EEUU no domina el mundo por formulaciones doctrinarias político-diplomáticas o eventuales discursos "democráticos" o "militaristas" de sus presidentes, sino porque impone al resto de los países la lógica de su poderío militar y económico, indestructible, salvo por un estallido nuclear del planeta. Este informe describe la estructura funcional de ese poder desplegado a escala global.
1) El discurso impuesto como realidad
La prensa mundial y los analistas del sistema han puesto de "moda" el análisis de los procesos económicos, militares y políticos de EEUU partiendo de los discursos del empleado (el presidente de turno en la Casa Blanca) y no de la dinámica funcional del patrón (los intereses de la estructura capitalista que controla al presidente de EEUU).
En los medios de comunicación del sistema la interpretación del rol del presidente de EEUU está generalmente disociada de los intereses estratégicos (planetarios) del poder capitalista que representa la Casa Blanca.
La costumbre mediática de analizar los discursos del gerente USA despojados de la realidad estructural totalizada de la empresa capitalista imperial que controla la Casa Blanca, dio como resultante que las mayorías planetarias crean que los EEUU se manejan exclusivamente por la voluntad y la decisión de sus presidentes de turno.
Este falsa percepción (inducida por el propio poder imperial) se traslada a las mayorías que hablan y "comentan familiarmente" sobre los presidentes USA como si fueran personajes de la farándula, ignorando por completo larealidad estructural y funcional del poder estratégico de dominación imperial de EEUU que los controla.
Esta disociación conceptual entre el poder imperial central y los discursos de su presidente de turno, posibilitó recrear la mística del "nuevo sueño americano" y generar una expectativa de "reciclamiento democrático"del Imperio USA en la figura y en los discursos de Barack Obama.
Obviando la realidad estratégica del dominio hegemónico geopolítico-militar-nuclear de EEUU (cuya dinámica se nutre y retroalimenta con la conquista militar permanente de países y la depredación de recursos estratégicos a escala global) la prensa mundial y sus analistas edificaron en la figura y en los discursos de Obama una "nueva alternativa mundial" con EEUU renunciando a su status de potencia imperial dominante.
Con el acceso de Barack Obama a la presidencia de EEUU, se desarrolló una campaña mediática destinada a hacer creer a las mayorías mundiales que la primera potencia capitalista imperial, empantanada en Irak y Afganistán, con su sistema financiero pulverizado por la crisis y por una recesión económica de efectos imprevisibles, se puede recrear a sí misma generando nuevas expectativas y cambios "democráticos" de política a nivel mundial.
Como sostiene Henry Kissinger, Barack Obama proclamó desde su discurso "una especie de orden mundial sin una potencia dominante en el que la potencia que puede dominar dirige a través de la automoderación".
De acuerdo con el histórico gurú del capitalismo imperial, en el discurso de Obama "el liderazgo estadounidense deriva de la disposición a escuchar y de afirmaciones inspiradoras. La acción común surge de convicciones compartidas. El poder emerge de un sentido de comunidad, no de la acción unilateral, y se ejerce mediante la asignación de responsabilidades según los recursos de un país".
Desde el punto de vista de la realidad estratégica imperial, el nuevo orden mundial "multilateral" proclamado por Obama sólo se trata de ilusionismo fabricado para incautos.
La construcción conceptual y discursiva de un EEUU "automoderado" que rompe con la "unilateralidad militarista" de la era Bush, ya choca con la realidad de la gestión de Obama en la Casa Blanca.
Vale recordar que, durante sus primeros 90 días de gobierno, y mientras reafirmaba en sus discursos la "renuncia de EEUU a su rol de potencia imperial dominante", Barack Obama decidió profundizar la ocupación militar enviando más tropas a Afganistán, elevar el presupuesto militar estadounidense a niveles récord, e imponer (a través del G-20 y el FMI) un nuevo plan de endeudamiento para hacer pagar la crisis financiera imperial a los pueblos de Asia, África y América Latina.
Esta es la mejor prueba de que las políticas estratégicas de supervivencia imperial del Estado USA están por encima de la voluntad personal (o del discurso electoral) del eventual gerente que ocupe la Casa Blanca.
Como ya está probado en forma histórica y estadística: En EEUU, la potencia locomotora del capitalismo a escala global, no gobiernan los presidentes o los partidos, sino la élite económica-financiera (el poder real) que controla la Reserva Federal, el Tesoro, Wall Street, el Complejo Militar Industrial y Silicon Valley.
Terminada las luces artificiales de la campaña electoral, demócratas y republicanos dejan de agredirse y se complementan en un diseño de política estratégica de Estado en defensa de los intereses de las grandes corporaciones económicas que marcan el accionar de las políticas internas y de la conquista de mercados encubierta en las "guerras preventivas" contra el "terrorismo".
Y en la práctica, esas políticas imperiales (y su continuidad en el tiempo) no tienen nada que ver con el discurso y los nuevos preceptos "doctrinarios" expresados por el gerente de turno en la Casa Blanca.
2) El poder militar imperial
Como primer concepto estratégico, es necesario aclarar que EEUU no domina el mundo ni se constituyó en primera potencia imperial capitalista con los discursos de sus presidentes eventuales, sino con el aparato nuclear-militar más poderoso del mundo, siete flotas con poder atómico surcando los océanos y cerca de mil bases militares rodeando los puntos estratégicos del planeta.
A la hora de controlar el mundo del capitalismo trasnacionalizado, EEUU no utiliza discursos presidenciales sino estrategias de dominación enmarcadas en la supremacía mundial de su poderío militar y económico.
La actual proyección global del poder militar EEUU, se divide en cinco comandos regionales distribuidos en los cinco continentes: el Joint Forces Command(USJFCOM) para la región de América del Norte; el Southern Command (USSOUTHCOM) para América del Sur; el Pacific Command (USPACOM) para Asia y Oceanía; el European Command (USEUCOM) para Europa y África; y el Central Command (USCENTCOM) para las regiones del noreste y cuerno africano, Península Arábiga, Golfo Pérsico y Asia Central.
EEUU posee el mayor arsenal de armas de destrucción masiva del mundo, y es el único que ha utilizado alguna vez armas nucleares en la práctica, contra las ciudades japonesas de Hiroshima y Nagasaki (6 y 9 de agosto de 1945). En la actualidad el arsenal nuclear USA cuenta con 534 misiles balísticos intercontinentales (ICBM) de los modelos Minuteman III y Peacekeeper; 432 misiles balísticos de lanzamiento submarino (SLBM) Trident C4 y D5 (desplegados en los 17 submarinos clase Ohio) y aproximadamente dos centenares de bombarderos nucleares de largo alcance, entre los que se cuentan 16 "invisibles" del tipo B-2. El total de cabezas nucleares desplegadas podría oscilar, según fuentes militares, entre 5.000 y 10.000.
Exceptuando Rusia, el poder nuclear-militar de EEUU supera al de todas las superpotencias capitalistas juntas.
Con un presupuesto que ya alcanza los US$ 800.000 millones
las fuerzas armadas combinadas del Pentágono superan los dos millones de efectivos, esparcidos en los cinco continentes, equipados con la mejor tecnología del mundo, con el mejor entrenamiento y la mejor paga profesional de todo el planeta.
EEUU cuenta con cerca de mil bases militares distribuidas en todo el mundo y un despliegue operativo de sus fuerzas armadas que abarca a más de 180 países de Europa, Asia, África y América Latina.
Su estructura de poder naval cubre todos los océanos y mares del mundo con siete flotas operativas cuyas unidades de combate (buques, submarinos y aviones) están equipadas con poder nuclear.
Ese poder hoy no está al servicio de los discursos "democráticos" de Obama, sino (como siempre lo estuvo) al servicio de la expansión de los bancos y corporaciones imperiales que extraen su mayor tasa de rentabilidad capitalista de las políticas de conquista militar que sostienen el edificio de la primera potencia imperial.
3) La línea de continuidad histórica
Hay una línea de continuidad históricaque rige la política militar del imperio rector (más allá del discurso de sus presidentes):
Con la administración del demócrata James Carter, en la década del setenta, se estableció la llamada "Doctrina Carter" que estipuló que cualquier movimiento por parte de un poder "hostil" que pretendiera ganar el control de la región del Golfo Pérsico, - y consecuentemente sobre los enormes recursos energéticos de la misma - deberá ser considerado como un ataque contra los intereses vitales de EEUU justificando el uso de la fuerza militar para rechazarlo.
Durante la administración del republicano Ronald Reagan, en enero de 1983, las Rapid Deployment Joint Task Forces (RDJTF) se convirtieron en el US Central Command (USCENTCOM), cuya misión abarca la proyección estratégica del poder militar de EEUU sobre los recursos energéticos gasíferos del Golfo Pérsico, el Cáucaso y Asia Centralque contienen más del 70% de las reservas mundiales.
El republicano George Bush (padre de W), en 1991 lanzó la primera guerra contra Irak que tuvo como misión reposicionar estratégicamente las fuerzas militares de EEUU en el Golfo Pérsico con proyección hacia las regiones petroleras de Cáucaso y el Asia central.
Con el demócrata Bill Clinton, el aparato militar de EEUU profundizó su avance y extendió su cadena de bases en el Asia Central y en el Cáucaso, se posicionó en el territorio del ex imperio soviético de Europa del Este con el bombardeo y posterior control de Yugoslavia, y sentó las bases de la invasión a Irak con los bombardeos preventivos a ese país.
Con el republicano George W Bush, y bajo el precepto doctrinario de la "guerra contraterrorista", EEUU invadió militarmente dos enclaves estratégicos para su proyecto de apoderamiento de los recursos energéticos del Golfo Pérsico y del Asia Central: Irak y Afganistán.
Al demócrata Barak Obama, le toca la misión de ampliar y extender el dispositivo del control geopolítico militar sobre los corredores energéticos euroasiáticos con la ocupación militar de Pakistán, el reposicionamiento del poder de EEUU en el Caucaso, y la profundización del control sobre la "llave petrolera" del Golfo Pérsico destruyendo el poder militar de Irán.
Como se puede apreciar, esta realidad emergente de las necesidades estratégicas (reales) de supervivencia del Imperio militar norteamericano no tiene nada que ver con el discurso "democrático"(irreal) de Obama que compran y venden a diario la prensa de mercado y los analistas del sistema.
4) El poder económico imperial
El poder militar de EEUU, y a modo de columna vertebral, sostiene y garantiza a su vez (en carácter de "policía mundial") la supremacía global y el orden vigente de su poder económico imperial expandido a escala planetaria.
Hay que que precisar que EEUU no cifra su poder de potencia económica hegemónica en los discursos de sus administradores (presidentes) de turno en la Casa Blanca, sino en la imposición imperial vigente del dólar como moneda de transacción y de reserva a escala mundial que le permite a Washington (el emisor del dólar) controlar los procesos tanto de los mercados internos como de los mercados internacionales del sistema capitalista a escala planetaria.
Un 80% de las transacciones internacionales, un 70% de las importaciones mundiales y la casi totalidad del comercio petrolero se realizan en dólares, según el Banco Mundial y el departamento de Comercio estadounidense.
Según el Banco Internacional de Pagos, el banco central de los bancos centrales, el dólar continúa siendo la "moneda favorita de los bancos centrales" y representa un 55% de sus activos y pasivos en moneda extranjera.
EEUU, la primera economía mundial, Europa, la segunda economía mundial, China, la tercera economía mundial, y Japón la cuarta economía mundial, realizan la mayoría de su comercio en dólares (además de yenes y euros).
Si la divisa estadounidense colapsara, colapsarían EEUU, la Unión Europea, China, Japón y Corea del Sur, (los mayores vendedores y compradores del mundo), que juntos suman más 70% de la economía mundial.
Y hay un tercer factor que cierra el círculo geométrico del poder imperial de EEUU: Las primeras 500 corporaciones comerciales, industriales, financieras y tecnológicas del planeta (que dominan los procesos económicos productivos y los comercios exteriores de los países a nivel mundial) cotizan en Wall Street, valorizan sus activos en dólares y depredan el planeta protegidas bajo el "paraguas lobbista" de las embajadas USA.
Además, las más poderosas corporaciones económicas imperiales adquieren bonos del Tesoro de EEUU como "refugio" ante la crisis global, y la mayoría abrumante de los países subdesarrollados o emergentes de Asia, Africa o América Latina tiene sus reservas en dólares y también adquieren papeles del banco central norteamericano para escapar del colapso económico.
Esta realidad, estadística y verificable, y no el discurso de los presidentes de turno en Washington, es lo que determina las bases estratégicas del poder imperial de EEUU asentado sobre el poder nuclear-militar y la supremacía económica global con el dólar como moneda patrón.
En resumen, EEUU no domina el mundo por medio de eventuales formulaciones doctrinarias político-diplomáticas de "unilateralidad" o "multipolaridad", o por los eventuales discursos "democráticos" o "militaristas" de sus presidentes, sino porque impone al resto de los países la lógica de su poder militar y económico, indestructible, salvo por un estallido nuclear del planeta.
En este escenario ¿quién puede pensar lógicamente que EEUU va a resignar "mansamente" su rol de potencia dominante, a desaparecer como Imperio regente del sistema capitalista, sin utilizar antes el poder militar destructivo más poderoso del planeta?
¿Y quien puede pensar, sin pecar de insano mental, que EEUU va a renunciar a su dominio militar, a su condición de potencia económica capitalista dominante, para convertirse en una Estado "democrático" que respeta el derecho de los demás por la simple voluntad de Obama?.
Solamente la ignorancia generalizada sobre quién es el empleado(Obama) y quién es el patrón (la estructura de poder imperial que controla la Casa Blanca) permite a la prensa del sistema poner a Obama y sus discursos como si fueran el centro decisivo del poder imperial.
1) El discurso impuesto como realidad
La prensa mundial y los analistas del sistema han puesto de "moda" el análisis de los procesos económicos, militares y políticos de EEUU partiendo de los discursos del empleado (el presidente de turno en la Casa Blanca) y no de la dinámica funcional del patrón (los intereses de la estructura capitalista que controla al presidente de EEUU).
En los medios de comunicación del sistema la interpretación del rol del presidente de EEUU está generalmente disociada de los intereses estratégicos (planetarios) del poder capitalista que representa la Casa Blanca.
La costumbre mediática de analizar los discursos del gerente USA despojados de la realidad estructural totalizada de la empresa capitalista imperial que controla la Casa Blanca, dio como resultante que las mayorías planetarias crean que los EEUU se manejan exclusivamente por la voluntad y la decisión de sus presidentes de turno.
Este falsa percepción (inducida por el propio poder imperial) se traslada a las mayorías que hablan y "comentan familiarmente" sobre los presidentes USA como si fueran personajes de la farándula, ignorando por completo larealidad estructural y funcional del poder estratégico de dominación imperial de EEUU que los controla.
Esta disociación conceptual entre el poder imperial central y los discursos de su presidente de turno, posibilitó recrear la mística del "nuevo sueño americano" y generar una expectativa de "reciclamiento democrático"del Imperio USA en la figura y en los discursos de Barack Obama.
Obviando la realidad estratégica del dominio hegemónico geopolítico-militar-nuclear de EEUU (cuya dinámica se nutre y retroalimenta con la conquista militar permanente de países y la depredación de recursos estratégicos a escala global) la prensa mundial y sus analistas edificaron en la figura y en los discursos de Obama una "nueva alternativa mundial" con EEUU renunciando a su status de potencia imperial dominante.
Con el acceso de Barack Obama a la presidencia de EEUU, se desarrolló una campaña mediática destinada a hacer creer a las mayorías mundiales que la primera potencia capitalista imperial, empantanada en Irak y Afganistán, con su sistema financiero pulverizado por la crisis y por una recesión económica de efectos imprevisibles, se puede recrear a sí misma generando nuevas expectativas y cambios "democráticos" de política a nivel mundial.
Como sostiene Henry Kissinger, Barack Obama proclamó desde su discurso "una especie de orden mundial sin una potencia dominante en el que la potencia que puede dominar dirige a través de la automoderación".
De acuerdo con el histórico gurú del capitalismo imperial, en el discurso de Obama "el liderazgo estadounidense deriva de la disposición a escuchar y de afirmaciones inspiradoras. La acción común surge de convicciones compartidas. El poder emerge de un sentido de comunidad, no de la acción unilateral, y se ejerce mediante la asignación de responsabilidades según los recursos de un país".
Desde el punto de vista de la realidad estratégica imperial, el nuevo orden mundial "multilateral" proclamado por Obama sólo se trata de ilusionismo fabricado para incautos.
La construcción conceptual y discursiva de un EEUU "automoderado" que rompe con la "unilateralidad militarista" de la era Bush, ya choca con la realidad de la gestión de Obama en la Casa Blanca.
Vale recordar que, durante sus primeros 90 días de gobierno, y mientras reafirmaba en sus discursos la "renuncia de EEUU a su rol de potencia imperial dominante", Barack Obama decidió profundizar la ocupación militar enviando más tropas a Afganistán, elevar el presupuesto militar estadounidense a niveles récord, e imponer (a través del G-20 y el FMI) un nuevo plan de endeudamiento para hacer pagar la crisis financiera imperial a los pueblos de Asia, África y América Latina.
Esta es la mejor prueba de que las políticas estratégicas de supervivencia imperial del Estado USA están por encima de la voluntad personal (o del discurso electoral) del eventual gerente que ocupe la Casa Blanca.
Como ya está probado en forma histórica y estadística: En EEUU, la potencia locomotora del capitalismo a escala global, no gobiernan los presidentes o los partidos, sino la élite económica-financiera (el poder real) que controla la Reserva Federal, el Tesoro, Wall Street, el Complejo Militar Industrial y Silicon Valley.
Terminada las luces artificiales de la campaña electoral, demócratas y republicanos dejan de agredirse y se complementan en un diseño de política estratégica de Estado en defensa de los intereses de las grandes corporaciones económicas que marcan el accionar de las políticas internas y de la conquista de mercados encubierta en las "guerras preventivas" contra el "terrorismo".
Y en la práctica, esas políticas imperiales (y su continuidad en el tiempo) no tienen nada que ver con el discurso y los nuevos preceptos "doctrinarios" expresados por el gerente de turno en la Casa Blanca.
2) El poder militar imperial
Como primer concepto estratégico, es necesario aclarar que EEUU no domina el mundo ni se constituyó en primera potencia imperial capitalista con los discursos de sus presidentes eventuales, sino con el aparato nuclear-militar más poderoso del mundo, siete flotas con poder atómico surcando los océanos y cerca de mil bases militares rodeando los puntos estratégicos del planeta.
A la hora de controlar el mundo del capitalismo trasnacionalizado, EEUU no utiliza discursos presidenciales sino estrategias de dominación enmarcadas en la supremacía mundial de su poderío militar y económico.
La actual proyección global del poder militar EEUU, se divide en cinco comandos regionales distribuidos en los cinco continentes: el Joint Forces Command(USJFCOM) para la región de América del Norte; el Southern Command (USSOUTHCOM) para América del Sur; el Pacific Command (USPACOM) para Asia y Oceanía; el European Command (USEUCOM) para Europa y África; y el Central Command (USCENTCOM) para las regiones del noreste y cuerno africano, Península Arábiga, Golfo Pérsico y Asia Central.
EEUU posee el mayor arsenal de armas de destrucción masiva del mundo, y es el único que ha utilizado alguna vez armas nucleares en la práctica, contra las ciudades japonesas de Hiroshima y Nagasaki (6 y 9 de agosto de 1945). En la actualidad el arsenal nuclear USA cuenta con 534 misiles balísticos intercontinentales (ICBM) de los modelos Minuteman III y Peacekeeper; 432 misiles balísticos de lanzamiento submarino (SLBM) Trident C4 y D5 (desplegados en los 17 submarinos clase Ohio) y aproximadamente dos centenares de bombarderos nucleares de largo alcance, entre los que se cuentan 16 "invisibles" del tipo B-2. El total de cabezas nucleares desplegadas podría oscilar, según fuentes militares, entre 5.000 y 10.000.
Exceptuando Rusia, el poder nuclear-militar de EEUU supera al de todas las superpotencias capitalistas juntas.
Con un presupuesto que ya alcanza los US$ 800.000 millones
las fuerzas armadas combinadas del Pentágono superan los dos millones de efectivos, esparcidos en los cinco continentes, equipados con la mejor tecnología del mundo, con el mejor entrenamiento y la mejor paga profesional de todo el planeta.
EEUU cuenta con cerca de mil bases militares distribuidas en todo el mundo y un despliegue operativo de sus fuerzas armadas que abarca a más de 180 países de Europa, Asia, África y América Latina.
Su estructura de poder naval cubre todos los océanos y mares del mundo con siete flotas operativas cuyas unidades de combate (buques, submarinos y aviones) están equipadas con poder nuclear.
Ese poder hoy no está al servicio de los discursos "democráticos" de Obama, sino (como siempre lo estuvo) al servicio de la expansión de los bancos y corporaciones imperiales que extraen su mayor tasa de rentabilidad capitalista de las políticas de conquista militar que sostienen el edificio de la primera potencia imperial.
3) La línea de continuidad histórica
Hay una línea de continuidad históricaque rige la política militar del imperio rector (más allá del discurso de sus presidentes):
Con la administración del demócrata James Carter, en la década del setenta, se estableció la llamada "Doctrina Carter" que estipuló que cualquier movimiento por parte de un poder "hostil" que pretendiera ganar el control de la región del Golfo Pérsico, - y consecuentemente sobre los enormes recursos energéticos de la misma - deberá ser considerado como un ataque contra los intereses vitales de EEUU justificando el uso de la fuerza militar para rechazarlo.
Durante la administración del republicano Ronald Reagan, en enero de 1983, las Rapid Deployment Joint Task Forces (RDJTF) se convirtieron en el US Central Command (USCENTCOM), cuya misión abarca la proyección estratégica del poder militar de EEUU sobre los recursos energéticos gasíferos del Golfo Pérsico, el Cáucaso y Asia Centralque contienen más del 70% de las reservas mundiales.
El republicano George Bush (padre de W), en 1991 lanzó la primera guerra contra Irak que tuvo como misión reposicionar estratégicamente las fuerzas militares de EEUU en el Golfo Pérsico con proyección hacia las regiones petroleras de Cáucaso y el Asia central.
Con el demócrata Bill Clinton, el aparato militar de EEUU profundizó su avance y extendió su cadena de bases en el Asia Central y en el Cáucaso, se posicionó en el territorio del ex imperio soviético de Europa del Este con el bombardeo y posterior control de Yugoslavia, y sentó las bases de la invasión a Irak con los bombardeos preventivos a ese país.
Con el republicano George W Bush, y bajo el precepto doctrinario de la "guerra contraterrorista", EEUU invadió militarmente dos enclaves estratégicos para su proyecto de apoderamiento de los recursos energéticos del Golfo Pérsico y del Asia Central: Irak y Afganistán.
Al demócrata Barak Obama, le toca la misión de ampliar y extender el dispositivo del control geopolítico militar sobre los corredores energéticos euroasiáticos con la ocupación militar de Pakistán, el reposicionamiento del poder de EEUU en el Caucaso, y la profundización del control sobre la "llave petrolera" del Golfo Pérsico destruyendo el poder militar de Irán.
Como se puede apreciar, esta realidad emergente de las necesidades estratégicas (reales) de supervivencia del Imperio militar norteamericano no tiene nada que ver con el discurso "democrático"(irreal) de Obama que compran y venden a diario la prensa de mercado y los analistas del sistema.
4) El poder económico imperial
El poder militar de EEUU, y a modo de columna vertebral, sostiene y garantiza a su vez (en carácter de "policía mundial") la supremacía global y el orden vigente de su poder económico imperial expandido a escala planetaria.
Hay que que precisar que EEUU no cifra su poder de potencia económica hegemónica en los discursos de sus administradores (presidentes) de turno en la Casa Blanca, sino en la imposición imperial vigente del dólar como moneda de transacción y de reserva a escala mundial que le permite a Washington (el emisor del dólar) controlar los procesos tanto de los mercados internos como de los mercados internacionales del sistema capitalista a escala planetaria.
Un 80% de las transacciones internacionales, un 70% de las importaciones mundiales y la casi totalidad del comercio petrolero se realizan en dólares, según el Banco Mundial y el departamento de Comercio estadounidense.
Según el Banco Internacional de Pagos, el banco central de los bancos centrales, el dólar continúa siendo la "moneda favorita de los bancos centrales" y representa un 55% de sus activos y pasivos en moneda extranjera.
EEUU, la primera economía mundial, Europa, la segunda economía mundial, China, la tercera economía mundial, y Japón la cuarta economía mundial, realizan la mayoría de su comercio en dólares (además de yenes y euros).
Si la divisa estadounidense colapsara, colapsarían EEUU, la Unión Europea, China, Japón y Corea del Sur, (los mayores vendedores y compradores del mundo), que juntos suman más 70% de la economía mundial.
Y hay un tercer factor que cierra el círculo geométrico del poder imperial de EEUU: Las primeras 500 corporaciones comerciales, industriales, financieras y tecnológicas del planeta (que dominan los procesos económicos productivos y los comercios exteriores de los países a nivel mundial) cotizan en Wall Street, valorizan sus activos en dólares y depredan el planeta protegidas bajo el "paraguas lobbista" de las embajadas USA.
Además, las más poderosas corporaciones económicas imperiales adquieren bonos del Tesoro de EEUU como "refugio" ante la crisis global, y la mayoría abrumante de los países subdesarrollados o emergentes de Asia, Africa o América Latina tiene sus reservas en dólares y también adquieren papeles del banco central norteamericano para escapar del colapso económico.
Esta realidad, estadística y verificable, y no el discurso de los presidentes de turno en Washington, es lo que determina las bases estratégicas del poder imperial de EEUU asentado sobre el poder nuclear-militar y la supremacía económica global con el dólar como moneda patrón.
En resumen, EEUU no domina el mundo por medio de eventuales formulaciones doctrinarias político-diplomáticas de "unilateralidad" o "multipolaridad", o por los eventuales discursos "democráticos" o "militaristas" de sus presidentes, sino porque impone al resto de los países la lógica de su poder militar y económico, indestructible, salvo por un estallido nuclear del planeta.
En este escenario ¿quién puede pensar lógicamente que EEUU va a resignar "mansamente" su rol de potencia dominante, a desaparecer como Imperio regente del sistema capitalista, sin utilizar antes el poder militar destructivo más poderoso del planeta?
¿Y quien puede pensar, sin pecar de insano mental, que EEUU va a renunciar a su dominio militar, a su condición de potencia económica capitalista dominante, para convertirse en una Estado "democrático" que respeta el derecho de los demás por la simple voluntad de Obama?.
Solamente la ignorancia generalizada sobre quién es el empleado(Obama) y quién es el patrón (la estructura de poder imperial que controla la Casa Blanca) permite a la prensa del sistema poner a Obama y sus discursos como si fueran el centro decisivo del poder imperial.
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