"La unidad es la variedad, y la variedad en la unidad es la ley suprema del universo." Isaac Newton
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Existe un mundo y una verdad objetiva. Y dentro de este mundo hay múltiples ramificaciones que componen lo que podemos considerar la Realidad. Y debido a que la Realidad está fragmentada, cada civilización, cultura, religión, grupo e/o individuo le da una interpretación particular a dichos fragmentos que proviene de su idiosincrasia. Por tanto, ésas interpretaciones pueden ser erróneas, carentes de datos, enmarcadas por el marco subjetivo característico de la humanidad. Además, desde la persona normal de la calle pasando por el investigador más ávido, podemos observar que existe la costumbre de enfocarse en muy pocos aspectos de la totalidad de lo que compone la Realidad, y peor aún, no suelen relacionar unos aspectos con otros. Cuando se habla de meteorología, no se habla de sociología. Cuando se trata de conspiraciones, no suele hablarse de psicología. Si estudiamos asuntos que guardan relación con el desarrollo del ser humano - lo que se suele llamar espiritualidad-, no se habla de la Patocracia.

Con estas palabras quiero iniciar un pequeño análisis de lo que supone para el conjunto humano centrarse tan sólo en una serie de aspectos de la Realidad y obviar otros tantos que verdaderamente, si de forma global se hiciera el ejercicio de atar cabos y de comprender que la Realidad es una y que es nuestra labor buscar las relaciones entre sus fragmentos, llegaríamos a tener el mapa completo, y así podríamos vivir con conocimiento y actuando en consecuencia en cada situación concreta o momento histórico determinado.

Saber y comprender

"Con el pensamiento ordinario, la gente no distingue entre saber y comprensión. Piensan que cuanto más saben tanto más deben comprender. Es por esto que acumulan el saber o lo que ellos así llaman, pero no saben cómo se acumula la comprensión y no les importa saberlo." G.I. Gurdjieff

El primer problema que nos encontramos a la hora de abordar cualquier temática, es el de la comprensión. En esta época tenemos acceso a una cantidad ingente de información. Existe un infinito abanico de opciones a la hora de informarnos sin precedente en la Historia. Pero el que haya una amplísima disposición de información a nuestro alcance, no significa necesariamente que seamos más inteligentes o que estemos más preparados ante las circunstancias de la vida. Sencillamente sabemos más cosas. ¿Y acaso no significa que el que sepamos más cosas seamos de alguna manera superiores que nuestros ancestros? No. Porque saber no es lo mismo que comprender.

El estudio de la Realidad no se basa únicamente en el acopio de información y datos. Es necesario integrar el conocimiento aprendido dentro de uno mismo.

Saber es poseer información sobre algo concreto sin necesidad de haberlo comprendido ni llevado a su aplicación. Se pueden saber muchas cosas, poseer mucha información leyendo libros o escuchando conferencias, pero la simple información no produce resultados transformadores en el Ser de ningún individuo. Escribió el profesor de filosofía Jacob Needleman:
"[...] Las ideas filosóficas no cambian nada en la vida de un individuo. Sin el conocimiento práctico de cómo llevar las grandes ideas al corazón e incluso a los tejidos del cuerpo, la filosofía no nos puede llevar muy lejos."[del Cristianismo olvidado]
Los estudios sobre la Realidad, para que puedan ser útiles y transformadores en una persona, han de ser comprendidos, es decir, integrados en el propio Ser. El conocimiento aprendido tan sólo es válido de esta manera. Comprender, entonces, es integrar dentro de sí una información concreta, convirtiéndola en parte de uno mismo. A diferencia del saber, que tan sólo tiene relación con el intelecto, la comprensión es la asimilación de una información tanto en el plano intelectual como en el plano emocional e incluso físico.

El estudio de la Realidad no termina en la comprensión. La comprensión transporta al estudiante al conocimiento práctico de la información asimilada e integrada. El Conocimiento es la aplicación práctica del saber y la comprensión en el momento, situación y ámbito requerido. El Conocimiento es el saber-hacer. ¿De qué nos sirve saber algo si luego no tenemos el conocimiento apropiado para utilizarlo?

Para comprender de forma práctica lo que estamos hablando, vamos a ejemplificarlo. Imagínense a una persona que abre la TV y se dispone a ver el noticiero. El presentador nos "informa" - o desinforma- sobre las atrocidades que se están cometiendo en una zona de guerra. Generalmente, la reacción de esta persona suele ser la de cierto desinterés, ya que a continuación darán las novedades deportivas del día y aquí paz y después gloria. En parte, esto ocurre porque la mass media actúa con ése propósito, y en parte también porque nuestro televidente no está comprendiendo lo que ocurre. Apenas tiene algunos datos, y aunque sabe que se están cometiendo asesinatos e injusticias, en realidad no le importa demasiado. Si hiciera un ejercicio de comprensión, primeramente se preguntaría por qué ocurren estas cosas. Informándose un poco más y haciendo un ejercicio de empatía hacia ésa situación, podrá meterse al menos mínimamente en la piel del suceso, y por tanto, comprender una parte de lo que ocurre. Y ése hecho, aunque pueda parecer a primera vista poco importante, es un acto que cambia la percepción sobre el tema por el que se ha interesado.

Extrapolemos este ejercicio a nuestra vida cotidiana. Imaginemos de nuevo a nuestro hipotético televidente, que en su lugar de trabajo tiene un encontronazo con un compañero porque éste le ha hablado mal, le ha faltado el respeto gritándole y lleva todo el día de mal humor. Bien, nuestro muchacho/a tiene la opción de entrar en ése juego de "a ver quién puede más", o evitar la situación como pueda. Después de la discusión, tiene la opción de preocuparse únicamente de la falta de respeto que ha sufrido, de qué pensarán los demás de lo que han visto, de sus propias emociones, etc.; o la alternativa de ejercer un acto de comprensión.

Bien, si nuestro chico/a hiciera un ejercicio de empatía para comprender - y no sólo saber- porqué su compañero ha actuado así, si fuera empático con la situación que vive este compañero, podría adquirir una nueva calidad perceptual en cuanto a él y esto podría extenderse a otras situaciones y personas. Percibiría a las personas de otra manera porque dejaría de ser egoísta y comenzaría a comprender las características y situaciones de los demás. Este acto amplia la comprensión y conocimiento de la Realidad en lo referente a nosotros mismos y lo que vivimos. 

Separatismo consensuado

De forma un tanto extraña - por describir de alguna manera el siguiente hábito-, la especialización en todas las ramas del conocimiento ha provocado de forma consciente o inconsciente la aparición de un separatismo consensuado entre unas y otras ramas del saber. Ya he comentado al principio que cuando se habla de una rama de la ciencia, no se suele relacionar con otra -o no suficientemente-, ya que a veces pareciera que una rama pueda ser incluso antagonista de una que estudie cosas diferentes. Sí, el concepto de "separatismo consensuado" es un oxímoron en toda regla, pero es una realidad que no sólo la encontramos en el campo de la ciencia, sino en el conjunto social, ya que las personas tenemos la tendencia de clasificar los componentes de la Realidad sin unirlas entre ellas; es más, las separamos. Y todos están de acuerdo en que es lo correcto. Por tanto, el separatismo consensuado es la costumbre de separar el conocimiento sin que apenas se cree un nexo de unión entre las partes, siendo así aceptado por la mayoría.

Voy a ponerles algunos ejemplos. Tan sólo son ejemplos que me he encontrado en mi vida, pero espero que sean útiles para comprender de qué estamos hablando.

Por circunstancias de la vida, he tenido bastante contacto con personas que buscan la espiritualidad - o lo que creen que es espiritualidad-. Estas personas, ya de entrada, suelen demarcar de forma pronunciada una barrera entre los "asuntos del espíritu" y la problemática social en la que puedan estar viviendo. Viven sumergidos en una burbuja en la que no existe ningún interés por conocer el ambiente en el que cohabitan con los demás, porque consideran que hay que enfocarse tan sólo en lo espiritual, en el Alma, y que pensar en las cosas malas que ocurren es rebajarse y disminuir sus vibraciones de conciencia - sé que es una ensalada de palabras sin sentido, pero les aseguro que lo he oído más de una vez-.

Pero si estas personas no conocen qué ocurre en el mundo real en el que viven, pueden ser víctimas de su ignorancia. Porque quizá están consumiendo alimentos perjudiciales para su salud, o compran productos que han sido fabricados por niños en condiciones terribles; o tienen su dinero guardado en un banco que alimenta la proliferación de armas nucleares. En este contexto, ¿de qué sirve centrarse en los "asuntos espirituales" si con pequeños actos estamos contribuyendo de una forma u otra a que los escenarios de maldad continúen en el planeta?

También, y esto es generalmente común, he conocido a personas indignadas con el sistema capitalista y que abogan por un cambio, pero que no llegan a comprender - aunque se las informe de ello- de que el culpable de la coyuntura actual no es el capitalismo per se, sino que la causa es la Patocracia, y que el capitalismo es un síntoma de ello. Pero igualmente, parece ser complicado que la población haga relaciones entre la psicopatología y la política o en el análisis de los Sistemas, ya que incluso llegan a mofarse de ello y a rechazarlo tajantemente.

Y en este caso, si no se hace la apropiada relación entre política y psicopatología, siempre seremos víctimas de la Patocracia, ya sea bajo el nombre de capitalismo, socialismo, etc.

Nadie está exento de caer en el separatismo consensuado. Es un hábito muy arraigado en la civilización. Cada persona o grupo percibe la Realidad de una manera concreta, y ése marco en el que se mueven no les permite ver más allá de lo impuesto. Así que es difícil encontrar a grupos que se preocupen de temas espirituales y política al mismo tiempo, o de ufología y psicología a la vez, o de nutrición y religiones. Si las ramas del conocimiento son unidas objetivamente entre sí, podemos ver que todo lo que existe está relacionado, y que centrarnos o especializarnos en tan sólo unas pocas ramas del saber no nos ayuda demasiado a la hora de comprender la Realidad en su conjunto.

Profundizando en el aspecto individual de cada persona, nos encontramos con otro ejemplo de separatismo consensuado y que afecta a la comprensión de uno mismo y el entorno. Uno puede llegar a darse cuenta de lo destructivo que es el sistema o que la sociedad como conjunto se encuentra en un proceso de acelerada degradación; impera el consumismo, el individualismo, la vanidad, la competitividad entre compañeros, la ausencia de espíritu crítico, etc., etc. Todo el mundo culpa a los políticos, a Hollywood, a la televisión y a todo aquello que pueda condicionar a la población. Pero, ¿alguien piensa en que la corrupción de una sociedad se inicia con la escolarización? La escolarización es algo que se menciona en la crítica social, pero para la población parece que sigue siendo una vaca sagrada. La escolarización es el adoctrinamiento hacia la estupidez. John Taylor Gatto, en su libro "Historia secreta de la educación", comenta:
La gente corriente envía sus hijos a la escuela para que sean inteligentes, pero lo que enseña la escuela moderna es la estupidez. Es una idea religiosa fuera de control. No tiene que aceptar esto, sin embargo, para darse cuenta de que esta clase de economía estaría amenazada si demasiada gente inteligente supiera demasiado. [...]

La estupidez a la antigua acostumbraba a ser simple ignorancia. Ahora la ignorancia ha sido transformada en categorías matemáticas permanentes de estupidez relativa como «dotados y con talento», «grupo principal» o «educación especial». Categorías en que el aprendizaje es racionado para bien de un sistema de orden. La gente estúpida ya no es simplemente ignorante. Ahora es adoctrinada, su mente condicionada con dosis sustanciales de desinformación preparada comercialmente con propósitos tranquilizadores.

Jacques Ellul, cuyo libro Propaganda es una reflexión sobre el fenómeno, nos avisó de que los niños prósperos son más susceptibles que los otros a los efectos de la escolarización, porque se les promete más confort y seguridad permanentes a cambio de la rendición total:

"El juicio crítico desaparece completamente, porque de ninguna forma puede jamás existir juicio crítico colectivo [...] El individuo no puede seguir juzgando por sí mismo porque inevitablemente relaciona sus pensamientos con todo el complejo de valores y prejuicios establecidos por la propaganda. Respecto a las situaciones políticas, se le dan hechos juicios de valor investidos con el poder de la verdad por [...] la palabra de expertos."

La nueva estupidez es particularmente mortal para los chicos de clase media o media-alta, ya hechos superficiales por múltiples presiones para conformarse, impuestas por el mundo exterior a sus padres normalmente ligeramente arraigados. Cuando llegan a adultos, están convencidos de que tienen que saber algo porque sus títulos y licencias eso dicen.

Permanecen así convencidos hasta que un divorcio inesperadamente brutal, una reducción de personal a media edad o ataques de pánico sin sentido perturban el equilibrio precario de su humanidad incompleta, de sus vidas adultas nacidas muertas. [...]

Ellul lo describe así:
"El individuo no tiene ocasión de ejercer su juicio sea en cuestiones de principio o en sus implicaciones. Esto lleva a la atrofia de una facultad no ejercida con facilidad bajo [las mejores] condiciones [...] Una vez el juicio personal y las facultades críticas han desaparecido o se han atrofiado, no reaparecerán simplemente cuando la propaganda se suprima [...] se necesitarían años de educación intelectual y espiritual para restaurar esas facultades. El que está sometido al influjo de la propaganda, al ser privado de una propaganda, adoptará inmediatamente otra. Esto le ahorrará la agonía de encontrarse vis a vis con un acontecimiento sin una opinión confeccionada."
Una vez los mejores niños son rotos por un sistema así, se desintegran moralmente, pasando a ser dependientes de la aprobación del grupo. Una alumna de mérito nacional de mi propia familia escribió una vez que su sueño era ser «una pequeña parte de una gran máquina». Eso me rompió el corazón. Lo que los chicos atontados por la escolarización no pueden hacer es pensar por sí mismos o estarse tranquilos alguna vez durante mucho rato sin sentirse locos. Los chicos y chicas idiotizados muestran dependencia explotable de muchas formas por las personas mayores especialistas en ello.
Se puede llegar a tildar de exagerado considerar que la estupidez se enseña, pero si analizamos la creatividad, el pensamiento crítico y los juicios de valor del ciudadano de a pie, constataremos que por desgracia dicha apreciación es muy cierta. Piensen en la predisposición a comportarnos de forma gregaria, o de cómo somos fácilmente manipulables - recuerden el efecto de la tercera persona para no caer en la idea de creerse uno mismo como "no manipulable-. La pusilanimidad y el consecuente gregarismo son características sociales que borran por completo la capacidad de pensar por uno mismo, y por tanto de tener la opción de vivir libremente.

"Nadie es más esclavo que el que se tiene por libre sin serlo." Goethe