utilizar frases que parecen cargadas de moralidad a la hora de intentar "solucionar" una situación, pero que en realidad son expresiones tópicas sociales que se usan cuando uno mismo se siente atrapado y tiene miedo de perder algo. Ocurre porque las personas suelen ser egocéntricas en todos los sentidos. Puede parecer duro lo que acabo de decir, pero ¿acaso es mentira que los individuos siempre están buscando su comodidad emocional y física por encima de todo? ¿Y no es cierto que cuando una persona hace un "sacrificio" por otra, luego la primera, en ciertas situaciones, utiliza como argumento dicha ayuda para atraparla en su red de beneficios personales? Por ejemplo:
"Después de todo lo que he hecho por ti..."
Lo que quiere decir esta expresión realmente es "Te he ayudado mucho, me tienes que servir para lo que sea, no tienes derecho a enfadarte aunque a veces te haga cosas malas porque te ayudé cuando lo necesitabas, y es tu deber moral hacerme caso y creer en mí siempre". Esta forma de chantaje emocional es un paramoralismo en toda regla. El sujeto que la pronuncia está intentando que creamos que moralmente debemos permitírselo todo y ser sumisos porque en su día nos ayudó. ¿Dónde queda aquí el altruismo y la ayuda a los demás? Otro ejemplo:
"Si realmente me quisieras/respetaras..."
El significado de esta frase es "No está bien lo que haces porque no haces lo que considero que está bien. Por tanto, no me quieres/respetas". Esta expresión atrapa al receptor en la duda de si quiere/respeta de verdad a su pareja o a un ser querido, aunque es muy posible que lo haga, pero que no esté actuando conforme a lo que beneficia emocionalmente al que pronuncia dichas palabras. Es decir, una vez más, el egocentrismo en acción. Uno más:
"O estás conmigo o estás contra mí."
Este paramoralismo nos "obliga" a tomar partido en una u otra postura, poniéndonos automáticamente en contra de la postura que no hemos elegido. Lógicamente, no tiene porqué ser así. El hecho de que nos decantemos por una postura no significa que tajantemente nos pongamos en contra de otra. Es una declaración que tan sólo divide el pensamiento en "blanco y negro", cuando no es el caso; además invita al conflicto contra aquello que no tiene que ver con lo que pensamos o creemos.
Los ejemplos serían infinitos, ya que los paramoralismos se crean constantemente dentro de la variedad de situaciones que presenta la vida. La forma en la que hemos sido adoctrinados desde la etapa de la educación escolar, en la cual no hemos aprendido nada útil para conocernos a nosotros mismos ni para pensar de forma libre y creativa, nos ha llevado a ser lo que somos: seres volubles que repiten los patrones sociales de una sociedad psicopática, convirtiéndonos en continuadores y preservadores de esta maquinaria destructiva. Aunque hubiera un verdadero derrocamiento de los poderes fácticos y el pueblo tomara el poder, a nivel psicosocial no cambiarían las cosas demasiado, porque debido a la idiosincrasia social, al cabo del tiempo se volvería otra vez a repetir lo mismo. Como ya hemos dicho en nuestra página en multitud de ocasiones, la revolución, la salida, está en el interior.
Tratemos otro paramoralismo clásico; nos ayudará para sumergirnos en el siguiente punto a comentar. Después de hacer algo que ha podido dañar a otros, decir a alguien unas palabras desagradables faltando al respeto, como excusa se suelen utilizar las palabras:
"Es que yo soy así."
¿Así? ¿Cómo? Cuando he escuchado ésas palabras en algunas personas, he experimentado un poco preguntándoles cómo son, y acostumbran a responder cosas como "Soy una persona sincera", "Me gusta decir las cosas a la cara", etc. El paramoralismo sería entonces "la sinceridad está por encima de todo y hay que decir siempre lo que uno piensa aunque haga daño a los demás. La cuestión es que soy muy sincero". A primera vista, la cuestión de ser sincero puede parecer correcta, pero el problema, una vez más, es el contexto y el uso de las palabras sinceridad u honradez. G.I. Gurdjieff nos define qué significa comportarse de esta manera:
¿A qué se refería Gurdjieff cuando menciona la debilidad del hombre y de que es incapaz de dominarse?
El ser humano no es dueño de sí mismo
En un artículo anterior estuvimos hablando sobre las ideas presentadas por Daniel Kahneman en su obra "Pensar rápido, pensar despacio", en la que nos describe los automatismos cognitivos que generalmente rigen nuestra forma de vivir sin que seamos apenas conscientes de ello - lo que bautizó en dicha obra como "Sistema 1", que tiene "habilidades como la de interpretar y entender matices en situaciones sociales", y que ése "conocimiento [absorbido desde la infancia]es almacenado en la memoria y se accede a él sin intención ni esfuerzo"-. Dependiendo de la situación en la que se encuentre un individuo, e igualmente de su estado anímico, actuará de una forma u otra siempre - o casi siempre- siguiendo el dictado de los automatismos cognitivos que integran lo que podemos llamar la personalidad de un sujeto. Este hecho nos indica que el ser humano actúa, piensa y se emociona a través de los estímulos externos, estando sujeto a dichos acicates para moverse por la vida. No somos dueños de nosotros mismos, actuamos muchas veces sin pensar; las emociones negativas condicionan nuestros procesos cognitivos y nuestros actos, sin que tengamos en cuenta si dichas emociones son producto de traumas o de una pobre educación emocional que no nos ayuda a reconocer cuándo somos nosotros conscientes y cuándo surgen los automatismos que funcionan independientemente de nuestra conciencia.
Boris Mourvieff, en su obra Gnosis, nos describe la interioridad del ser humano con una clara analogía:
Recordemos una vez más que estos automatismos o partículas de limadura son aspectos de la vida humana que fueron asimilados por uno mismo en el pasado, y que generalmente provienen de la estructura de la psicopática sociedad en la que vivimos. Llevamos dentro al monstruo del sistema patócrata, y por tanto somos parte de él.
Nuestra psique está dividida y subdividida en decenas - o cientos- de aspectos o "máscaras" que surgen automáticamente con cada choque del exterior sin que seamos dueños de ello, sin que tengamos control real sobre la situación. Ahora se pueden entender mejor las palabras de Gurdjieff sobre la "falsa sinceridad" y la debilidad del ser humano. El mismo Gurdjieff nos habla del repertorio de papeles que adoptamos a lo largo de nuestras vidas y porqué nos aferramos tanto a nuestro statu quo, incluso las personas que consideran que su vida es un desastre llena de sufrimiento y dolor.
Como he mencionado más arriba, las personas generalmente buscan un confort que vaya acorde a sus características particulares, sin cerciorarse de que el origen de estas particularidades radica en la filosofía de la Patocracia Histórica. El uso continuado de los paramoralismos representa una parte de ésa búsqueda egoísta del confort. Nos hemos acomodado con el paso de los siglos a una forma de vida que representa a la destrucción de la humanidad como tal, y consiguientemente al planeta que habita. Aun así, la desfavorable situación en la que se encuentra el ser humano puede transformarse. Volviendo a Mouravieff:
[...] Esta insensata y peligrosa situación puede ser favorablemente modificada.Ello requiere trabajo, esfuerzos conscientes y sostenidos. La introspección mantenida incansablemente trae como consecuencia una sensibilización interior que, a su vez, intensificará la amplitud y frecuencia de los movimientos en ocasión del desplazamiento de las partículas de limadura. De esta forma, los choques que antes pasaban desapercibidos provocarán de ahí en adelante vivas reacciones. Por su continua amplificación, estos movimientos llegarán a producir un frotamiento de tal intensidad entre las partículas de limadura, que un día se podrá sentir el fuego interior encenderse en sí."
Darse cuenta de esta coyuntura nos coloca en una posición muy diferente a la que ocupábamos anteriormente. Porque ahora nos empezamos a dar cuenta de lo que ocurre en nuestro interior. Y nos ayuda a ver que no somos dueños de nosotros mismos. Empezamos a percatarnos de que estamos sumidos en el sueño. Que aquello que creíamos sobre nosotros mismos era más bien un autoengaño inconsciente.A diferencia de lo que se ha dicho durante años en los círculos espiritualoides de la Nueva Era y demás movimientos consagrados a la falsa espiritualidad, el Despertar no es darse cuenta de que somos Uno con el Universo, ni de ver que los gobiernos nos engañan, ni descubrir nuestras capacidades espirituales (¿qué será eso?), ni mandar cántaros de amor y luz a todo el mundo - cuando en realidad su efecto es el mismo que lanzar cántaros de vómito-. Despertar es reconocer en uno mismo, con todo el Ser, que no es dueño de sí, de sus actos, de sus pensamientos y emociones. Que su percepción de la Realidad no es verdadera y está parcializada, y vive sumergido en la subjetividad. Despertar supone tirar por tierra las vacas sagradas que sustentaban las creencias sobre uno mismo y la Realidad en la que habita.
Cuando un individuo reconoce dicha coyuntura, y hace esfuerzos continuados por ser consciente de cómo, cuándo y por qué reacciona de cierta manera ante los estímulos externos, manteniendo la llama que nombra Mouravieff, empezarán a gestarse verdaderos cambios interiores. El autor de Gnosis dice:
Ante todo, es esencial dejar de mentirnos a nosotros mismos si verdaderamente deseamos de forma genuina luchar por nuestra libertad. Una libertad que deje de encadenarnos a la condición de ser dependientes de una mente que nos fustiga día tras día, que nos arroja a las tinieblas de la esclavitud de un corrupto sistema que se vanagloria de su capacidad de destruir la integridad de todo y de todos. Tenemos el potencial de poder cambiar nuestro destino, de lograr la habilidad de escoger nuestro camino. La senda que generalmente seguimos es impuesta por la norma establecida. Como fue mencionado en un artículo previo:
La Ley General, el Sistema impuesto, nos entrega algunas opciones de vida a seguir, lo que nos da la ilusión de que tenemos un amplio margen en el que parece que poseemos infinitas posibilidades y caminos que andar, pero realmente esta es una de las mayores mentiras que han grabado en nuestras mentes. Perdimos la capacidad de discernir, de ver la prisión en la que estamos viviendo.
Pero no es una prisión únicamente física, en la que nos debemos a unas obligaciones con el Estado y con la sociedad. He oído decir a muchas personas que la mejor manera de escapar del sistema es irse a vivir al campo, ser autosustentable dejando de lado la dependencia que tenemos a la civilización. Eso no está mal. El problema es que, dentro de nuestras psique nos llevaremos al monstruo que la habita - la Mente del Predador que diría Castaneda- allá a dónde vayamos. Por este motivo, muchas de las comunidades alternativas que se han creado - simulaciones de las antiguas comunas hippies- han terminado siendo un nido de disputas, envidias y mala convivencia. Han dejado físicamente la despótica civilización, pero se la han llevado dentro de ellos.
Así pues, es necesario un esfuerzo voluntarioso y continuado el de crear en sí mismo un centro de gravedad que sea la base de nuestro trabajo interno, con el que paso a paso lograremos limpiar nuestras impurezas psiquícas, para luego ser capaces de ayudar a los demás a que puedan hacer lo mismo, creando los lazos necesarios para reconstruir una sociedad sana. Laura Knight-Jadczyk escribió:
Es esencial que nos hagamos dueños de nuestras vidas si existe en nosotros el deseo interno de evolucionar. Dejar de ser títeres de las circunstancias externas, convirtiéndonos en los conductores de nuestro propio destino.
"La evolución del hombre es la evolución de su conciencia. Y la "conciencia" no puede evolucionar inconscientemente. La evolución del hombre es la evolución de su voluntad, y la "voluntad" no puede evolucionar involuntariamente. La evolución del hombre es la evolución de su poder de "hacer", y el "hacer" no puede ser el resultado de lo que "sucede"" G.I Gurdjieff
"La evolución del hombre es la evolución de su conciencia. Y la "conciencia" no puede evolucionar inconscientemente. La evolución del hombre es la evolución de su voluntad, y la "voluntad" no puede evolucionar involuntariamente. La evolución del hombre es la evolución de su poder de "hacer", y el "hacer" no puede ser el resultado de lo que "sucede"" G.I Gurdjieff
Comentario: Es posible leer el segundo articulo artículo de esta serie aquí: Encadenados a nosotros a mismos
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